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Angel Siseñor (2)

Una vez mas aparece una entrada en este blojjj con números redondos. La nº 300. Y esta vez lo vamos a celebrar con pocas palabras; tan sólo dos. Las mismas y únicas que repitió constantemente durante doce años aquel individuo de aspecto anodino, mediana edad, vestido con traje negro, camisa blanca y pajarita, nacido en 1953 para El DDT (que antes era El DDT contra las Penas y acabó siendo DDT). Creado por Manuel Vázquez Gallego, este personaje, que sin ser calvo tenía cuatro pelos, y ninguno de ellos de tonto, basó su existencia en sobrevivir a ella pronunciando únicamente esas palabras respetuosas y aquiescentes, y obligado por ello a vivir bajo... palabra. Parece que a veces decía mas que lo que alcanzábamos a oir, en este caso a leer. Aparte del doble sentido que esta frase pueda tener, que la tiene, pues Ángel Siseñor era, como su creador, un tipo subversivo, subversivo del humor también, parece ser que los que compartían sus historias le oían más que nosotros, como podreis ver más abajo en la historieta de la vela.

El personaje también compartía, esta vez páginas, con los Diálogos para Besugos de Armando Matías Guiu, con frases del mismo autor, que llamaba "Pensamientos Mentales",  con entrevistas de El Repórter Tribulete a celebridades, reales o ficticias, incluído el mismo padre de la critatura (de las dos, Ángel y Tribu), publicidad y chistes variados, siempre a un costado de la página, derecha o izquierda, daba igual. Dependía de la maquetación. La cosa era que Ángel Siseñor siempre tiraba más hacia el centro. El centro del tebeo, según lo abrías.

También compartió página con Mi Tio Magdaleno (el de Conti), pero su compañero más fiel y duradero, o al menos el que más recuerda este pobre escribiente, pa servirles a tos ustedes, fué uno de esos tipos bajitos de grandes barbas de Schmidt con nombre de monje ruso; Rasputín.
Decir sólo Si Señor durante 12 años es duro.Por eso hay excepciones que rompen la regla, pero tienen consecuencia o explicación.En el n° 283 de El DDT (1956), el pobre emite un sonoro "¡No, señor!"que, acaba llevándole inmediatamente al psicoanalista,o en el DDT nº 144 donde habla más que nunca en su vida, pero como lo que hacía era intentar cobrar nada menos que a Vázquez una deuda, que sepamos, jamás volvió a abrir la boca para decir nada que no fuera su eterna letanía. 

Hay que ser un genio, como poco, para sacar adelante durante más de una década historietas en las que el personaje principal solo diga Si Señor. Más aún que si las historieas fueran totalmente mudas. Por si hacía falta aclararlo, Vázquez lo era. Mudo no. Genio. Y también lo era Ángel Siseñor para sobrevivir durante tanto tiempo diciendo tan poca cosa, que mucho era, aunque le costara a veces acabar encarcelado, arruinado, apaleado, vituperado o mal casado. Tambien acababa enriquecido o encumbrado, y desde luego, por encima de todos, a los que siempre dejaba epatados.  Igual intentaba caer a todo el mundo, por lo que siempre decía que si señor a todo, pero desde luego, jamás mentía. Aunque sí que le creció la nariz, aunque esto fué consecuencia de la evolución gráfica del estilo de su padre.

Ángel Siseñor salía en los periódicos del Universo Bruguera por sus inusuales logros. Su vida era surrealista y convertía en realidad (realidad brugueriana) los juegos de palabras más peregrinos. También sobrevivió a la chimpaización, pues le dibujaron otros, pero en aquellas ocasiones, Bruguera tenía la decencia de no añadir el "por Vázquez" al título de la historieta. Sólo Vázquez supo transmitir con Don Ángel (que ya tiene una edad, seamos respetuosos) esa insubordinación a la lógica, esa rebeldía ante la realidad. Con un humor inteligente, de ese que muchos califican de adultos, e irónicamente, Don Ángel dejó de ser publicado en El DDT en 1964, justo cuando la cabecera fue rebautizada como DDT y publicada a un formato mayor como revista para adultos

Pero Don Ángel, que también naufragó en alguna de sus cortas historietas, siempre acababa saliendo a flote, y sobrevivió hasta el final de Bruguera, aunque fuera en forma de reediciones en toda la plantilla de revistas de la Editorial. Y más allá, pues fué reaprovechado por Ediciones B. (La del grupo Z. Ah!)

Y aquí acaban estas pocas palabras, con tan inestimable compañía para celebrar los 300 postsss de este vuestro blojjj, que completan  las ya escritas en sus inicios inciertos y dubitativos en este enlace.

Y ahora os dejamos con lo bueno.


¡Si señor!








Angel Siseñor (1)


En estos dos ejemplos comparte página con entrevistas ficticias y otra tira de Conti.
Ángel Siseñor fué creada por Manuel Vázquez en 1953 para el DDT.Pertecene al grupo de historietas de tamaño cuartilla que Bruguera emparejaba en sus revistas cuando la estructura del gag principal era demasiado breve para ser desarrollado en una página entera.Esta serie en principio muy limitada por la propia condición del personaje, se convirtió en la más longeva de esta revista con esta estructura, prolongando su aparición durante más de diez años, y siendo objeto de republicación en otras revistas de la misma editorial durante casi 20 años más (aunque esto era norma habitual con todas las "posesiones" brugueriles. Gracias a esta manía, las generaciones posteriores disfrutamos de estas "reediciones".
Ángel es un individuo sencillo medio de unos 20-30 años, suele vestir de negro con camisa blanca y una pajarita también negra. De carácter sumiso y complaciente, siempre contesta educadamente "Sí, señor" a todas las peticiones que recibe, por inverosímiles que parezcan. Ángel es incapaz de negarse a nada (ni tampoco de pronunciar ninguna otra palabra) de manera que todos a su alrededor se aprovechan de él.


Se siguió utilizando por parte de Bruguera años después, como todas. en este caso, cundo fué comprada junto a sus activos por el Grupo Zeta, creando Ediciones B.
Ángel Síseñor es una persona servicial en el más puro sentido del término que, no sólo es incapaz de negarse a ayudar al prójimo, sino que está fatalmente obligado a hacerlo porque esa es su naturaleza. Es servicial porque no puede ser otra cosa, literalmente. Sea cual sea la exigencia (que muchas veces incurre en el abuso) Ángel Síseñor se apresta a brindar su auxilio incondicionalmente.
Tiene un aspecto bondadoso y carente de elementos caracterizadores, similar al anterior vázquez Heliodoro, o al Calixto de Peñarroya, o al Casildo de Nadal. Pero su aspecto es lo de menos. Su caracterización es psicológica y representa uno más de los logros de su autor. Difícilmente, con una premisa tan coartante, se podía conseguir tal cantidad de soluciones argumentales.

En color, ediciones modernas.
Posteriormente, su “leit-motiv “ se convierte en el lema de lo inverosímil. Ya no es la respuesta atenta al desaprensivo que busca su ayuda, sino la afirmación de que lo imposible es posible, de que, por disparatada que sea la cuestión, para Ángel Síseñor no hay otra respuesta que “Sí señor”. Es entonces cuando Manuel Vázquez da rienda suelta a sus innumerables recursos imaginativos y traduce en imágenes “reales” los más absurdos sueños o las más improbables situaciones. En algunas ocasiones, Vázquez sucumbe a su afición de visualizar juegos de palabras (la especialidad de un personaje suyo posterior, el inspector O'Jal).


A partir de 1958 el personaje empezó a dar síntomas de cansancio y el autor ideó una manera de continuar sus historias cada vez más exagerada, jugando con las posibilidades gráficas de los bocadillos o llevando al extremo más absurdo sus contestaciones. Asímismo, el personaje empezó a cambiar su actitud con unas salidas cada vez más sorprendentes, que subrayaba con su habitual contestación "Sí, señor". Esta nueva etapa tuvo aún mejor acogida y mantuvo al personaje con vida seis años más.

Algunos sesudos de los que buscan tres pies al gato y pretenden llevarse el mérito por la idea más que el propio creador, dicen que este era un personaje que simbolizaba el sometimiento del pueblo español al régimen franquista.Esto es reducir la grandeza del personaje a nada, el no comprender como un genio puede sacar punta a tanto con tan poco; Ángel es esclavo de sí mismo, de sus limitaciones y su naturaleza, que le impulsan a actuar como le dicta su manera de ser.
¿Y quién no?