Ante ciertas declaraciones, acciones dudosas, tergiversaciones de la verdad, actitudes ante la vida que nada tienen que ver con lo que se supone que debería ser considerado humano, ya que no humanitario, arrebatos en general políticamente incorrectos, cuando quienes lo hacen se suponen que al menos tendrían que tener corrección política pues se dedican a ello, por más que la palabra política y todo lo que representa esté categóricamente desprestigiado, aunque que algunos se empeñen en convencernos de lo contrario, en fin, ante la cotidianidad, el día a día, lo que vemos en la prensa y, sobre todo, lo que no vemos, el Miajilla no comiquero ni cinematográfico despierta nuevamente para hablar, opinar e informar, avisando que la información ofrecida es abiertamente tendenciosa, como es lógico pues para eso es información y opinión, y si ellos pueden, yo debo.
Para encontrar determinadas informaciones, para enterarnos de determinadas cosas, sea cual sea l tendencia, a veces, cada vez más, hay que recurrir a medios no oficiales, lo que tiene algún que otro inconveniente, pues si de los mass media conocemos sus tendencias, y sabemos de qué pié cojea la SER o la COPE, EL PAIS o el ABC, de los nuevos medios que van surgiendo gracias a la momentánea libertad de expresión que suponen las nuevas tecnologías desconocemos su tendencia dada su falta de profesionalidad, que no su ímproba dedicación, y podemos encontrarnos con una información sesgada disfrazada de verdad por no pertenecer a ningún medio a sueldo de Moscú, Washington o La Moncloa (pffff), dicho sea esto con el significado que tenía antes, sobre todo lo de Moscú. Se supone verdad porque, al tratarse de un medio clandestino, no por ilegal sino por aoficialidad, heredada esta sensación de Radio Pirineos o las emisoras de la Resistencia, la voz de los disidentes de un régimen u otro. Basamos esa supuesta verdad en que es la voz del pueblo, cuando es la voz de una persona anónima o un grupo de personas, que se expresan por expresarse, por hacer valer su libertad, porque pueden; no os engañéis, no tienen la verdad, tienen un opinión particular con la que podemos coincidir, y el Miajilla cuando se pone así no deja de ser tan sólo una opinión. También cuando habla de tebeos o de películas, que conste.
La cosa es que desde el 23 de febrero no había visitado ningún medio de comunicación oficial, o sea, con su cif, con gente trabajando para el y cobrando determinado dinero por hacerlo en virtud de su calidad de licenciado en periodismo o cualquier otra virtud que le pueda acercar a ser tratado de informador, dada su experiencia y/o conocimiento en determinados campos, o sea, lo que llamamos medios de comunicación, los informadores, el cuarto poder, la prensa en cualquiera de sus soportes sean estos radio, televisión, papel impreso o página web y redes sociales por medio de las cuales se multiplica la difusión de estos medios oficiales. Quizás no haya prestado demasiada atención o no he sabido encontrarlo, o simplemente soy un incapaz.
Pero atendiendo a las portadas de los periódicos del día 24, domingo, aparte de ser el día en que se añaden a su edición diversos artículos, mayoritariamente DVD´s. de regalo, cupones para cartillas con las que conseguir determinado gadget a un precio imbatible en algún centro comercial colaborador, la adición de los llamados dominicales en los que se incide editorialmente en los temas de la semana según cada redacción y se comentan tendencias que ya no están al alcance de la mayoría del personal, por lo que posiblemente la adquisición de estos periódicos tampoco lo esté… pero un domingo es un día especial, ya sea por herencia cultural católica o porque se sienta ese catolicismo aún, o simplemente por el hecho de ser festivo para muchos que aún tenemos la suerte de trabajar de momento, y para otros que han de trabajar ese día por las razones que sea, por necesidad social, por capricho de la compañía o empresa que tiene que atender a sus clientes todos los días para sentir que no les están estafando tanto, porque se trabaje cara a un público que sólo puede, si puede, explayarse en su ocio ese día y eso hay que aprovecharlo, sea proyectando películas o sirviendo el vermut…
…Ese domingo día 24 en el que ninguno se los principales diarios nacionales mencionó en su portada lo ocurrido el día anterior.
Como a la hora de escribir estas líneas no tengo idea de lo que ocurrió en realidad (o sea, nada; oídos sordos y ojos cerrados de los tres monos, exceptuando al que se tapa la boca, y las ya consabidas cargas policiales e identificaciones presancinatorias), sino sólo de lo que se pretendía que ocurriera, voy a tratar de informarme por medios no oficiales, de esos de los que desconozco su tendencia, por lo que tendré que empaparme de todos y discernir sin saber a lo que me enfrento. Afortunadamente, de algunos ya sospecho su afinidad con mi tendenciosidad, si bien la mía sea más radical a veces y otras no llegue a ser tan extrema… Pues eso, voy a ver que se dice por ahí y ahora vuelvo. Pero no voy a comentar nada de ello.
Mientras tanto comentaré lo lejanísima y casi fantástica que me parece la noticia de la dimisión en bloque del gobierno de Bulgaria, que es un país que existe y está ahí cerca, no se lo inventó Hergé para una aventura de Tintín ni está en un lejano continente. Tampoco está a detrás de aquel telón de acero que se fue retirando según se desmontaba el muro de Berlín y se capitalizaba al gran oso Ruso, ese que fue enemigo de occidente durante tantos años y el malo de las películas de James Bond.
ABC
El primer ministro de Bulgaria, Boiko Borisov, ha anunciado este miércoles (20/02/13) la dimisión en bloque de su Gobierno a causa de las masivas protestas que se han producido en todo el país contra el aumento de las tarifas eléctricas.
«No voy a participar en un Gobierno bajo cuyo mandato la Policía está golpeando al pueblo», ha declarado el primer ministro ante el Parlamento, sin precisar si se van a adelantar las elecciones legislativas previstas para julio de este año.
Huffington post
"Tenemos dignidad y honor. Es el pueblo el que nos dio el poder y hoy se lo devolvemos", dijo Borisov al Parlamento, avanzando que no participará en un Gobierno interino.
Borisov había intentado calmar la tensión de la calle cesando a su ministro de Economía y prometiendo una rebaja de las tarifas eléctricas y castigando a las compañías del sector procedentes del extranjero. Sin embargo, las protestas continuaron en el país más desfavorecido de Europa, donde la subida de la electricidad tiene un gran impacto en la economía doméstica.
Las protestas, además, fueron reprimidas con violencias. Hasta 25 personas fueron hospitalizadas el martes. "No participaré en un Gobierno en el que la policía golpea al pueblo", dijo Borisov al anunciar su dimisión
"A partir de hoy el Gobierno no tiene nada que hacer. Cada gotita de sangre para nosotros es una mancha. No puedo ver un Parlamento rodeado por tapias", dijo Borisov en el Parlamento.
Por cierto:
Público
Bulgaria busca sustituto para el ex karateka Borisov
Vaya titular…
Independientemente de circunstancias ajenas, los análisis de sesudos expertos que siempre darán mil vueltas y más razones para disociarlo a los pobres de nosotros, que como ignorantes pertenecientes a un populacho que sólo ve el titular sin tener ni idea de todo lo que pueda haber detrás, y, sobre todo, que si España no es Uganda tampoco es Bulgaria… la cosa es que el trasladar esa noticia a este nuestro depauperado país… Oye…Sueños imposibles, me temo.
Volviendo a la falta de información a la que hacía referencia sobre lo acaecido en las calles el sábado 23 de febrero, al menos en primera plana y concediéndole la importancia que tenía, más allá de lo que ahora se va contando de, una vez más, actuaciones policiales pidiendo identificaciones, cargando, multando, que parece que son los únicos de este país que se toman en serio el trabajo de seguir las órdenes de la superioridad, que a su vez las recibe del gobierno, qué diferencia con los bomberos…una de las que me llamaron la atención fueron unos comentarios anteriores al evento de determinado tiparraco en la que se comparaba el 23F con “aquel” 23F.
Estas declaraciones, reafirmadas posteriormente por Twitter y, más tarde, fueron retiradas y enmendadas, lo retiro, lo retiro… mientras la opinión pública y sus propios jefes le comenzaban a pellizcar las tetillas y dar cachetes en el suelo…si es que había que imponer a estos tipos un examen obligatorio de manejo de redes sociales y declaraciones, y si no lo pasan, no permitirles su manejo. Y si cometieran algo como esto, se les retira el carnet, como al conductor infractor, y una bocaza menos para alimentar el descontento.
Esas declaraciones, que es lo que queda, despertaron mis iras más primigenias y las de alguno más que leyó lo que compartí en las redes sociales mediante mi perfil particular.
Y eso me ha llevado a reflexionar.
Quisiera proponer algún cambio a los señores Académicos de la RAE, que si bien están menos al cabo de la calle que la Iglesia, incorporando a su diccionario, que es el nuestro, guía de todos aquellos que manejamos con mayor o menor fortuna este idioma, tesoro de nuestra cultura, de tal manera que lo hagamos correctamente, y mediante el cual cualquier disputa acerca del la corrección o incorrección en la manera de expresarnos quede despejada mediante consulta a esa ley escrita que rige las convenciones idiomáticas del castellano. Pero viendo que no se dan prisa en actualizaciones necesarias, pues el idioma es un ser vivo que se mueve y muta, quizás queriendo preservarlo de alteraciones malignas que acaben con su pureza y lo pervierta, me permitiré, en unas cuamtas líneas y si el tiempo lo permite, hacer una recomendación acerca de una expresión ya aceptada y muy extendida en nuestra cultura.
La reacción que tenemos ante un personaje de muy baja catadura y poco aprecio desde nuestro punto de vista, y al que deseamos en ese momento de calentón lo peor, es, como punto de partida, el insulto. El insulto cumple una función primordial y necesaria dentro de la comunicación, y se puede emitir de muy diversas maneras, utilizando formas sutiles, disfrazadas e incluso metafóricas; se puede añadir intensidad apoyándonos exclusivamente en el tono de nuestra voz o usando palabras especializadas, que serían los tacos, palabrotas, groserías o “hala lo que ha dichoooo”.
Cuando un miembro de la sociedad circundante, afín o ajeno, realiza alguna actividad, por medio de la palabra o la obra, que nos molesta en distintos grados de gravedad, nuestra primera reacción surgida de los más bajos e irrefrenables instintos es hacer saber a el sujeto que nos ha causado el quebranto y, si así se requiriera, al mundo en general, la opinión negativa que nos inspira dicho elemento. Podríamos decirle que las acciones que ha emprendido nos han molestado de una manera innecesaria para el normal desempeño de nuestra vida cotidiana, por lo que la conclusión a la que hemos llegado es que, en esos momentos posiblemente, pero extendido con igual probabilidad a otros lapsos de tiempo, la persona que ha ejercido la acción fastidiosa no se ve caracterizada por una inteligencia privilegiada ni mucho menos. Es decir, que dicha persona, en virtud del hecho que nos ha ofendido, posee poca inteligencia.
Por suerte o por desgracia, en el castellano, y en otras lenguas que no vienen al caso por ser extranjeras, existen palabras que tienen una carga semántica única, esas palabras especializadas que, llegados en conciencia a ese momento en que se siente como acción necesaria, y en virtud de la magnitud de la ofensa, nos sentimos capacitados y legitimados para contraatacar ofendiendo, recurrimos al insulto, que resume en una sola palabra todo un concepto, y en lugar del anterior circunloquio le podemos soltar un: “ Tú eres tonto”.
El insulto supone también una válvula de escape para la tensión ocasionada por la acción ofensiva, sea por esa misma acción o por acumulación de ofensas, no necesariamente provenientes de la destinataria final del exabrupto, por lo que al insultar descargamos nuestro disgusto; así que podríamos llegar a decir que insulto puede ser utilizado como catarsis. Además, existe la gradación en el insulto, que puede ser administrada por el volumen y el tono de voz, por la elección de la o las palabras ofensivas en virtud de una escala de valores aceptada previamente, o por la adición de complementos que acentúan o desafectan el significado.
A pesar de todo, el insulto como descripción exacerbada y afectada por la ira, así como el uso del lenguaje soez, es una convención cultural que, dentro del castellano, habida cuenta de la multitud de regiones terrestres en que se utiliza, puede sufrir multitud de variaciones y significados. Permitidme que me refiera, en los casos que pueda llegar a comentar o ya comentados, a la región en la que me encuentro por ser la de mi conocimiento, por lo que no mencionaré el asunto coger o pisar, de tremenda y sexual significación en otras latitudes. Trataré de referirme a expresiones de aceptación universal. Pero lo más seguro es que se me escapen localismos que en otros lugares no tendrán ningún significado afecto al uso ofensivo o soez del disparate, garabato, improperio, grosería, gaminada, lenguaje altisonante, lisura, leperada, mala palabra, taco, zanganada, palabrota, vulgaridad, malcriadeza, maldición, patanada, plebedad o picardía.
Está, creo, unánimemente aceptado, que el peor insulto, el más grave y poderoso, el más extendido, aquel que se utiliza para ofender en grado sumo, es ese mediante el cual se menta a la madre del destinatario asociándola a un oficio del que se dice que es el más antiguo, y haciendo hincapié en asociar a la creadora de los días del insultado con el mismo mediante la asociación familiar. Vamos, que le llamamos hijo de puta.
Ese es el insulto más grave, aunque está la opción apocopada hijoputa e incluso joputa, suprimiendo el de, pretendiendo una especie de genitivo sajón a la española, que si bien tiene el mismo significado es menos intenso y que incluso, en otro contexto, no es denigrante sino que puede ser exaltante de las virtudes del destinatario, al que también se puede llamar cabrón o capullo o denigrar mediante otras palabras malsonantes, pero siendo estas exaltadoras de las muy apreciables características del tipo al que se le dedican, triunfador desde nuestro punto de vista y al que, por carecer de adjetivos calificativos positivos para ensalzarlo, y en virtud de algún tipo de complicidad, utilizamos como anti insulto. Ya el mismísimo sancho Panza en El Quijote decía confieso que no es deshonra llamar hijo de puta a nadie, cuando cae debajo del entendimiento de alabarle, por lo que el uso del término en situaciones no insultantes ya estaba presente en el siglo de Oro. El hijoputa utilizado para ese mismo tipo desde la envidia tendría un significado asimismo admirativo pero despectivo, tal es la malevolencia de ese pecado tan español, pero sí que tendería más hacia el insulto, siendo menos intenso, por mucho que la envidia sí que lo sea.
Atendiendo al significado de la expresión hijo de puta, propongo que se hagan modificaciones en su significado dependiendo del uso que le demos, si este es con pretensión de ofender sin límite por desconocimiento o desechar otras expresiones en las que el castellano es rico, pero que no se utilizan por ignorancia de su gran contundencia o por creer que aquel a que se destinan va a desconocer su firmeza semántica, restando gran parte de su efectividad, o por simple pereza.
Está claro que el idioma es un código que funciona si los concurrentes participan del mismo y lo comprenden, por lo que su efectividad está sujeta a la mutua comprensión, aunque se de la paradoja de ser utilizado, en este extremo, para una lucha, pelea o ataque sin paliativos, en los que la palabra comprensión hace tiempo que está desechada, o quizás superada, pues es el camino tomado tras comprender que lo que ha sucedido nos indigna.
Así pues, la RAE acepta la utilización de hijo de puta así:
1. m. y f. vulg. Mala persona. U. c. insulto.
Si a un tipo al que quieres ofender mucho le llamas mala persona, lo posiblemente haga sea echarse a reír como un poseso. Ved que la RAE acepta que se utilice como insulto, pero no habla de su gravedad. Creo que se sobreentiende. Con lo rico que es el castellano en calificativos denigrantes, recurrimos a hijoputear por considerarle el más terminante e intenso, pero el propio diccionario de la RAE le da un significado muy pobre a mi parecer.
Otra palabra, a modo de inciso, que se utiliza mucho como insulto, sobre todo en discusiones vecinales o asociadas a incidentes de tráfico es la siguiente:
payaso, sa.
(Del it. pagliaccio).
1. adj. Dicho de una persona: De poca seriedad, propensa a hacer reír con sus dichos o hechos.
2. adj. C. Rica. Se dice del artista ambulante enmascarado que debuta en las mojigangas.
3. m. y f. Artista de circo que hace de gracioso, con traje, ademanes, dichos y gestos apropiados.
En ningún momento habla de su uso como insulto.
Payaso se emplea con ánimo ofensivo, pronunciando la palabra con un énfasis especial, irreproducible por escrito, como acentuando todas las sílabas y haciendo énfasis en la “Y”, aunque la mayoría de los castellanohablantes en España no sepan pronunciarla. Creo que lo que intenta el que emite dicho pretendido descalificativo en el transcurso de una discusión es denigrar al destinatario sin llegar a mentarle a la madre etc, etc, pues esa es la última frontera, tras la cual se llega a las manos y vaya usted a saber el resultado. Es un insulto de cobarde ignorante que pretende ofender mucho pero sin sufrir represalias mayores en virtud de dicho temor, desconociendo que el utilizar esa figura asociada a la gracia y el entretenimiento no es apropiada en ningún contexto, así como tampoco lo sería el de puta, mentando a la madre, y que no vamos a negar desde aquí que también tiene relación con el entretenimiento y que cada uno vaya por su vida obrando en consecuencia y apechugue con lo hecho y con su moral.
Efectivamente, desde el Miajilla admito que no me gusta ni me ha gustado nunca el Circo. Aún así, el hecho de esta falta de afección al antiguamente llamado mayor espectáculo del mundo no es óbice para que creciera disfrutando de las payasadas de la familia Aragón Bermúdez en TVE, y que dichas payasadas no tengan nada que ver con la pretendida denigración de un oficio, sino todo lo contrario; tienen que ver con lo que todos los payasos dicen aspirar al llevar a cabo su labor y que gran satisfacción les causa al lograrlo, son felices de conseguir a un niño hacer reir, logrando risas, miradas emocionadas y agradecimiento de la infancia y sus mayores.. ¿O es que llamamos a alguien Contable para insultarle? (Carnicero sí, pero esa es otra historia que de momento no tiene cabida aquí).
Dejemos de utilizar payaso como insulto. Llamemos al contrario, si tenemos que hacer alusión a su presunta falta de inteligencia, memo, idiota, estúpido, ridículo, cretino, pánfilo, bobo, mentecato, grotesco, inepto, lerdo, obtuso, majadero, zopenco, melón, badulaque, abobado, bodoque, imbécil, simplón, papanatas, atolondrado, mendrugo, mostrenco, tarado, bolo, merluzo, pazguato, zote, papamoscas, zoquete, necio, torpe, incapaz, gilipollas, tarugo, ignorante, adoquín, iletrado… y adornemos estos calificativos a gusto del consumidor incorporando lindezas como del culo, de mierda o cualquier otra añadidura de naturaleza sea escatológica o de otra índole, para acentuar la ofensa. Pronunciemos con énfasis las sílabas, paladeémoslas, pero dejemos en paz a esos señores que han elegido como dedicación el hacer reír al personal pintándose la cara (aunque los Aragón apenas llevaban maquillaje), y tened en cuenta que no hay un solo payaso que se precie de serlo, y lo sea en condiciones, que vaya maquillado igual, por lo que encima son seres únicos. Y que conste que, reitero, no me gustan, e incluso hay gente a las que les dan miedo (Coulrofobia, se llama).
Y hablando de escatologías como añadidos acentuadores, ¿Y su utilización como insulto per se? Posiblemente ese sería el tipo de insulto más denigrante, el comparar al contrario con los distintos sinónimos existentes para la palabra excremento, como heces, defecación, deposición… o más directamente, mierda, moñigo, mojón, zulla, caca, zurullo, bosta, catalina, boñiga… Siendo el ser excretante de ese desecho pináculo de la cadena alimenticia con respecto a la sustancia ingerida, y el pringoso y maloliente resultado la materia eliminada por excesiva o inútil para el organismo, como lo inservible de algo inferior, el desecho, está claro que es difícil encontrar nada más infamante y degradante.
No he incluido de momento, deliberadamente, a ningún animal como insulto. El peor animal de todos es el ser humano y considero que calificar a una persona como animal de otra especie lo eleva, sea este zorra, burro, perro, cerdo… Quizás haría una excepción del cernícalo, contundente por su esdrujulidad, pero no deja de ser un animal, de hecho una rapaz de la familia del halcón, siendo este tipo de aves muy consideradas y apreciadas (un halcón o un águila suelen ser sinónimos de buenas cualidades), por lo que habría que reconsiderarlo. También estaría el uso genérico, como sería animal o más concretamente bestia como animal silvestre, como símil del hombre que no posee una educación, con un animal que no ha sido amansado ni domesticado. Y no sólo a lo que se refiere en su acepción de falta de luces, sino en la fiereza en alguna acción efectuada.
Respecto a los animales nombrados anteriormente, aún me pregunto por qué se asocia al noble pollino, borrico, rucio, jumento o asno y a dichas denominaciones con la falta de inteligencia y la bestialidad más dura, cuando no veo qué diferencia en el cociente intelectual habrá entre el de un burro o el de buey o un camello, por compararlo con bestias que cumplen funciones parejas a servicio del ser humano, seguramente muy a pesar del bruto si este tuviera capacidad de juicio. Quizá se asocie la falta de inteligencia al animal por realizar trabajos muy pesados o fatigosos y que a otros animales nunca se les obligó a hacer, aunque en este caso sea por pura utilidad de sus características físicas. Aún así esto viene de antiguo y está consolidado en el lenguaje. Incluso, ya que mencioné anteriormente al buey, que en España en la actualidad no tiene un significado especialmente despectivo, a no ser que se haga alusión a su condición de macho vacuno castrado, no ocurre así en México. El buey, un animal lento y pesado, utilizado como animal de arrastre, por lo que también se utilizó para comparar la inteligencia humana con sus características. El uso desmedido de ese insulto atenuó su significado despectivo, siendo utilizado muy frecuentemente como muletilla sin la menor carga ofensiva: "¿qué haces güey?
El cerdo, así como el guarro, el cochino, el marrano, se asocia indefectiblemente con la falta de aseo, la mugre, la inmundicia, la porquería, cuando el carácter de suciedad del rico animal del que al español normal le gusta hasta los andares, vendrá dispuesto por el grado de limpieza en que se halle la pocilga en que se encuentre (que por definición no será mucha), labor esta que corresponde al ser humano a cargo o al propietario de la piara. En esto, el hedor no difiere en demasía (aunque sí apreciablemente, hay que reconocerlo) con el resto de recintos animales que no se caracterizan por oler agradablemente, sea gallinero, corral vacuno, establo caballar o cualquier tipo de cuadra o aprisco. Y lo de zorra ya entra dentro de la utilización machista del idioma, procedente de siglos de este mal, pues es de todos conocido que una zorra hace alusión a la prostitución mientras que un zorro lo hace a la astucia o al héroe enmascarado creado por Johnston McCulley. Asimismo quedarían aquellos animales que, por el hecho de no tener cara visible y por su gelatinosidad, causa en el común de los humanos, que no en todos, cierto repelús y hasta asco, sensación en la que posiblemente juega un muy importante papel su directa relación con la muerte y la descomposición. Serían los gusanos y por asociación todos los parientes nematelmintos vermiformes como las lombrices. Añadiríamos a los gusarapos y las sabandijas, y nada he de decir en contra de la utilización de estos términos como insulto pues son muy disfrutables y efectivos. Hemos de pensar que muchas veces se hace referencia a características naturales que se observan en estos otros bichos que tienen su contrapartida en actitudes humanas que de natural no tienen nada o quizás demasiado, dada la perversa naturaleza del ser humano. Así, al que merodea intentando aprovecharse del caído se le llama buitre, o al que se comporta cobardemente y sin escrúpulos, hiena. Tampoco quiero dejar a la pobre babosa, ese molusco gasterópodo sin concha familia de los caracoles que se desplazan lentamente mediante su secrección líquida o moco y que por lo arrastrado de su existencia es tambien asociada al exabrupto.
No me quiero olvidar, aunque esto no pretenda ni mucho menos ser un tratado, pues muchos y mejores los hay, de la vejación por diminutivo despreciativo, ya usada por Quevedo en sus diatribas contra Góngora, enemigo jurado, al que calificaba de “Gongorilla”. Imaginad como se puede desprestigiar a alguien sin utilizar palabras malsonantes aplicando esta fórmula y calificarle de politiquillo, medicucho, escritorzuelo, por aumentativo despectivo, aplicable sobre todo a partes del cuerpo como manazas, cabezota, huevón (o gafotas, si los miopes admitimos que es una parte del cuerpo), o por metáfora desdeñosa, como salvapatrias, matasanos, picapleitos, vendehúmos o pintamonas y esa ingente riqueza de combinación de palabras que nos ofrece joyas como robahuchas, tiralevitas, tocapelotas, meapilas, tuercebotas, aguafiestas, pichafloja, cascarrabias, pisahuevos, malnacido, soplagaitas, destripaterrones, calientapollas, abrazafarolas, chupatintas, robaperas, cantamañanas…
Nos dejamos, pues insisto en que esto es un articulillo y no un tratado, cosas como las maldiciones (así te mueras), enviar a alguien a un sitio indeseado (vete a la mierda), las expresiones visuales como la peineta o el corte de mangas, los deseos insalubres reflexivos (jódete)… y un inacabable etcétera
Volviendo a lo que según los chanantes había que decir más, hijo de puta, su uso y abuso como contundente calificativo denigratorio podría tener un efecto de desprestigio y falta de efectividad, por lo que se recomienda su pronunciación con énfasis y encono para devolverle su magnificencia. Y es que ha llegado un momento en que incluso, según varias sentencias judiciales, no es considerado un insulto a efectos legales. Aún así, vamos a detenernos en analizar su significado y tratar de aportar usos creativos y aceptación de definiciones más precisas a los señores académicos de la lengua aunque sea en su vertiente lenguaraz. El desprestigio de las prostitutas, sin duda alguna proveniente de la nada agradable labor que llevan a cabo, al menos para la moral impuesta por prejuicios de tipo religioso, por más que miles de ellas hayan sido pagadas por las arcas del jefe de la iglesia en tiempos del Renacimiento, donde estos eran en muchos y sabidos ejemplos el no va más de la depravación, u el rechazo a su existencia, que no supervivencia, por otras consideraciones morales mas rectas. Aún así, este oficio, mas deberíamos llamarlo dedicación por su falta de reconocimiento laboral, no debería ser utilizado como injuria en los tiempos que corren, pues es sabido que la mayoría de mujeres que pasan por este trago lo hacen empujadas por la necesidad más imperiosa nacida de la absoluta precariedad o son impelidas a ello por similares o peores razones e incluso obligadas y esclavizadas con amenazas de muerte colgando sobre ellas por mafias y grupos delincuenciales, por lo que merecen más conmiseración y apoyo que crítica, así como su hipotético hijo, que ninguna culpa tiene tampoco.
Así que es contradictorio llamar de esta manera a gente despreciable, ruin e ignominiosa, principalmente en los ejemplos expuestos ya hace muchas líneas, pues en su mayoría proceden de nobles cunas o al menos acomodadas que jamás han tenido que pasar por tragos semejantes; es más, en algunas ocasiones la cuna no estaba acomodada sino dentro de las posibilidades de una humilde familia, pero el tipo al que dedicamos el epíteto ha logrado trepar, si ha utilizado esa metodología de dudosa moral, o ascender, si lo ha trabajado más noblemente; pero su comportamiento actual merece todos los reproches amén de conocerse donde viene y qué tan rápido se olvida. Aún así, y sea cual sea la circunstancia, su carácter de hijo de mala madre no debemos hacerlo recaer sistemáticamente sobre la madre.Porque por mucho que se piense ofender al hijo, afecto en la mayoría de los casos a su madre, aunque muchos malas piezas habrá por ahí sueltos, en la mayoría de las ocasiones la madre será una mujer que, sobre todo por la cultura de la que venimos, habrá sido una noble ama de casa dedicada a eso que ya no se estila como única ocupación, por fortuna, “sus labores”, o de algún tipo de profesión con la incorporación de las féminas al mercado laboral, sin nada que ver con la dedicación enunciada en el insulto. Ninguna responsabilidad habría que achacar a la mujer sobre la actitud reprochable de su vástago/a más que el no haber hecho suficiente hincapié en los valores morales, si bien ya sabemos que si la rama se tuerce, llega un momento en que se quiebra si se trata de forzar.
Hay que indicar que aparte de la dedicatoria ofensiva a la madre, quedaría implícita la ofensa a la figura paterna, pues se supone que con este insulto se le califica de cornudo o consentidor en la infidelidad de la mujer, o participe de los supuestos beneficios obtenidos por la renta de su cuerpo a pesar de la unión matrimonial, si bien esto pocas veces se piensa por parte tanto del calificador como del calificado.
Nos quedamos entonces con la acepción de mala persona de la RAE, despojando de alusiones a la madre en el insulto, sino la exclusividad de la definición vejatoria hacia el destinatario, e invoco a la creatividad a la hora de descalificar al contrario. Se le puede llamar víbora repugnante hija de mil padres bastardos pronunciándolo como si fuera el más contundente hijo de puta, eso ya queda al albedrío de cada uno. Y si insistimos en hijoputear a aquel que creemos que se lo merece, pensad, tanto emisor como receptor del exabrupto, que todo depende de la entonación y la intención, y que el uso que se da a la expresión es de calificar al destinatario como miserable sabandija con muy aviesas intenciones, de excremento rastrero y despreciable que causa vergüenza con su desvergüenza, etc, etc, y que en ningún caso se menta a ningún miembro de su familia, sino que la expresión entera está dedicada exclusivamente a su persona como expresión de la profunda desafección que nos produce. También hemos de evitar dar el siguiente paro y proferir amenazas de esas que se quedan en meras intimidaciones que no van a ningún sitio, tipo “¿A que te pego una hostia?” “¿A qué no?” “¿A que si” (Leve empujoncito que no dañaría ni a una mosca) “Que no me toqueees!!”, pero esto ya iría in crescendo, por lo que no es recomendable a no ser que vuestra excelente forma física y formación marcial os lo permita, pero sed conscientes de las consecuencias, pues el paso a acciones físicas sí que está penado.
No obstante, recordad, la violencia no es recomendable ni permisible, y que el insulto es el último recurso, ya que su utilización descalifica cualquier argumento válido que podamos tener. Pensad entonces que aquellos a los que los dirigimos en estos tiempos, aquellos que nos están haciendo la vida imposible, o imposibilitando la dignidad de nuestra vida, y líbreme dios de insultar yo a cualquier político o gobernante, que tan sólo hacen por interés de la patria lo que hacen, comprendámoslo, decía, que cuando alguien poderoso o con posición haga, diga o cometa algo, pensemos que el insulto es la última opción, a no ser que se padezca de coprolalia. Quizás es que tampoco nos queda más que el derecho al pataleo, ya que el derecho a manifestarse está siendo seriamente recortado, como todo, o al insulto como válvula de escape.
Y escapemos en la medida de lo posible de los insultos que, pretendiendo ser vejatorios para el destinatario son, por lo contrario, denigrantes para determinados colectivos por constituir estereotipos prejuiciosos y despectivos. Términos como judiada desprecian a todo un pueblo, por más que tenga su origen histórico, que posiblemente fuera introducido para reafirmar aquella decisión tomada por los gobernantes de entonces de expulsar a los pertenecientes a esa etnia de España, con lo bien que nos hubiera ido si eso no hubiera ocurrido. Está claro que hay que preservar la historia, aunque se sigan cometiendo una y otra vez los mismos errores, y que no sería bueno eliminar la expresión del diccionario. Las expresiones se van eliminando a sí mismas por la evolución (muchas veces involución, qué le vamos a hacer) del lenguaje, y esta viene dada por la educación del hablante, que somos todos los que lo hablamos y aquellos que lo hablarán. Y eso incluye fórmulas prejuiciosas porque vivimos en una sociedad que las admite, que las ha fomentado.
Que el diccionario de la RAE lleve como definición de Gitano en una de sus acepciones "Que estafa u obra con engaño” prueba que el término gitano se ve con desprecio, pero no es culpa de los académicos en este caso, pues se limitan a reflejar un uso que aún se da, por desgracia, a esta palabra. La culpa es de los usuarios del idioma, como la de Marica, en su tercera acepción como "Hombre afeminado y de poco ánimo y esfuerzo".
Curiosa dicotomía ante la que me hallo en el momento de escribir estas líneas, pues defiendo la incorrección política contra lo políticamente correcto, a lo que considero abyecto y ocultador eufemístico de una realidad, lo que tiene efectos perniciosos si se quiere luchar contra determinadas injusticias. Por ejemplo, muchos homosexuales se llaman maricas entre ellos aunque no tengan maneras tendientes a lo que se da en llamar “pluma”, al igual que muchos negros se llaman negros entre ellos. El problema estaría en el uso que se haga de las palabras. El ridículo del importado término afroamericano… ¿Cómo se va a llamar a los negros en España dentro de unos años, en un país con una variedad de mezcolanza étnica que hace que el más puro de la raza española, si es que eso existe, debido al trasiego de pueblos bien por emigración, comercio y sucesivas invasiones, tenga su origen íbero, celta o tarteso diluido o incluso no tenga ningún antepasado de aquellas primitivas poblaciones? ¿Afroespañol?. Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, suevos, vándalos, alanos, visigodos, judíos y musulmanes, muchos pueblos procedentes de Äfrica, conforman nuestra herencia étnica, opr lo que más de uno y de dos es ya un afroespañol sin necesidad de tanta melanina. Por cierto, que todo hay que decirlo, tienen razón los vascos al proclamarse como el pueblo menos impuro (atendiendo este término a la mezcolanza racial y en ningún caso asociado a ningún tipo de suciedad), pues a lo largo de la historia han sido como la aldea gala de Asterix. Y ya que estamos con los pueblos de España con aspiraciones identitarias con respecto al resto del crisol ibérico, el sentimiento catalán se formó por la oposición a francos y musulmanes. El primero de los condes de Barcelona fue Wilfredo I el Velloso, o Guifré el Pilós, que inició una dinastía que consiguió independizarse de la monarquía Carolingia allá por el siglo VII, por lo que quieran algunos o no, esto viene ya de lejos. No tiene que ver con los insultos, pero es otro tema de actualidad, actualidad que retomamos en pocas líneas.
Una vez dicho esto vamos a poner a prueba la capacidad de resistencia al insulto mencionando un par de noticias aparecidas en los medios. Estoy refiriéndome a la desarticulación de una banda de sicarios por parte de la policía. Aquí se daría pábulo para rehacer y retorcer la noticia, interpretarla dando la vuelta a las cosas, lo que no es nuestra intención, sino la de hacer notar que, en medio de tanta miseria, todavía se puede ser más miserable.
¿O no?
Después de las titubeantes declaraciones de la nº 2 del partido en el gobierno (insisto en el uso deliberado de las minúsculas) el día 26 de febrero, dejando más que claro que lo que estaba contando era un mal apaño, una burda excusa mentirosa que además, de ser cierta, incurriría igualmente en el delito o más, según la legislación laboral vigente, acerca de esos sospechosos pagos mediante nómina hasta fechas muy recientes que han sido precariamente calificadas de “indemnización en diferido” o de “formas de simulación”, tomando a los periodistas por tontos y a los destinatarios finales de dicha desinformación por lo mismo… Que si ya no estaba en tal momento en el partido, dicho por la práctica totalidad de su cúpula estatal y en sus secciones regionales...A un tipo al que se le pagaba en bruto 21300€ mensuales (paga extras prorrateads, eso sí) y que llegó a acumular en cuentas suizas hasta 38 millones de Euros… sólo con ese sueldo y sin que le fuera nada retenido, para acumular esa cantidad de dinero hubiera tenido que cobrar durante 148 años y algo más de 6 meses, y eso que el sueldo mensual es bastante más de lo que la mayoría de las familias españolas llegan a cobrar durante todo un año, que lo del sueldo medio no es más que una patraña estadística. El tipo en cuestión se escuda en una serie de inversiones afortunadas y ventas que… ¿No os están dando ganas de emprender acciones insultadoras, de imaginaros repartiendo estopa y cera por doquier?
A mí no. Os recomiendo que si tenéis esos deseos no lo hagáis descaradamente o en público, que los reprimáis. Yo tiendo a creer todo lo que se está contando y estoy seguro que no se trata nada más que de un gran malentendido, pues estamos hablando de personas con un honor irreprochable.
¿No he mencionado el uso de la ironía? Qué despiste más descomunal.
Por cierto, que este tipo del que hacemos velada mención ha demandado a sus antiguos empleadores por despido improcedente. El dinero simulado o diferido que se le ha ido pagando, cotizaciones a la seguridad social incluidas, si proviene de la financiación “legal” reconocida por la vigente ley de partidos proviene en un 95% de fondos públicos, o sea, de nuestros impuestos, así como el sueldo que se la ha pagado durante los 20 años que ha estado trabajando para el partido (mes arriba mes abajo, dado que la fecha del supuesto despido en diferido, procedente o improcedente, no está clara, ya lo decidirá la justicia, seguro que en fechas más próximas que en otros casos de verdad). Si procediera de otro tipo de ingresos ya sería otra cosa. La cosa que todos estamos pensando y mediante la cual se rellenan sobres y se adquieren privilegios.
Lo que se está contando y dando a entender, tanto de un lado como de otro, que también tienen lo suyo, recordad el andaquetuísmo, lo mínimo que me está inspirando, utilizando esa válvula de escape esencial, es tildar a todo bicho responsable de tanta irresponsabilidad de pertenecer a una hedionda caterva de sinvergüenzas, aunque no dudo que alguno de vosotros irá más allá, y cada vez que vea algo parecido exclamará para sus adentros o de viva voz un vocalizado y sentido hijos de puta.
P.S.
Termino rindiendo homenaje a Stéphane Hessel, ese nonagenario señor afín y coetáneo de nuestro (por muchos años) incombustible José Luis Sampedro y autor de Indignaos!, panfleto best seller de 32 páginas, del que hoy muchos se habrán enterado que dió nombre al movimiento, y que dejo aquí por no querer asociar a tan preclaro personaje, y sobre todo, persona que hablaba claro, por lo que se le denigró en determinados sectores que no admiten que las cosas que se dicen se puedan entender, a lo aquí expuesto, pero sin dejar de relacionarlo, pues es la indignación lo que desencadena el insulto y la justa indignación la que lo justifica.
Excelente artículo, y como siempre nos mantienes bien pegados a la pantalla durante un buen rato, tanto que incluso a algunos se nos olvida que teníamos recados que hacer...
ResponderEliminarGrande el arte del insulto y del vocablo, yo lo uso a menudo en mis artículos, porque ciertamente más de uno se lo merece. Me reprochan a menudo diciendo que no insulte, pero afortunadamente veo que hasta la fecha he seguido inconscientemente tus orientaciones y no he faltado al respeto a la madre de nadie... culpa no tienen las madres, y menos las meretrices