En el momento de escribir estas líneas, El Miajilla acumula 83000 visitas de todo el mundo, siendo las más vistas aquellas que ya no se volverán a hacer según el nuevo rumbo miajillístico, o sea, esas en las que pretendía hablar de películas de estreno que aún no había visto. Triste pero cierto. No obstante, últimamente se van acumulando mas visitas en artículos bruguerianos, alma de mi dedicación a este blojjj. La más vista últimamente es la de RigobertoPicaporte, ese pobre y desdichado personaje Seguriano al que cada vez nos parecemos más los españoles, dadas las circunstancias actuales. Los españoles de a pie, claro, los que pagamos los platos rotos de todos los acomodados y adinerados parásitos que dirigen el cotarro, a los que nada tendríamos que reprochar, pues están ahí porque han sido elegidos por nosotros para xodernos vivos. Cada vez que se abre un proceso electoral me encuentro ante esta disyuntiva: ¿A quién elijo para que me empuje al abismo, para que cada vez arruine más esta piel de toro a la que están dejando hecha unos zorros? Hace tiempo que no ejerzo este "derecho constitucional" que nos venden como obligación moral, lo que significa que estoy dejando que otros elijan a mis verdugos por mi... Y lo peor es que no hay opciones, tenemos que optar el fuego o las brasas, con lo bonito que sería elegir entre Málaga y Malagón, bonitas y estupendas localidades españolas, y mandar a toda esta relea que se agrupa bajo el execrable epíteto (sí, epíteto, como el insulto más abominable que imaginar pudierais) "clase política". Los historiadores y cronistas del futuro dispondrán, pero para entonces, a nosotros, eso nos importará un carallo, y vuestros descendientes (porque yo no aporto a la demografía nada más que un futuro sin pensión) encima, nos echarán la culpa a nosotros.
Mal foro para indignarme con esto. Aquí la gente viene a ver fotos de pelis (lo siento amigos, ya no habrá más, aunque quien sabe...) y a leer aquellos estupendos tebeos de la extinta Editorial Bruguera. Entonces las cosas estaban peor, de verdad, creedme, y si no, preguntad a vuestros mayores. El porcentaje de gente que estaba en el arroyo era mayor que el de ahora, y encima no había libertad, y gobernaba un Dictador, así como suena. Pero la gente, al final, salió adelante, se conquistaron cosas y se hizo de este país un lugar mejor. Es que era tan malo que cualquier mejora se notaba, y mucho. Incluso esa piara abominable, la clase política, se dignificó. O igual es que nos estaban haciendo la cama... humm sospechoso, tomo nota!
Cada vez que escucho eso de la burbuja inmobiliaria me recuerdo a mí mismo, en mi ignorancia, pensando en la de mierda que iba a caernos encima a todos cuando eso se pinchase. ¿Cómo es que nadie lo veía si yo mismo me daba cuenta, que de esto no tengo ni repajolera idea? Ah, es que estaban mirando hacia otro lado, ese en el que estaban depositando sus ganancias. En plena "bonanza" (para ellos, claro, que nosotros siempre estuvimos mal) veía que eso iba a fastidiar mucho las cosas en el futuro y que lo íbamos a pagar los que nada habíamos ganado con ello, yéndose los beneficiarios del pelotazo de rositas con sus maletines a otra parte. Maldita sea, yo nunca he tenido un maletín. Tenía mi maletita para ir al cole con Mortadelos, Pulgarcitos, Don Mikis, algún libro de Texto de Mates o Lengua o Sociales, llenos de dibujos y animaciones en las esquinas hechas torpemente por un incipiente dibujante frustrado, ahora cronista miajillístico, y durante algún tiempo, ya hace tanto, parte de aquellos monigoteros, y algún bollo o bocata para la hora del recreo en las Escuelas Pías de Aluche (enoooorme suspiro nostálgico, que bien se vivía de niño en mis circunstancias). Ahora tengo una desvencijada maleta que saco unas 9 o 10 veces al año en mis periplos por la península, a las tierras catalanas, vascas, navarras, andaluzas (occidentales) y canarias. Son viajes de trabajo. Porque afortunadamente trabajo, tengo trabajo. No tiene nada que ver con lo que soy, pero me da de comer. No suelo llegar a fin de mes porque el sueldo no es para tirar cohetes, siquiera petardos de pipera, pero tengo sueldo. E hipoteca, la condena que muchos nos hemos buscado, buscando lo que creíamos libertad. Pero afortunadamente para mí, es un sueldo más decente de lo que muchos tienen. También me puedo considerar afortunado de tener un sueldo que nada tiene que envidiar al salario mínimo interprofesional irlandés. Vamos a celebrarlo con una pinta de Guiness! ¿Pero hasta cuándo? Es una miseria comparándola con esas supuestas medias que de vez en cuando nos dicen que se ganan en España. ¿Con quién hacen la media? GRRRMFLX!!!
En fin. el Miajilla volverá a ser lo que era, por poco que esto fuera. Seguramente antes de que acabe la crisis, si esta no acaba con nosotros antes.
-Sí, seguramente antes de que acabe a crisis, qué gracioso. O sea, que la próxima entrada brugueriana bien podría ser publicada en el 2018, ¿no?
No creo que vaya para tan largo, a lo mejor antes del otoño, a lo mejor mañana, quizás en invierno ¿Quién sabe dónde vamos con estos tiempos que nos traen de cabeza?
Termino mi indignada perorata desenfadándome y dando las gracias a aquellos que siguen visitando este rincón, y a aquellos que han incrementado la difusión de este humilde blojjj haciéndome el honor de enlazarme desde foros y sitios más robustos, como TEBEOS DE FACTURA HISPANA,
Seguro que me dejo alguno, pero tambien quiero agradecer al que meneó en Menéame mis humildes aportaciones al estudio de los personajes más populares del tebeo español. Gracias.De coraçao.
Permita Dios que sólo hayamos de parecernos a Rigo y otros de ese estilo y no terminemos siendo un calco de Carpanta; de momento, muchos se encuentran —y otros vamos camino de encontrarnos— como Chicha, Tato y Clodoveo. En cuanto a lo de los derechos constitucionales y deberes cívicos, mejor me callo, no vaya a ser que con la difusión que tiene el miajilla cualquier día se concentren unos cuantos en alguna plaza voceando ideas parecidas a las mías y a mí me metan en la cárcel acusado de haber convocado la concentración por internet (cosas que pasan en este país en el que, pese a ello, afirmas que hay libertad, lo cual supongo que sería una ironía que no he pillado).
ResponderEliminarMe postro de rodillas ante tus reflexiones y después te hago la ola.
ResponderEliminarMagnifico de principio a fin. Me reflejo en tus comentarios. Yo discutía hace cosa de 8 o 9 años a propósito de la hecatombe a la que el furor constructil o constructero, que aun no se llamaba burbuja inmobiliaria, nos iba a conducir. Pero mis interlocutores se cachondeaban de mí.
Pero donde me has tocado la patata es en este comentario:
«gobernaba un Dictador, así como suena. Pero la gente, al final, salió adelante, se conquistaron cosas y se hizo de este país un lugar mejor. Es que era tan malo que cualquier mejora se notaba, y mucho. Incluso esa piara abominable, la clase política, se dignificó. O igual es que nos estaban haciendo la cama...»
Llevo un tiempo pensando en esto.
Nos engañaron. Al menos a mí.
Después de tanta mierda franquista, parecía que al fin la lógica, la libertad, la democracia había llegado a nuestro país. La transición nos hizo creer, al menos a mí, que vivíamos en un mundo más o menos justo, más o menos equilibrado, y que la clase política era más o menos digna.
Pero ahora pienso que nunca nada cambió, que la clase política siguió siendo la misma bruja disfrazada de hada buena, y que, en efecto, los políticos de entonces, nos hicieron la cama.
¿En algún momento he dicho que haya libertad? ¿O es que se me olvidó entrecomillarlo o no se captó la ironía pues no fuí capaz de sugerirlo con la suficiente eficacia? La falta de libertad de los años bruguerianos ( o sea, los del Franquismo como se conoce en los libros de historia, no los de historietas), que apenas llegamos a vivir, nos trajeron una alegría que sin duda recordareis: Cuando aquel señor en blanco y negro tan gris que luego daría nombre al parque en dos partes de nuestro barrio,(barrio vecino en el caso del otro comentarista)apareció por la tele anunciando contrito el fallecimientísimo, nos dieron una semana de vacaciones. Así que de aquella falta de libertad tan solo recordamos nuestra libertad de niños y lo que nos han contado-leído-visto. Ahora, ante aquella dictadura que se veía, que si te fijabas bien se advertían enganchados a cada español una cantidad de hilos que estaban formados por el miedo y la represión, la mordaza y la falta de derechos, tenemos una que no se ve. Hemos caído en la trampa. Nos han dado el dercho al pataleo, el mismo derecho que tiene el cerdo a chillar en la matanza o la gallina descabezada a correr unos metros antes de caer fulminada al suelo. Que griten, que protesten, que pongan el ceño fruncido y los morros arrugados, dadles eso, que el resto ya se lo quitamos nosotros. Y para hacerles creer que consiguen algo, luego nos quitamos, les hacemos creer uqe nos han quitado, y os poneis vosotros mientras fingimos pelearnos, juas, juas, juas!!! Los hilos siguen siendo los mismos, pero ahora no sabemos el nombre del dictador, solo lo que lo representa. Es la peor de las dictaduras, aquella que nos gustaría encabezar, la del dinero, que encima no se sostiene a sí misma. Mientras unos dicen que las "medidas" (suena a señor buitresco con chistera que nos las toma con un metro) son necesarias para salir del agujero (siguen los símiles fúnebres), otros, algunos hasta tienen premios Nóbel, dicen que no van a hacer sino hundirnos mas.
ResponderEliminarEstamos acabados.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBueno, es cierto, sólo dijiste que «no había libertad» refiriéndote al franquismo y de ahí extrapolé erróneamente que sostenías que ahora es diferente. Disculpas. Lo bueno de la dictadura era que las reglas del juego estaban claras: no había derechos cívicos, pero todos lo sabían, y si no te gustaba, te xodías y punto. Si te oponías al régimen, sabías a lo que te exponías. Ahora sigue en gran medida igual: aunque los grises ya no visten de gris y se supone que no hay brigada político-social, los antidisturbios siguen siendo un instrumento al servicio del poder (y a veces hasta de cualquier caciquillo de tres al cuarto) y pegan tan fuerte como entonces, y quizás hasta más indiscriminadamente, y los jefes de policía se refieren en público a los ciudadanos que se manifiestan como «el enemigo» (qué no dirán en privado), aunque por lo menos ahora eso está mal visto y se puede criticar. Por otro lado, el que nuestros próceres elegidos pseudodemocráticamente (pues no hay un sistema proporcional de representación, lo cual es intolerable y desvirtúa completamente cualquier resultado electoral, y a eso añadamos la orwelliana manipulación que lleva a que las masas voten absolutamente sin criterio propio), el que esos falsos representantes del pueblo se arroguen el derecho a cambiar las leyes (e incluso la tan manida constitución, tan sumamente sagrada cuando a ellos les interesa) específicamente para combatir a los críticos y opositores que están creando en la población conciencia cívica de esta estafa, o bien para aumentar y consolidar el poder de la plutocracia, recortando los derechos de los trabajadores tan arduamente adquiridos, todo ello junto con la nula separación de poderes hace que, si aún se sigue considerando este régimen como democrático, ello no sea más que un chiste de mal gusto y sin gracia.
ResponderEliminarAdemás, la jefatura del estado se transmite hereditariamente dentro de un clan (qué democrático, oyes) y la sigue ejerciendo con no mucha dignidad que digamos aquel a quien Franco, saltándose la línea dinástica, designó su sucesor y adoctrinó como tal. Pero eso, según están ahora las cosas, es lo de menos.
¡Vaya «miajillisticidad» la de estas reflexiones, muxhaxho!
La jefatura del estado... no es mas que un espantajo colocado en medio del campo que cuesta mucho dinero. Lo peor es que dentro de esas sectas que llevan desde...¿siempre? el cotarro, tambien hay herencias, amiguismos, y muchos etcéteras similares, así que los que se lo llevan van a ser los de siempre. Me da asco decir lo que todos sabemos y es hastiante y hostiante. Somos, siempre hemos sido y siempre seremos naúfragos de los de balsa, que dependemos de cómo se muevan las olas.
ResponderEliminarQue malamente está la cosa. Llegados a cierto punto, sólo me sale esta expresión.