El pobre Rigoberto pasa el verano sudando más que la mayoría de los mortales. Su mala sombra y la compañía de quienes les rodean le hacen sufrir sus habituales desgracias catastróficas todos los días del año, y el verano no iba a ser una excepción.
En esta historieta que vemos ahora, incluso el hecho de hacer una maleta se nos muestra con una tensión y un dinamismo propios de una película de acción. Sólo Segura lo sabía hacer así.
Aunque para película de acción la que tenemos a continuación. Segura retomó a Rigoberto y compañía en los años 80 tras mucho tiempo sin dibujarlos, pero no sólo no perdió la gracia, sino que ganó en vistuosismo. Si trazo seguía siendo tan franético como de costumbre pero... es que otro trazo restaría la gracia que tiene esta historieta. Es totalmente trepidante y de un dinamismo insuperable. Pepito demuestra ser el niño más terrible del universo brugueriano, a pesar de los antiguos Zipi y Zape, y Rigo nos da tanta pena que le perdonamos esas intenciones que siempre lleva para "fardar" e impresionar a Curruquita y Doña Abelarda (a pesar del impagable Dos Caballos!), por encima siempre de sus posibilidades (tanto económica como meramente físicas). Se nota que han cambiado los tiempos no solo en el escueto bikini de la novia eterna de Rigo, sino en la contestación que un bañista da a Doña Abelarda, impensable años atrás (por increíble). Segura se estaba haciendo mayor, pero que madurez tan bien llevada.
Esas ansias de ser "lo más" que perdía a Rigo y de paso a las Cencérrez sigue en esta historieta de la misma época que la anterior. Reaparece el amigo Pirindólez facilitando a Rigo el sendero que lleva al desastre. Las criaturas submarinas sólo pueden ser así en una aventura de Picaporte, desde luego. Pero leed vosotros mismos y disfrutad de una histira que ya quisieran muchos cineastas de blockbusters hollywoodienses filmar con tanto ritmo!. Eso si, el final un poco chasqueante, pero también los genios tienen horas bajas.
Eso si, podríamos estar a mediados de la década de los 80, pero Rigo conservaba su canotier y su pajarita, como en esta con la que cerramos por ahora las "despiporrantes" desventuras del tipo más desgraciado de Bruguera, correspondiente a la época clásica, como clássico es el final humillante de nuestro pobre Picaporte. Creo que se me nota demasiado lo mucho que me gusta la obra de Segura, pero es que hacer reir de verdad es algo al alcance de tan pocos...
Muy divertido este solterón tan señorón:
ResponderEliminarlos posts del Picaporte, un gran aporte.
Comentario rimado
ResponderEliminaral estilo brugueriano
me has emocionado
y te tiendo la mano.