Historias del Frikismo; Ranking personalizado de los Robots (esta vez no) en el Cine: R.U.R


Aunque los robots son un concepto antiguo, la palabra "robot" fue inventada en el siglo XX. Deriva de la palabra checa robota, que significa "servidumbre o trabajo forzoso". Fue acuñada por el genial dramaturgo checo Karel Capek, en 1920. Capek utilizó la palabra para describir a los personajes centrales de su obra de teatro clásico de ciencia ficción, RUR (Robots Universales de Rossum). En la obra, un excéntrico y anciano científico, Rossum, inventa un sustituto artificial para la carne y el hueso a través de medios biológicos y eléctricos. Desea usar esta sustancia para hacer realidad su sueño: la creación de formas de vida  artificiales. Tiene la esperanza de que, al hacerlo, puede hacer de la existencia de Dios una pregunta irrelevante y demostrar que el hombre-con la ayuda de la ciencia-es realmente el dueño del mundo.



Los experimentos de Rossum acaban como atrocidades y el científico acaba loco. Su sobrino, un ingeniero de mente abierta, decide crear algo práctico a partir de los experimentos de su tío.
Comienza por hacer un manual perfecto de la máquina trabajadora. Usando al ser humano como modelo, y para simplificar el diseño, elimina los pulmones, el corazón, las emociones y el alma al no considerarlos  elementos productivos.
Los experimentos del joven Rossum alcanzan el éxito más allá de sus sueños más atrevidos y Robots Universales de Rossum comienza a producir y distribuir su invención a escala mundial, dispuesto a satisfacer una demanda cada vez mayor. Entonces, los robots empiezan a adquirirse  en grandes cantidades por países en guerra, que los convierten  en grandes ejércitos sin alma. Son ejércitos
despiadados y eficientes, que destruyen y diezman a todo ser viviente a su paso, tanto soldados como indefensos civiles.


Mientras tanto, los científicos de  R.U.R., también afectados por los acontecimientos mundiales, discuten  la posibilidad de cerrar la fábrica de robots. Pero hay demasiados argumentos contra el cierre de la fábrica;  se dejaría a miles de trabajadores sin empleo, sin contar con que la gente tendría que volver a hacer trabajos pesados y de baja categoría;  los robots representan el mayor logro de la humanidad, las naciones prosiguen con la guerra... Uno de los científicos, un biólogo abrumado por la culpa, experimenta entonces con una fórmula, con la esperanza conseguir dar un giro a los acontecimientos.
Al final, los ejércitos de robots se rebelarán. Estos perciben a los seres humanos como amos defectuosos, inútiles e incapaes. El fin de la humanidad está cerca. Habrá una purga y el robot gobernará la Tierra. Pero no pueden procrear: el sistema reproductivo no contribuye a la eficiencia de un trabajador y por lo tanto no son parte de su diseño. Los robots deciden entonces asaltar la fábrica y hacerse cargo de la producción para asegurar su permanencia.
Los últimos seres humanos, los que están en R.U.R., discuten sobre la fórmula secreta del biólogo. Los robots les permitirán vivir si les proporcionan la fórmula. Algunos de los supervivientes ven buena esta opción, otros prefieren morir antes que claudicar. Llegados a este punto, aparecen dos nuevos robots domésticos, que permanecían en perfecto funcionamiento y fieles a los humanos dentro de la fábrica. Son Primus y Helena y están profundamente preocupados por la suerte de los otros, y están enamorados Ellos son, de hecho, el producto de experimentos adicionales que se hicieron con la fórmula. Pronto descubrimos que aquella  fórmula fue destruida accidentalmente, por lo que los robots insurrectos están predestinados a desaparecer en una generación. Pero su trabajo  ya está hecho, y con ellos desaparecerá la Humanidad. En su lugar aparecerá un nuevo tipo de criatura que heredará la tierra; los hijos de Helena y Primus. La obra termina con una lectura del Génesis, y con los nuevos Adán y saliendo de la fábrica cogidos de las manos...y con  guirnaldas en la cabeza.


Como dijo Asimov, la obra no es para echar cohetes precisamente. El diálogo es forzado, la comedia plana, y hay un personaje que se llama Helena Glory pero se podría llamar perfectamente Mecanismo de Exposición, porque es lo único que hace. Dar exposición a la trama y explicarla para un público, suponemos, menos acostumbrado a las convenciones de la ficción especulativa. Y sin embargo, tiene algo. Es una atmósfera, una sensación opresiva. El pesimismo de una historia en la que los malos se saben impunes e intocables y los buenos no tienen ni idea de nada, y van armados de poco más que buenas intenciones. El planteamiento es dramático y oscuro, y el mundo en el que ocurre es fascinante.
RUR fue una obra muy influyente, y marcó la pauta a seguir en las historias de robots hasta hoy. El tema de los robots rebelándose contra sus amos podría ser visto como una advertencia de los peligros de la tecnología, una alegoría sobre el progreso y la decadencia, el peligro inminente de los conflictos no resueltos entre el capital y el trabajo.
En su momento R.U.R. fue un gran éxito, estrenándose casi enseguida en Nueva York (1922) y Londres (1923). Curiosamente, R.U.R. tiene el honor de ser el primer programa de televisión de ciencia ficción jamás emitido —en una versión reducida de 35 minutos— gracias a la BBC en 1938. Su influencia llega hasta la actualidad: en la reciente serie de Joss Whedon, Dollhouse, el nombre de la malvada corporación que juega con el concepto de humanidad y acaba por provocar un apocalipsis es… Rossum. 


Las ideas de Capek en R.U.R son inquietantes. Hay que tener en cuenta también que el escritor vivió en primera persona la Primera Guerra Mundial y sus horrores. Estaba convencido de que que el progreso tecnológico se había pervertido a hacer del hombre un asesino más eficiente. Fue testigo del frío terror impersonal de la muerte y destrucción en masa. También fue testigo de lo que ocurría con la gente del  ghetto,  enfermos y hambrientos, despojados de su dignidad y su humanidad, dispuestos a matar por un pedazo de pan.
Todo esto y más influyó profundamente en la creación de R.U.R.;  la obra fue un vehículo para expresar su preocupación. Praga, la ciudad natal de Capek, tiene una larga y rica tradición en leyendas y  folclore. Y se inspiró en una de las más famosas: la leyenda de los Golem.

Pero esto es otra historia…

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