La razón de ser de estos posts se ha perdido definitivamente. Ya no es la película de la semana, ni las X películas cada Y días, ni son de estreno ni ná de ná. La razón de la irregularidad de estos posts bajo el inútil epígrafe de La película de la semana (Cuando veo película la semana en curso) esta vez es muy sencilla, ya que alguna la he tenido que digerir lentamente para dar una visión , creo, más acertada de la misma. En total voy a comentar 4 filmes, y lo mejor va a ser comenzar ya. Lo haré por orden cronológico desde la fecha de estreno, comenzando por la más antigua. Pero no temáis, que lo haré en sus respectivos 4 post, no juntándolo en lago inleíble, como hasta ahora.
La más antigua tiene ya un par de añitos. Se trata de:
Enemigos Públicos
Personalmente, que la dirija Michael Mann me parece garantía de que, al menos, algo decente voy a ver, aunque no llegue a ser una maravilla. Y así ha sido. Es una película correctamente dirigida, discretamente interpretada y espléndidamente ambientada.
Cartelico |
Siempre he pensado que un país como Estados Unidos, siendo tan joven pero tan importante (y perdonad la perogrullada) ha estado necesitado siempre de lo que los países más antiguos obtuvieron de manera natural: Los mitos y las leyendas. Desde los héroes de la mitología Griega, La Ilíada y la Odisea, hasta las leyendas Artúricas, Till Eulenspiegel, El hombre de la máscara de hierro, Tristán e Isolda, El Cantar de los Nibelungos, el Cid campeador, El tambor del Bruch, Robin Hood, La Santa Compaña, Luis Candelas, Brujas, Magos, Licántropos, Hadas… un larguísimo e inacabable etc. que conforma el bagaje cultural de leyendas de la vieja Europa (y de Asia ya no vamos a hablar, que no acabamos), que ha ido conformando, más bien reflejando, el carácter europeo, transmitidas oralmente y por escrito. Realidad y ficción mezcladas, nos hablan de nuestra historia, si sabemos leer entre líneas. Pero, ¿Y los estadounidenses? Porque en América Latina hay grandes vestigios de culturas milenarias con sus propias leyendas, y el valor de la transmisión oral de abuelos a nietos, pero, ¿Los norteamericanos? Las leyendas indias no les sirven, sobre todo después de haberlos arrinconado hasta casi el exterminio… Olvidaos de Manitú, El Wendigo…Quizás el Wendigo si, pues se la han apropiado, o mejor deberíamos decir expropiado. O Bigfoot, El Bogeyman, Jackalope, Rogarou…
Creo que necesitaron convertir a personajes históricos o personas normales que sobresalieran por algo rápidamente en leyenda para formar su bagaje cultural. Así estarían Davy Crockett, Daniel Boone y Kit Carson, los pioneros del Oeste, o a los colonos del Mayflower . Buffalo Bill, El general Custer, Calamity Jane, Wild Bill Hickock, Wyatt Earp y Doc Holiday, Roy Bean…todo eso en algo menos de un siglo de Historia.
De hecho, pienso que cualquier cosa que los norteamericanos quieran que sea leyenda, se convierte en leyenda. Suyos son los modernos Dioses Griegos del siglo XX y principios del XXI, los superhéroes, encabezados por Zeus-Superman o Teseo-Spiderman. ¡Qué narices! Si hasta tienen un Dios que han reconvertido en Dios, un Neo Dios súper héroe, Thor!!! (Próximamente en sus pantallas, dirigido por Kenneth Branagh).
Dilliger in person |
Si antes mencioné a Robin Hood o Luis Candelas fue precisamente porque parte de la mitología viene inducida por la fascinación que los rebeldes y fuera de la ley han ejercido sobre las personas comunes casi desde siempre, ya sea como objeto de la justa ira del pueblo o como personajes a admirar por su osadía al despegarse de nuestra sociedad. Los norteamericanos no son tampoco una excepción: Billy the Kid, los hermanos Jesse y Frank James, Butch Cassidy y The Sundance Kid… Y encima, casi al poco tiempo de tener lugar las “aventuras” de aquellos personajes, el cine estaba naciendo en la nación que más esplendor y partido) le ha sacado, por lo que la promoción es automática y casi “en directo”.
Se buscaba |
El héroe/antihéroe de Enemigos Públicos es otra leyenda norteamericana, el que fue conocido como el enemigo público nº 1: John Dillinger. Sumidos en la Gran Depresión, Dillinger se enfrentaba a las autoridades sacudiendo donde más les dolía, o sea, en el bolsillo, atracando bancos. Y al público le daba igual que Dillinger y compañía lo hicieran para obtener beneficio propio; para ellos, estaba castigando a los culpables de la tremenda crisis que ahogaba al mundo occidental: El Gobierno y Los Bancos. Dillinger el Justiciero. Luego se alimenta la leyenda diciendo que sólo se llevaba el dinero de los Bancos, respetando el que llevaran los inocentes clientes, o que jamás murió nadie en un asalto de Dillinger (lo cual es falso) y el antihéroe cobra un cariz semi divino. Y en aquella época, con una gran crisis, el cine era un salvavidas para la evasión de la cruel realidad. La leyenda sigue aumentando, se sigue alimentando del celuloide. Los noticieros que daban antes de las películas dan cuenta semanalmente de las andanzas del atracador, como si de un serial se tratase, e incluso se hacen películas inspiradas en las tortuosas vidas de aquellos elementos, engrandeciendo a los ya de por si enormes (no físicamente, nótese la ironía) Humphrey Bogart, Edward G. Robinson o James Cagney. Precisamente de James Cagney ve Dillinger una película en la que nos iba a ocupar hoy, hasta que he soltado todo esto de las leyendas, y que a ver como re encauzo. Precisamente ve “El enemigo público”, y uno de sus compinches imita al legendario actor en una escena.
Personalmente creo que Enemigos públicos no es una película como aquellas en cuanto al género. No es un thriller, no es una película de Gangsters…Ni siquiera es un Biopic, aunque sea todo eso junto. Creo que es un Western. O al menos toda la película me recuerda la estructura de un western, desde la fuga de la cárcel de Dietrich al principio de la peli, los asaltos, tiroteos, persecuciones…salvo que en lugar de caballos salen aquellos preciosos coches de los años 30 con estribo, y en lugar de Saloon tenemos clubs nocturnos.
Respecto a la factura de la película en si, como ya he adelantado, la ambientación es correctísima, y la dirección correcta. Dura dos horas y parece que dura dos horas, o sea, insisto, correcta. No recuerdo ningún momento especialmente memorable, pero tampoco vergonzoso. La actuación de Johnny Deep, que interpreta a Dillinger, es adecuada, por mucho que, a mi parecer, no sea adecuado para interpretar a Dillinger. El asaltante original poseía unas características físicas que Deep no posee. Está más dulcificado, y Dillinger era una fuerza de la naturaleza.
Johnny Deep es Dillinger |
Purvis pegando tiros |
Christian Bale da vida a Melvin Purvis, el agente de un neófito FBI que hace de la caza a Dillinger una obsesión. Pero no se nota esa obsesión, pues parece más obsesionado por los murciélagos y…ah, no, que esa es de Batman.
De todas formas, lo mejor son los secundarios, y por poco que aparezcan se comen en sus intervenciones a estas dos estrellas. Y destacan especialmente Barry Cudrup como Edgard Hoover, el primer director del FBI, cuando era tan solo BI (o sea, cuando no era federal. Dillinger tiene parte de culpa de que el Boreau de Investigación se convirtiera en interestatal o federal).
Stephen Graham (el que hacía de pretendidamente gracioso en la ya comentada y muy desafortunada “Season of The Witch”) recrea a un brutal Baby Face Nelson. Y hay dos tipos cuyo nombre no sé, pero de gran prestancia, que dan cuerpo a dos rangers de Texas que se unen a Purvis para la caza, y que dan bastante miedito. Recuerdan a los inquietantes agentes de Pinkerton que perseguían a Paul Newman y Robert Redford en Dos hombres y un Destino, salvo que a aquellos se les solía ver de lejos, aunque cada vez más cerca, y a estos ya se les ve de cerca, y no veas que susto.
Como curiosidad, aparece Emily De Ravin, Claire Littleton en Lost, haciendo un cameo como rehén en uno de los asaltos.
En fin, un western-thriller-biopic bastante correcto. ¡Pero seguro que ya la habíais visto!
J Edgard Hoover interpretado por Billy Cudrup |
Christian Bale es Melvin Purvis |
Marion Cotillard |
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