THE MECHANIC (2010)
En 1972, Michael Winner dirigió a Charles Bronson en la película que conocimos en España como “Fríamente, sin motivos personales”, titulada originalmente “The Mechanic”. Entonces, a los distribuidores debió parecerles poco atractivo traducir el título, pues debieron de pensar que el público no estaría interesado en la vida de un mecánico, con su mono azul lleno de grasa. Salvo que el epíteto “mecánico” de aquella película era el eufemismo que se utilizaba para llamar a un hit-man, un asesino a sueldo. El inexpresivo Bronson, con su rostro cincelado, protagonizó una serie de películas de bajo presupuesto con la misma mecánica, como la saga Death Wish (El justiciero de la ciudad, 1974), que tuvo su continuación en los años 80 con Yo soy la Justicia, El justiciero de la noche, Yo soy la justicia II (que eran DW 2, 3 y 4 respectivamente) hasta el 93 con Death Wish V, The face of Death. Y bastantes mas, contando con el mismo director con el que formó un tándem que no pasará a la historia como el formado por Ford-Wayne o Wilder-Lemmon, pero que ahí está.
Luego se murió el pétreo actor de acción, en Agosto de 2003 a la edad de 78 años, dejándonos un legado de violentos thrillers de serie B que fueron carne de videoclub y carnaza para desfogue de críticos cínicos (o sea, de cine).
Actualmente, tras la desaparición bajo kilos de grasa, responsabilidades políticas, autoparodias o simplemente los años de los héroes de acción de los 90 y primeros años del siglo XXI, el action man por excelencia del cine actual, Jason Statham, protagoniza el remake de aquella película, sin motivos personales, a la que, en esta ocasión, los distribuidores han decidido no retitular ni traducir, dejando el título tal cual, pensando lo cool que quedan los títulos en inglés, y sabiendo que la sola imagen del alopécico londinense, pistola en mano, bastará para que se acuda en masa a ver la cinta. Claro, que en estos tiempos, las películas ya no son cintas, ni tampoco se acude en masa.
Igual que en la cinta (esta vez sí) de 1972, Arthur Bishop (Statham) es un mecánico, un asesino a sueldo muy efectivo, que toma bajo tutela a un joven aprendiz, creyéndose obligado moralmente a ello. Ben Foster, al que personalmente descubrí en Me llamo Earl como Glenn (Un pipiolo boy-scout al que las perrerías de Earl convierten en un violento criminal compulsivo) en el capítulo doble Me llamo recluso, encarna a Steve McKenna, el pupilo de Bishop, hijo de Harry McKenna (interpretado por Donald Sutherland). La película la dirige Simon West, cuya carrera ha transcurrido casi por completo en TV, con la excepción de la primera adaptación de Tomb Rider, o Con Air, por citar alguna que pueda sonarnos de algo.
Statham, que desde Lock, Stock and two smoking barrels y, sobre todo, la magnífica Snatch, cerdos y diamantes(o el perfeccionamiento de la primera por parte de Guy Ritchie, al que aparte de conocérsele por películas de este tipo-Revolver, también con Statham, Rockanrolla- tiene la cruz encima de ser una de la ex parejas, exmarido en este caso, de Madonna) no ha parado de saltar, disparar y hacerse con un nombre dentro de la élite del cine de acción. Aparte de las sagas de Crank o The Transporter, este no es el primer remake en el que participa, siendo los otros el de The Italian Job (y que el muxhaxho le perdone) interpretando a Handsome Rob; el de La Pantera Rosa (haciendo un cameo), o el de Death Race, haciendo el papel de Jensen Ames, que equivaldría al que interpretó (permítaseme la licencia) Silvester Stallone en La carrera de la muerte del año 2000, con el sonoro nombre de Machine Gun Joe Viterbo.
Antes de The Mechanic, Statham intervino en rol protagonista en Los Mercenarios, junto a míticos héroes de acción y actores relaccionados con este tipo de filmes como Sylvester Stallone, Jet Li, Dolph Lundgren (Ivan Drago, el boxeador ruso de Rocky V), Eric Roberts (Si, el hermano de la Julia), Charisma Carpenter (La Cordelia de Buffy y Angel) o Mickey Rourke. En la película hacen cameos Arnold Swarzenegger y Bruce Willis… Posiblemente la vea en mi próxima crisis de tipo “no me apetece pensar, sólo quiero ver circo”.
¿Qué me ha parecido la película? Una hamburguesa. Esto es, está rica, se deglute rápidamente y no deja recuerdos perdurables. Se puede pasar un buen rato, hay tiros y explosiones, acción previsible y espectacular, y no deja ningún poso. Statham, como en Crank o The Transporter, despliega una mascletá de acrobacias con la pistola y diversas armas que queda diluída por el montaje, llevándose la parte del león Ben Foster, precisamente por no ser el protagonista principal, menos cuidado, y por ende, menos diluído. Montaje fallido, entonces.
En definitiva, que la película no es para pensar, sino para caer en estado catatónico y olvidarse del mundo real hasta que acaba. ¿Qué más se le puede pedir?
La hambueguesa no te dejará recuerdos perdurables a ti; a mí me repite toda la tarde.
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