Un Sir Tim dedicado a un tipo afortunado llamado Sebas. |
Juan Rafart (Raf para sus “monos”) era un dibujante de trazo ágil, suelto y rápido. Sus personajes se contagian de esa agilidad y cobran vida, por sus expresiones, sus gestos. Están perfectamente caracterizados y poseen personalidad. Vamos a comprobarlo mientras continuamos el repaso al entorno de Sir Tim O´Theo, al tiempo que podemos disfrutar de sus aventuras.
Otro vecino de Sir Tim O´Theo, aparte de Lady Filstrup, es el Coronel Jones, bigotudo ex militar aficionado a la caza, un tanto botarate y que al Sir no le cae nada bien, manteniendo con él una poco cordial rivalidad, debido a que Jones menosprecia al Sir, y a que sus tierras son colindantes.
Ya hemos visto anteriormente que la autoridad civil de Bellotha Village está representada por el burgomaestre, uno de esos tipos bajitos que tanto gustaba de dibujar Raf. Pero esa corta estatura no impedía que fuera la más alta autoridad del pueblo, permitiéndose arrancar un pelo del bigote de Blops cada vez que este hacía mención a algo relacionado con extraterrestres, y dos si el comentario era tocante al mundo sobrenatural y los fantasmas. Lamentablemente, Blops no llega a ver extraterrestres (que yo tenga documentado hasta ahora), pero sí que tiene la capacidad de ver seres del más allá. Si bien, al parecer, la capacidad de ver espectros tiene que ver con la inteligencia del sujeto vidente, también la capacidad de los fantasmas de ser vistos es inversamente proporcional a su categoría; cuanto más abajo en la escala fantasmagórica sea el espíritu, más personas podrán verle… convirtiéndose en todos los sentidos de la palabra en una “aparición”. Aún así, Blops, por el bien de su mostacho de sargento, se guardará mucho de comentarlo delante del burgomaestre, aunque se le escape el manifestar su fe en los OVNIS de vez en cuando.
Los fantasmas de menor rango pueden ser visto por el común de los mortales |
Blops contagió sus obsesiones con los extraterrestres al mismísimo Sir Tim |
Esta obsesión le trae más de un disgusto |
¿Y el burgomaestre? ¿Ante quién responde? Pues ante un personaje muy circunstancial, pero que ahí está, y que es el mandamás del condado, ataviado de manera similar a Bert (el burgomaestre) y conducido por los pueblos de los que es responsable en un flamante Rolls Royce, mucho más nuevo y rutilante que el viejo cachivache de Sir Tim. Ya hubo un Burgomaestre hace mucho, más voluminoso que el que conocemos, y que resultó ser un político corrupto que acabó donde deberían acabar todos los políticos corruptos.
La historieta está completa. Arriba vemos un cartel de continuidad. |
El representante sanitario de Bellotha Village es el doctor Pottingham, tipo sin ninguna característica física reseñable. Es, de hecho, el típico personaje brugueriano del montón, esto es, calvo, con gafas y bigote. Al igual que su colega rafiano, el doctor Períllez, se le identifica por su atuendo característico, es decir, bata blanca y enarbolación de fonendoscopio, sea al cuello o en algún bolsillo.
Con la Policía, el médico y la alcaldía quedarían representados los poderes tradicionales de una pequeña población, salvo el eclesiástico; pero Bellotha Village ha de ser un lugar laico o aconfesional, pues en ningún momento se presenta a ningún clérigo, siquiera de la iglesia protestante que se suponne será mayoritaria en una localidad tan cercana a Londres, por mucho que su máximo protagonista sea irlandés, lo que le concedería un 80 % de probabilidades de ser católico. En este caso, con la iglesia no nos hemos topado.
El pueblo de Escocia, con sus tópicos característicos, está representado una vez más en la figura de Tadeus Mac Rhacano, un pequeño highlander ataviado con kilt (con el mismo tartán o dibujo de cuadros representativo de los distintos clanes que los otros dos escoceses presentados hasta ahora, tampoco Raf estaría para tanto detalle) y Glengarry Bonnet, agarrado como él solo, que busca siempre evadirse de cualquier gasto. Incluso manifiesta ser alérgico a los bancos, por lo que recurre al almacenamiento de su capital en los lugares más insospechados de su castillo. Es propietario de una tienda de empeños, y junto a Aticus Mac Guillicudy y Mac Latha, es el tercer representante de Escocia, el segundo vivo…
El Rajah Bracadabrah, despistadísimo gobernante de Trestristestigris, en la región de Prahbranargal, donde servía Sir Tim como capitán de los lanceros bengalíes, y propietario de la “Verruga de Sivah” un valiosísimo diamante, aparece en las primeras aventras y luego se convierte en recurrente. De aquella época también conserva amistad con el Maharajah Majaretah, que en alguna ocasión le encomienda el cuidado del Santón Pirulero, un esmirriado (a lo hindú) individuo con poderes faquíricos y una voluminosa cabeza comparable al peinado de Marge Simpson, que oculta tras un aparatoso turbante. De aquella zona de Oriente proviene también Rah-Mon, un pequeño faquir con poderes de…faquir, sobrino del Rajah de Trestristestigris, que pasó una temporada con Sir Tim como también hizo Nikito Nipongo.
Aunque el enemigo principal del Sir es el crimen, este se ha personalizado en malvados contrincantes, sobre todo en los primeros tiempos, cuando los guiones los firmaba Andreu Martín. Uno de los más destacados contrarios que tuvo Sir Tim fue Blackiss Black, un tipo vestido de malo clásico, de serial de cine mudo, con traje sombrero capa y bigotes negros. También estuvo Jo Robber, ladrón yanqui con sofisticados métodos y Ashili y Puhr, esbirros de este, cuyos nombres evocan el Achilipú de la Terremoto, Pavoroso Pavor, o el pérfido profesor/ comandante Von Peppen, científico nazi y jefe del campo de prisioneros donde el Sir y Patson fueron prisioneros durante la última “Guerra Gorda”, tipo escuchimizado y malvado que, al ser alemán y nacional socialista… tiene la cabeza cuadrada.
Primera entrega de Sir Tim contra Blackissblack, pronto serializada en este vuestro blojjj |
Lord Moneyfull, aristócrata millonario, O’Karie (o el doctor Flemon), el dentista, Pinter, el pintor, Posting, el cartero, Red Mendón, el zapatero, O´Plumb el fontanero, son otros personajes que salen en más de una historia, cuya importancia es menor, pero forman parte del paisanaje bellothavillano. E incluso secundarios muy circunstanciales quedan grabados, tal era la pericia y el interés que ponía Raf en su caracterización.
No podemos olvidar sitios y entidades recurrentes en el mundo de Sir Tim O´Theo. El diario local, “The Repaper”, anunciante de la llegada de enemigos del Sir, de objetos que tientan para su sustracción a los delincuentes, de las meteduras de pata de Blops, los éxitos del Sir…, El Remoney Bank, obviamente, un banco, el Turuting Center, psiquiátrico de la zona, o Flauting Town, el pueblo vecino a Bellotha Village.
Ojalá.
Cuando Sir Tim no está ocupado por ningún caso, su vida transcurre con una placidez absoluta, llena de esa característica flema británica. Lee The Repaper en el desayuno, se traslada a bordo de su rolls, conducido por Patson, se encarga de las azaleas de su jardín, toma el té de las cinco, degusta alguna copita de Xerry, y, por supuesto, trasiega pintas de cerveza en el Ave Turuta bajo los auspicios económicos del fiel Patson, cuidándose en todo caso de no quedar remojado por alguna de las que se le atragantan al pobre Blops por alguna de sus taruguiles meteduras de pata. Y es que, según el Sir iba envejeciendo, sus casos iban teniendo menos empaque. La culpa la tenía el guionista, ya que, mientras en la época de Andreu Martín, las aventuras de Sir Tim y Patson eran trepidantes, llenas de destinos exóticos, con Patson convertido en un perfecto héroe de acción, las de Raf (y equipo) solían tener como desenlace un equívoco o algo que realmente no era para tanto; un chasco, a fin de cuentas. Asímismo asistimos a una evolución del dibujo que no es tanto cualitativa como estilística, y que responde seguramente a algo tan simple como la cada vez más fluida maestría… del maestro. Vemos como es dibujo se hace menos detallado, aunque sigan abundando los característicos cordones desatados y los apliques y enchufes en las paredes, pero las indumentarias se simplifican, e incluso el bigote de Blops se hace minimalista. Por supuesto, vemos en el trazo que el uso del pincel y la plumilla se ve sustituida por otro accesorio dibujantil, que aparte de precisar pericia, si la tienes, agiliza el trabajo hasta lo indecible: el rotulador.
Aunque no tuvo el éxito que se merecía, esto también supone egoístamente una gran ventaja. Raf sería un dibujante muy atareado, con muchos personajes y páginas para llenar, pero su agilidad en el trazo y su pericia en el dibujo hicieron que solo tuviera que recurrir a un equipo de entintadores, asistidos primorosamente por un maestro insuperable, y que se vieran sus plazos siempre cumplidos. A diferencia de Mortadelo, no hay chimpas que se hicieran cargo de Sir Tim, lejos de la supervisión de su creador. Y esto es de agradecer, porque si hubiera pasado lo mismo con los demás personajes de (más) éxito, posiblemente la Editorial Bruguera hubiera ganado algo menos de dinero. Pero seguramente no sería su “escuela” tan menospreciada como lo fue en los años 80/90 por las mentes maestras del cómic en España, y… posiblemente, hoy se estarían reeditando más cosas, a lo mejor no hubieran quebrado, quien sabe si ahora mismo existiría una base para una industria sostenible del tebeo en España. No era cuestión de renovar, sino de aprovechar lo que había, que si no hubiera estado tan encorsetado, se hubiera renovado a sí mismo, y hubiera llamado a nuevas generaciones inspiradas por esa renovación. Y si había alguien especialmente dotado para abanderar esta renovación, ese era Raf. Pero en su lugar se le expulsó.
Se vendían 6 millones de revistas semanalmente. En España. Eso era mucho. Y seguramente la caída empezó al renovarse el “parque móvil lector”; los antiguos comenzaron a buscar nuevas cosas, algunos fuera de un medio que consideraban infantil y caduco, y los nuevos no se vieron atrapados por la falta de evolución Y falta de evolución era el repetir una y mil veces las mismas historietas de hace 20 o 30 años y hacer las nuevas iguales, o peor, con los chimpas mal calcando los clichés y empeorándolos hasta lo indecible.
Y los que criticaban eso, luego se cargaron el cómic en España, así que tampoco pueden arrojar la primera piedra, con lo que ellos llamaron el “Boom” durante los años 80, y que yo llamaba y llamo “La Burbuja” del comic en España. Tras tantos años de censura, nos metieron en apenas una década lo que no había traspasado nuestras fronteras en 40.
Menos mal que, a quienes lo sabemos apreciar, siempre nos quedará Raf, y Sir Tim. Ya no podemos reescribir la historia, pero, señores que manejan el (poco) cotarro tebeil hispano ¿Se podría reeditar?
Ojalá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario