A propósito de Schmidt, Gustavo Martz y El Profesor Tragacanto.




Al llegar Schmidt a Barcelona desde su Cartagena natal comenzó su carrera como historietista en revistas como Nicolás, Florita, Festival, Paseo Infantil o Pinocho, para las que crearía chistes y personajes variados tales como Toribio, Copocabana, Anastasia Cazuela, el Doctor Cascarrabias...
Los Inventos de Toribio, creada en 1948, era una serie sobre un inventor con ideas peregrinas que acababan siendo inventos fallidos y su relacción con su esposa, aderezados por las travesuras de dos mellizos traviesos. La serie, que se comenzó publicando en Nicolás, de la Editorial Cliper. acabó llamándose sólo Toribio, pues el asunto de los inventos se desvaneció, así como el propio Toribio, que fué redondeándose y achicándose, al contrario que su esposa, que aunque también tendió al redondeo, este fué en forma de ganancia adiposa.Apareció la hermana de Toribio, Ágata y desaparecieron los mellizos. 








Varias páginas de Los Inventos de Toribio publicadas en Nicolás entre 1951 y 1953
Toribio en Nicolás 116, con la hermana del protagonista, Ágata

En Nicolás nº 150

nº 160 de Nicolás

Toribio en Nicolás

Toribio en Paseo Infantil nº 21


Pero para la misma revista (aunque se publicarían en otras) creó tambien a Los Mellizos, una pareja de...mellizos, traviesos en la mejor tradición de los Katzenjammer kids o los hermanos Zipi y Zape, que protagonizaban historietas muy cortas y mudas en su mayoría, y que pudieran estar inspirados posiblemente por los Gemelos Marabunto, que tambien se llamaron Gemelos Dupont y Gemelos Pérez, de Manuel Vázquez..

Tira vertical de Los Mellizos en Nicolás nº 216

Los Mellizos en el nº 298 de Yumbo



Varios ejemplos de Los Mellizos


Copocabana era un niño indio, de los indios de América con pluma y todo, como el Pequeño Hyawatha de Disney. El Doctor Cascarrabias vivía con su prima Ruth y con dos gamberretes sobrinos vestidos de marineros... otra vez mellizos, y se caracterizaba por hacer permanentemente honor a su apellido u apodo, estando siempre de un humor de perros.







Copocabana en Nicolás


El Doctor Cascarrabias, tambien en Nicolás


Don Josefino y Claudia Cazuela suponía el primer borrador a la relacción entre el Doctor Cataplasma y Panchita, al tratarse de las cosas que les acaecían a una criada y su señorito. Al dejar de publicarse en Nicolás, se publicó en Paseo Infantil con el título Anastasia Cazuela. Esta vez no nos constan los mellizos.




Don Josefino y Claudia CAzueloa en Nicolás


Cambio de nombre, n¡mismos personajes. Anastasia Cazuela en Paseo Infantil.

En Cadete publicaría, firmando como Mas Esparch, posiblemente para no entrar en conflicto con Bruguera, para la que hacía tiempo que trabajaba (aunque estaba a punto de dejarla), a Paco Cohete, Investigador Zoquete, un inventor algo desastroso como el primer Toribio, que convivía, cástamente, como Don Josefino y el Doctor Cataplasma, con su criada. Paco Cohete era uno de esos señores bajitos tan schmidtianos, pero llevaba bigote en lugar de barba, eso si, muy frondoso. Fué publicada al menos una historieta de este personaje en Parque, suplemento de solidaridad Nacional, con el nombre El Profesor Ciclotrón y el largo subtítulo rimado y su criada, la tuna, que buscan la solución para subir a la luna, esta vez firmando como Schmidt. 







Paco Cohete, publicado en Cadete en los primeros años 60 y firmadas como Mas Esparch. La estructura de las historietas es la misma que con el Doctor Cataplasma y demás personajes bajitos, aunque la criada, siendo más alta que el protagonista, no supone un contraste tan llamativo como ocurría con Panchita o con Petronio en el caso de Tragacanto. Entre tanto hombre bajito con largas barbas, o sin ellas, aparece uno que tiene pelo (como Cataplasma o Rasputín) y además, bigote.

La temática de los sueños relaccionados con el subconsciente del personaje, y el echar la culpa a la cena, es recurrente entre los argumentos de Schmidt. Historieta con uno de los títulos más largos de la historia del tebeo humorístico español.
Curiosa historieta de Tragacanto publicada en el nº 1541 de Pulgarcito el 14 de Noviembre de 1960, durante la misma época que publicaba a Paco Cohete en Cadete. ¿Fué un desafío de Schmidt a los jefes Bruguerianos? Pepe Majarettis es obviamente Paco Cohete, y va a enviar a Tragacanto, mediante un cohete, a tomar por...


En esa misma revista publicó mas entregas de Copocabana y series mas o menos cortas la Familia Cachiporra (antecedentes de Troglodito donde vemos el recurrente señor bajito y frodosamente barbado,) o El negrito Cola Cao (haciendo publicidad a la famosa marca de polvos para chocolatear la leche y el vigor que proporcionaban al menos a aquel negrito del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Cola Cao). 




Otros personajes, tiras y chistes sueltos los podeis ver tambien a continuación, como Babalú, una niña negra que protagonizaba pequeñas historietas, y otras semejantes como las de Pilusa, Tifina, Martita... Don Botarate, un personaje que hacía honor a su nombre con una actitud antisocial patente, publicado en Nicolás, donde tambien publicó historietas de Dolly, una jovencita, o Luzbelina, pequeños chistes de una bella diablesa con malas artes. Como mala sombra tuvo Pomponio Funesto...

Martita, en Súper Pulgarcito nº 33, 1ª época.












Luzbelina, en Nicolás

Pomponio Funesto, en la revista La Olla de Ed. Clíper, 1958

Y para Florita, varias tiras cortas.En fin, muchos ejemplos que parecen seguir el método de ensayo y error, en busca tanto de estilo como de un personaje que consiguiera éxito, a caballo entre lo que hacía en Bruguera y otras inquietudes.





Varias tiras en Florita


Un pequeño y barbado personaje parecido a Rasputín

Don Revés, en La Olla








En Bruguera, comenzó la etapa que le hizo más popular. En 1950 creó a Don Usurio para Pulgarcito, que apareció por vez primera en el nº 166 del 1 de Septiembre de aquel año, en un manicomio cual Carioco, y se trataba de un mezquino y cicatero hombrecito que vestía de negro, cuyo carácter y rasgos se fueron dulcificando por obra y gracia de las directrices de Rafael González, ya que comenzó siendo un espigado señor, vestido también de oscuro, al que ya se adivinaban malas intenciones, con rasgos sospechosamente judaicos que portaba un paraguas como otro personaje tambien con negro atuendo pero peores intenciones si cabe; Doña Urraca, con la que también le unía el paraguas que usaban para otras cosas distintas de guarecerse de la lluvia... y de la que el aCartagenero se haría cargo muchos años más tade. iteramos.Don Usurio fué encogiéndose conforme pasaban las viñetas de la serie, tanto, que acabó desapareciendo hacia 1952 aproximadamente.

Segunda historieta de Don Usurio, en diciembre de 1950

Don Usurio y Don Danubio en Pulgarcito, abril de 1951


 En la última historieta de esta serie de ejemplos podemos ver a Don Usurio con otro personaje creado por Schmidt casi coetáneamente, pues en 1951, y en el número uno de el DDT creó a Don Danubio, personaje influyente, que aún conservaba el afilado trazo de los inicios del Schmidt de los primeros años, sobre todo en sus afiladas barbas, y rematado con una chistera muy de Don Cicuta (la primera chistera de Schmidt), si no fuera porque el televisivo personaje fué ideado muchos años después, representando, como Don Danubio, un tipo de personajes de oscuro talante que desgraciadamente abundaron lo suyo, muy a lo "villanos de opereta". Este Don Danubio fué un personaje cambiante, reflejo de la búsqueda de un estilo que cuadrara en Bruguera o que fuera del agrado del señor González, y que al igual que Don Usurio, fué encogiendo poco a poco. Podeis ver más ejemplos de historietas de Schmidt e información complementaria AQUÍ.


Varias historietas de Don Danubio en el DDT de 1951 a 1952

Mellizo de Don Danubio, pues salieron del mismo padre y fueron paridos en el nº 1 de DDT resulta ser Prudencio. Prudencio se puede considerar el primer hombre pequeñito de Schmidt, y al principio parecía un pajarito, con esa nariz de pico y las gafas redondas de búho. En un principio, sus historietas estaban llenas de palabras, pero posteriormente las fueron perdiendo y, como sus compañeros schmidtianos de formato, Rasputín y Sófocles, se hicieron mudas (o casi), más visuales. Prudencio pasó a llamarse posteriormente Don Prudencio, aunque la verdad, ese Don está añadido en las posteriores y habituales reediciones de todo personaje bruguérico. Como su propio nombre indica, este personaje se caracterizaba precisamente por la cautela y precaución en su modo de actuar para evitar posibles daños, pero su obsesión por el cuidado era exagerada. Esta obsesión se va atemperando conforme pasa el tiempo y el propio Prudencio, al tiempo que se convierte en Don Prudencio y persiendo el habla, va persiendo insignificancia, y aunque siga siendo un señor bajito de los de Schmidt, ya no es tan chiquitín, tan solo del tamaño que su prudencia le deja ser. Su cabeza se hace más grande, quizás por tanto tiempo pensándose dos veces las cosas...

















Don Usurio y Don Danubio duraron poco tiempo, y fijándonos un poco, ambos combinan rasgos del omnipresente Fúlmine de Divito; pero en 1953, Schmidt daría la campanada con El Doctor Cataplasma, y sobre todo con Panchita, a mi juicio el verdadero motor del éxito de la serie. 







Luego seguirían pequeños personajes, con y sin barba, y esta con o sin melanina, como Troglodito, Rasputín, Sófocles, el Sheriff Chiquito, y personajes menos... típicamente schmidtianos ateniéndonos a esa tendencia al señor menudo, como Polvorilla traviesa modistilla, Pepe KO, Camelio Majareto o Deliranta Rococó, en los que en algún momento profundizaremos,  y el personaje del que pretendemos hablar aquí, el Profesor Tragacanto. Pero mientras tanto, los horizontes de Gustavo Martínez López se ampliaron, y no se resignó a trabajar para Bruguera, y menos con las leoninas condiciones impuestas.De hecho se observan en muchas de las series realizadas para otras revistas, aparte de la obvia coincidencia temporal, el estilo que con tanto esmero fué moldeando para encajar en la editorial del gato negro. Pero durante cerca de una década, Schmidt buscó otros aires, y se dedicó a otras cosas, sin dejar nunca de hacer historietas. Schmidt, artista gráfico muy completo consideraba este medio como un reto, y pensaba que para dibujar los mons con propiedad había que saber dibujar de verdad. Y la cosa es que, de la segunda generación de la Escuela Bruguera, Schmidt es posiblemente el más completo y de los mejores dibujantes, como se encargaría de tratar de demostrar en posteriores trabajos no tan ceñidos alestilo rígidamente impuesto, pero que tan popular le hizo.

Primera tira publicada de Sófocles en el Pulgarcito nº 1107 de Julio de 1952





Rasputín nació en el DDT en 1957, sustituyendo a Mi Tio Madaleno de Conti para acompañar a Ángel Siseñor.






El Sheriff Chiquito nació en 1962 en la contraportada de El Jabato Extra



Polvorilla, traviesa Modistill nacida en 1962 en Sissi Juvenil





Con Pepe KO, Schmidt se lleva la contraria a si mismo, dejando de protagonista a un personaje grande y fuerte al estilo de Petronio. Nacido en 1962 en Tio Vivo, duraría poco al estar a punto de dejar el autor la editorial Bruguera, aunque lo retomaría en contadas ocasiones a su regreso.






Presumiblemente, Camelio Majareto nació en la reista DDT en Mayo de 1978. Debido al cierre de la revista en agosto de aquel mismo año (aunque continuó el Super DDT hasta 1981), pasó a publicarse en diveras publicaciones, destacando la revista Mortadelo y en Super Cataplasma, siendo la historieta de este personaje la única obra de Schmidt realizada expresamante (la portada no es suya y la historieta de cataplasma es una reedición)



Creada por la guionista Montse Vives, fué el personaje de Schmidt que más desarrolló durante su última etapa en Bruguera. Aunque aparecen historietas de este personaje en los últomos números de DDT (1978) su publicación serís más regular en Mortadelo y Super Mortadelo a partir de 1979. Tambien saló en Mortadelo Especial, Pulgarcito, Super Carpanta o Bruguelandia. Tiene historieta largas serializadas en Mortadelo, Super Zipi y Zape y Zipi y Zape Extra. Es, al contrario de los clásicos de Schmidt, una vuelta de tuerca, siendo la protagonista el personaje grande que contrasta con el pequeño Braulio, el "menordomo".

El regreso de Schmidt a Bruguera ocurrió en 1971, calculamos que en torno a noviembre de 1971, pues las primera historietas con estilo evolucionado con respecto a las anteriores a su marcha aparecen en el almanaque de Pulgarcito para 1972, publicado a finales de 1971. La primera historieta "moderna " de Tragacanto a partir de la publicada en dicho almanaque aparace en el Pulgarcito nº 2121, del 3 de enero de 1972. La primera "moderna" de Cataplasma encontrada por este cronista  está en el Pulgarcito nº 2116, del 29 de Noviembre de 1971. La primera Doña Urraca de Schmidt sería publicada en el nº 1 de Super Mortadadelo, posiblemente el 31 de enero de 1972 (Como preludio a "El castillo Nosferatu"), y la segunda en el Pulgarcito nº 2127 del 14 de febrero de 1972, curiosa fecha romántica para tan oscuro personaje, que vería sin embargo una nueva luz a los pinceles del cartagenero. En Pulgarcito precisamente venían reeditándose las antiguas historietas de Tragacanto desde 1970, año en que se dejaron de reeditar en Din Dan, donde, aparte de con reediciones de Rasputín habíhttp://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4405188736185130446#editor/target=post;postID=6034718934041885791an coincidido brevemente con varias páginas de La Pandilla de Berenjena Street, que inicialmente se habían publicado como la Pandilla Terremoto, y que Schmidt había estado dibujando para la agencia inglesa IPC. Su título original era The Terror of Tornado Street y se publicaron originalmente en la revista Buster. Curiosamente, también dibujó esta serie RAF. 
Pulgarcito 2116, 26 de Noviembre de 1971

Almanaque de Pulgarcito para 1972, diciembre de 1971
Primer Tragacanto "moderno" en el Pulgarcito semanal, nº 2121, 3 de Enero de 1972, con el alumnado con reminiscencias de la Pandilla de Berenjena Street
La bruja Doña Urraca en Pulgarcito nº 2127, 14 de Febrero de 1972, ¿preludio a El castillo Nosferatu?

Doña Urraca en Super Mortadelo, 31 de diciembre de 1971











La Pandilla de Berenjena Street en Din Dan, primeros años 70

La pandilla Terremoto en Pulgarcito, mediados de los años 60
The Terrors of Tornado Street para Fleetway, IPC.
The Terrors of tornado Street, presumiblemente por Raf



Antes de entrar en Bruguera, Schmidt ya tenía un estilo bastante definido e inconfundible; sobre todo si nos detenemos a analizar a las mujeres (sean de la tipología que sean) y el singular tratamiento que daba a sus personajes infantiles y la fijación con los hombres bajitos, barbados o no. No obstante, su estilo era anguloso, y fue Rafael González quien le estuvo puliendo a base de insistencia en que su estilo quedaría mejor y más Brugueriano (y más del gusto del burgalés, que por algo era el jefe). Personalmente, me gusta más el grafismo sin pulir hasta el redondeo de Schmidt, y más las primeras historietas de Cataplasma y Tragacanto que las últimas antes de dejar la editorial. También tuvo una época en que su estilo se tornó salvaje, rápido, casi fauvista. Fue la época en que, no sabemos si obligado, u obligado pero de buen grado, suplió chímpicamente a Manuel Vázquez. Supongo que, sin dejar de tener su propia personalidad, trató (con bastante acierto desde mi punto de vista) de remedar la forma de dibujar de Vázquez, incluidas sus rupturas de la realidad mediante deformaciones corporales y sinuosidades variadas. 
El estilo vazquiano de Schmidt
El abuelo Churumbel, muy schmidtiano por estatura, invitado especial



Varios personajes de Vázquez dibujados por Schmidt
El mago Pirulí, con aspecto de abuelo Churumbel, en el Doctor Cataplasma, Pulgarcito nº1619, 14 de Mayo de 1962



Evolución del estilo de Schmidt en Tragacanto, páginas de antes de marcharse de Bruguera
Esta página me descoloca un poco, pues fué publicada en el Din Dan nº 73, 2ª Época, en Julio de 1969, cuando Schmidt ya hacía tiempo que había dejado Bruguera, pero su estilo es más moderno que las últimas dibujadas en la 1ª época
Pulgarcito 2127, Febrero de 1972. El estilo es muy barroco y a Jaimito y Vicentito se unen varios alumnos con un aspecto de Pandilla de Berenjena Street incontestable.
Aparece un niño, Jeremías que se distingue por ser el típico gordito tragaldabas.

La utilización de onomatopeyas característica de Schmidt, sobre todo su típico y exclusivo "ssssssss"
Poco tiene que ver este Petronio con el primigenio; cada vez más obeso. En Tio Vivo nº 807 (Agosto de 1976)



Tio vivo Extra de verano de 1978. El barroquismo deja paso a una línea más simplificada y trazos muy redondeados, aunque sin perder de  vista el cuidado que pone en los fondos y las sombras.

Schmidt dejó Bruguera para fundar el Martz-Schmidt Studio de diseño y publicidad. Allí recibía también encargos historietísticos de Selecciones Ilustradas y Bardon Art. A su regreso a Bruguera nos encontramos con un Schmidt con un dibujo bastante más redondeado que cuando se marchó, y con un barroquismo muy estético. Este estilo, que trasladó a su equipo, Ardil, Rogelio, Rosique y Dioni, aprendices y paisanos cartageneros que firmaron las historietas realizadas de los personajes Schmidtianos como Equipo Martz-Schmidt, fue redondeándose cada vez más, y en los tiempos en que creó a Camelio Majareto y Deliranta Rococó, incluso las manos de los personajes semejaban globos.


El redondeado del dibujo alcanza casi su máxima expresión

Historieta de 1989 firmada por Ardil y el equipo de Martz Schmidt








Tragacanto en el Pulgarcito tipo "Don Miki"

La ambientación de sus historietas, sus fondos, llamémoslos decorados, estaban muy trabajados y componían una atmósfera, a diferencia de muchos de sus compañeros bruguerianos que los trataban mas como un espacio para que los personajes no flotaran en el vacío. Es famosa la historieta de Deliranta Rococó en Venecia, en que los fondos de la ciudad de los canales y las góndolas están tan deliciosamente trazados, que el entintador se negó a hacer su trabajo, temeroso de cargarse tan primoroso dibujo, por lo que la historieta se imprimió dejando esos fondos con el lápiz original de Schmidt. Schmidt trabajaba la profundidad de campo y los elementos decorativos, el atrezzo, de una manera exquisita que insuflaba vida adicional a sus personajes e historias.





El cuidado dibujo que Scmidt dedicaba a los fondos. Incluída la última historieta de esta serie; dibujar pupitrass en perspectiva y correctamente es mucho más complicado de lo que parece.


Al regreso de Schmidt a Bruguera se reanudaron las entregas de Tragacanto, pero en esta ocasión, muchas de las páginas aparecidas en varias revistas de la casa, sobre todo Pulgarcito (que durante gran parte de la primera mitad de 1971 también publicó reediciones) y Zipi y Zape, estaban realizadas por el Equipo Martz-Schmidt, dirigido por el cartagenero. También se publicó en el Mortadelo Gigante y en Bruguelandia.
En la primera historieta de la serie aparecida en Ven y Ven, ya vista en el anterior post dedicado al profe, aparece su subordinado y sin embargo, o por ello, antagonista, tanto en el sentido de animadversión como en el físico, pues es este personaje, el bedel Petronio, todo lo contrario al profe; grueso, grandullón y ataviado siempre con su uniforme de bedel, de color rojo y de un par de tallas más pequeño de lo que le corresponde, pues lo lleva apretado y con la camisa saliéndose por los costados. Petronio sufrió una variación en su aspecto, pues comenzó siendo moreno y con la nariz larga y terminó siendo rubio y ligeramente chato o con la nariz mas “apatatada”, durante la época más “barroca” de Schmidt. Conservaba su voluminoso aspecto, aunque el uniforme ganó algún galón más. No me atrevería a sugerir el motivo de la estrechez del uniforme del bedel, pues si Tragacanto estaba falto de activos, su subalterno no digamos. Podemos colegir de esto que las estrecheces económicas eran tantas que se trasladaban también al uniforme de Petronio, ante la falta de liquidez para adquirir otro, y que seguramente este perteneciera a algún antecesor. O que Petronio, como ya veremos, al que a pesar de faltarle cultura le sobra astucia y picaresca, logra hacerse con alguno que otro dinerillo extra que emplea en sobrealimentarse, por lo que la talla de su uniforme va siendo cada vez más inadecuada.
Petronio y sus problemas con el uniforme de bedel.

Petroni "estrenando" el uniforma que lucirá al regreso de Schmidt a Bruguera en los 70.
Petroni se las ingenia para conseguir dinero

Petronio y sus problemas de imagen
Año 1973. Un Petronio rubio y más gordo con su uniforme de galones. El color de esta historieta es lamentable.



Petronio en su máxima expresión "cachalótica".





La relación entre el pequeño protagonista y el enorme partenaire era algo menos cordial que la que mantenían Cataplasma y Panchita, aunque tienen en común los dos subalternos la eterna falta de satisfacción de sus emolumentos mensuales. Claro, que mientras Cataplasma era un doctor en medicina, Tragacanto era un maestro de escuela. Hay un dicho, “Tener más hambre que un maestro de escuela”, que tiene su origen en el siglo XIX, cuando a los maestros de enseñanza primaria no les abonaban sus escasas retribuciones los ayuntamientos por falta de dinero público. Algunos murieron de hambre y otros sobrevivieron gracias a la mendicidad. El Conde de Romanones, por medio del Real Decreto de 26 de octubre y Ley Económica de 31 de diciembre de 1901, dispuso que el pago de los emolumentos del profesorado pasara a depender del presupuesto del Estado, excepto los de las Provincias Vascongadas y Navarra (Sic). Con la llegada de la II República, gran número de maestros ejercieron la pedagogía apologizando su republicanismo. Así que, con la Dictadura de Franco se produjo “la depuración”, siendo más de 60.000 el número de maestros represaliados o que se vieron obligados a dejar sus puestos a partir de 1939. Todos fueron separados del ejercicio del magisterio, bajo presunción de culpabilidad, y obligados, si querían seguir ganándose la vida en la docencia,  a demostrar, con certificación del alcalde, del cura, del mando de la Guardia Civil y de un padre de familia bien considerado en el pueblo, su adhesión al nuevo régimen. Durante los años 40 y 50 del siglo XX, los jóvenes de la clase media rural optaban al magisterio nacional como salida frente a la vida del campesinado, que ni siquiera optaba a ello. Y la diferencia en lo social entre el maestro de primera enseñanza y el catedrático o profesor agregado de Bachillerato proveniente en su mayor parte de las clases medias urbanas, con licenciatura universitaria y un mayor nivel cultural se acentuó.
La misma historieta dibujada dos veces. ¿Se la coló Schmidt como quien no quiere la cosa? La cuestión es uqe se quejaba de no tener grandes ideas y necesitar ayuda de guinistas, cosa que lograría en su segunda etapa brugueriana.
Problemas de dinero.


Tragacanto timando a Petronio.

Equívocos.

Jaimito se la juega a Tragacanto con el dinero.

Aprobar para comer



 Especulando sobre nuestro Tragacanto, podemos pensar en un pequeño hombrecito barbilampiño, urbanita aunque de provincias, no residente en ninguna gran capital; posiblemente en un pueblo próspero o pequeña ciudad, que comenzó su carrera docente con una ligera ventaja con respecto a sus colegas pedagogos del campo, pero cuya ambición le hizo hacerse cargo de una escuela de pago como director y profesor único, dependiente en gran medida de subvenciones del Ministerio de Educación y de variadas recaudaciones de fondos para lo que se somete a las más abyectas humillaciones, y en menor medida de la retribución de los padres de alumnado, pues era esta una escuela privada y de pago, un remedo de colegio para familias bien. El joven maestrillo se dejó crecer la barba, con afán de infundir más respeto en todos los frentes que se le presentaban, pues su escasa estatura no ayudaba a esto. Decidió, asimismo, ponerse el birrete con su borla colgante, a modo de corona, pues el hábito no hace al monje, pero le hace parecerlo. Con el paso de los años, encaneció, ganando respetabilidad, o eso pretendía, pero también frustración y mala leche. Pero volvamos a la realidad de la ficción que fue esta obra de Schmidt.
En la primera historieta publicada de Tragacanto asistimos a una especie de lucha con el gag de las puertas que se abren y se cierran sin que lleguen a verse los dos artífices del equívoco. Petronio, harto de la tontería, termina chafando sin querer al pequeño profesor. En historietas posteriores Petronio adopta una actitud aún mas rebelde, azuzada encima por el carácter intransigente de Tragacanto, y en una de ellas, en que el profe le ordena dejar la escuela limpia de papelotes, el bedel decide limpiarla de todo tipo de papeles, menos de una nota manuscrita en la que informa que deposita todos los papeles en bolsas de basura exceptuando unos muy bonitos de color verde, de los que se hace cargo personalmente, despidiéndose hasta nunca.


Los cara a cara entre Tragacanto y el bedel también transcurren en el campo del equívoco y de tomarse expresiones al pie de la letra, gags muy recurrentes a lo largo de la historia del humor en la escuela Bruguera. También se explota el pequeño tamaño del profesor y el voluminoso porte de Petronio, haciendo que el subalterno aproveche la ventaja física para hacer valer sus muy a menudo despreciados derechos. Por el contrario, Tragacanto aprovecha su mayor capacidad cultural e intelectual para aprovecharse del bedel a veces, pero también para tratar de instruirle, pues la ignorancia de su empleado llega a agriarle más de una historieta. Los resultados suelen ser frustrantes para el maestro, como demuestra la vez que trató de enseñarle a nadar dándole un manual de natación. También ha terminado Petronio haciendo compañía al resto de la clase para tratar de culturizarse, obligado por su empleador que no soporta la incultura a su alrededor, pero en otras ocasiones ha dado sopas con ondas a barbado hombrecillo, en momentos en los que la cultura de los libros ha de rendirse ante la cultura de la calle. Y en numerosas ocasiones, esta falta de estudios de Petronio ha dado al traste con planes o ambiciones profesionales del profesor, simplemente por tomarse la acción del subordinado como supervisada por el docente. Es, en resumidas cuentas una de las constantes en la obra tebeística de Schmidt, la relación antagónica, de amor odio, fraternal, simbiótica y cuasi matrimonial de un personaje pequeñito frente a otro muy voluminoso.
Petronio se culturiza
Equívocos

Abusando de la autoridad
Petroni hace lo que puede.
La voz de la conciencia.
Doble significado
Más dobles sentidos
Petronio con una cara de besugo de impresión (13ª y 14ª viñetas)
Talento musical...

¿Esta no la habíamos visto ya?

Cuidado con la cultura!

Quien sabe, puede
El saber no lo es todo.
Tragacanto se pasa de listo.
Trabajar para descansar
Con el vicio cogido..

Más dobles significados y equívocos
Los cartelitos de Petronio


También tenemos que destacar la relación del bedel con el alumnado, al que, aparte de barrer al patio en las horas de recreo, le une una determinada complicidad, especialmente con Jaimito, sobre todo a la hora de enfrentarse a la figura de la autoridad, que por pequeña que sea, lleva birrete y barba blanca.

Un personaje muy recurrente es el inspector del ministerio, que ha de supervisar los niveles de educación y demás aspectos concernientes a la escuela, que tan pronto es un señor con traje y cartera que le da aspecto oficial, como una señora tipo Millonetis. En los últimos tiempos sería un señor grande con un gran mostacho negro y aparecería algo más a menudo. Las apariciones del inspector constituyen siempre malos augurios para Tragacanto; si es para comprobar algo que va mal, el profesor tratará de ocultarlo o disimularlo por cualquier medio, recurriendo incluso a la trampa. Obviamente esto acabará mal para el profe, que será sancionado, escarmentado o degradado en el escalafón casi inevitablemente. Para colmo, si el asunto inspeccionado está bien a priori, algo lo estropeará dejando nuevamente a Tragacanto y su escuela a la altura del betún. Este sempiterno sabotaje tendrá siempre tres orígenes inevitablemente originados en la escuela, con el alumnado, encabezado por Jaimito y Petronio por una parte o por el propio Tragacanto, lo que convierte el perjuicio causado en algo aún más sangrante.







Varias con el inspector

Un inspector atragacantado que se atraganta a tragacanto

Aquí toca inspectora.

Hacer la pelota malamente es lo habitual.

Triquiñuelas fallidas.






Añadir leyenda
Con bigote blanco, negro, en forma de cepillo o sin bigote...

Otra inspectora
Este fué el inspector más duradero, y aún así, no lo reconoció.

Otro personaje que aparece ocasionalmente, sobre todo al principio, es doña Petronila, la maestra de la escuela de enfrente, “la competencia” de Tragacanto a nivel de prestigio profesoral, pues como se estilaba en la época, el profesor tenía a su cargo una escuela para niños mientras que la maestra impartía docencia sobre un alumnado femenino. Y si he mencionado a la Millonetis de Cataplasma, también hay que reseñar a la de Tragacanto, que se llama Doña Dineritis, mujer de avanzada edad y bastante  acaudalada, a la que, como hace el galeno con su homóloga, tratará de sacar dinero para la escuela.










También desea Tragacanto ascender en el escalafón profesoral, pues se las ve y se las desea para mantener a flote mes a mes su escuela. Recurre a la publicidad en un par de ocasiones, encomendando la confección de unos carteles a Petronio por ahorrarse unos duros. En una ocasión el zoquete bedel vaciará la escuela debido a su horrible ortografía, pues qué padre enviaría a su vástago a estudiar a una “Hexcuela”. En otra ocasión, por abreviar, y al no caber en el espacio disponible “Escuela de Tragacanto”, ni siquiera un familiar “Escuela de Traga”, escribirá “Escuela de Canto”, por lo que los padres, nada interesados en que sus hijos estudien como emitir armoniosos gorgoritos, retiraran todas las matriculaciones. En otra ocasión, ávido de dinero, subirá la matrícula a un precio exorbitado, pues piensa que culturizar a la infancia en condiciones bien valdrá el desembolso por parte de los progenitores, pero tras comprobar desolado que su cultura estaba ,no solo obsoleta, sino oxidada y prácticamente en extinción, cambia a un precio menor que un saldo por pura honradez profesional.

La aspiraciones de Tragacanto.


La honnradez profesional
Vuelven los letreritos de Petronio

Tragacanto está casi siempre de mal humor, es un viejo gruñón muy pagado de sí mismo y de su supuesta cultura (que muchas veces termina puesta en entredicho), y su obsesión es el mantener un prestigio del que realmente carece, por lo que todo termina basándose en unas apariencias que se desploman al primer revés debido a su escaso basamento. Hace su trabajo a duras penas, pues cree estar destinado a más alta tareas, pero es honrado y desea prosperar y realizar su trabajo adecuada y decentemente. Es un personaje típicamente brugueriano en su frustración, pues hasta carece del respeto de sus alumnos, y él lo sabe. Todas las empresas iniciadas por el pedagogo para salir adelante degeneran inevitablemente en fracaso. De eso no solo se encargará Petronio….

Los doblajes de las series de entonces en España venían de Sudamérica
Padre con influencias

Y es que, qué sería de una escuela sin alumnos. La escuela que dirige Tragacanto, insistimos,  es de pago, y su alumnado es un variopinto grupo de niños, con solo dos alumnos fijos a lo largo de toda la serie. Estos dos alumnos también son extremos y contrapuestos. Por un lado tenemos al empollón y sabelotodo de la clase. Un niño pelado y con gafas que sabe a veces más que el propio profesor y cuya obsesión es estudiar, estudiar y estudiar. Su nombre es Vicente Fenelón, y ha pasado al imaginario popular como el “Repelente niño Vicente”. En la época “Barroca” de Schmidt y equipo no se sentaba junto al resto de la clase, sino que ocupaba un sitial de honor, una especie de púlpito situado al lado de la mesa del profesor y enfrentado al resto del alumnado, con un extravagante trono y al que se accedía subiendo unos escalones. Este púlpito solía tener inscripciones loando la sabiduría sin parangón del repelente niño, tales como “Podium del lumbreras” o “Sitial del nº 1”, sapiencia de la que se jactaba, además, refregándosela a sus compañeros, lo que le ocasionaba no pocos problemas e igualmente pseudo grafitis vejatorios del resto de los alumnos hacia su pequeña persona por la misma causa que las loas.

El loro tan listo como el dueño
Los libros y Vicentito.
Los inventos de vicentito


Vicentito, sin un pelo de tonto.





El repelente niño Vicente
¿La competencia de Vicente Fenelón?

En el otro rincón, con la misma estatura y peso, pero con algo más de mala uva, estaba el gamberrete de la clase, al que además no le entraba la cultura que impartía el profe ni a tiros. Jaimito Buitráguez, de pelo siempre despeinado y moreno, prototipo del niño travieso que hace todas las bromas, burlas y chanzas, como el Jaimito de los chistes populares, líder de todos los revuelos de la clase y enemigo acérrimo de Vicentito Fenelón. Tragacanto trata infructuosamente de imponer el orden y hacerse respetar, y en muchas ocasiones podemos ver en su mesa el típico monigote de papel, con el que en épocas pretéritas se solía embromar en el día de los santos inocentes colocándolo en la espalda de algún cándido transeúnte sin que este se percatara del accesorio que se le había endosado, portándolo todo el día, así como nuestro pequeño profesor lo mostraba delante de su díscola clase, a modo de anti medalla.

Jaimito vs. Vicentito



























Aunque en principio son enemigos naturales, en varias historietas podemos ver una coalición entre Jaimito y Vicente. En estos casos es Vicente quien cede terreno, adentrándose en el "lado oscuro" de las travesuras de Jaimito. Durante una breve época, los nilos de la clase de Tragacanto adquieren un aspecto sospechosamente similar a los de La Pandilla de Berenjena Street, como podreis ver en los ejemplos. Es por entonces que aparecen nuevos niños "fijos" aparte de los sempiternos Jaimito y Vicente, como serían Pepito Huevofrito o El Pecas. En cuanto a la relación del bedel con los niños, esta suele ser cordial, llegando a aliarse a veces contra el malhumorado docente, malhumor que procede de su frustración, el eterno sino de los personajes bruguerianos. Cuando los alumnos salen al recreo, no es raro ver a Petronio haciéndose cargo de la evacuación de la “marabunta”, como el mismo les llama, usando su escoba para barrerlos fuera. 

















Otra vez reutilización de argumentos.




La marabunta!

Mención aparte merecen las surrealistas historietas en las que Tragacanto sueña, para muestra, un botón. Si hemos hablado ya de una época “barroca” en el estilo de Schmidt, es de justicia mencionar un estilo gótico, con elementos expresionistas y un uso magistral del claroscuro insólito en los tebeos bruguerianos. No hablamos aquí de época pues está presente prácticamente a lo largo de su carrera historietística, surgiendo esporádicamente en algunas historietas y apoderándose totalmente de otras. Alcanzaría a mi juicio su máxima expresión en “El mago oscuro” dibujada para Rumbo Sur en la que parece, por fin, la primera historieta de Schmidt totalmente  suya y dibujada en libertad. No se puede decir lo  mismo de “El castillo de Nosferatu”, maravilla también con visos gótico-expresionistas que comentaremos después.Así,ismo, las incursiones de Schmidt en el ámbito del paralenguaje, rompiendo las convenciones establecidas y rompiendo la viñeta, haciendo, por ejemplo, que sus personajes se dirigieran directamente a él.
Los sueños de Tragacanto.


El sueño del sombrero, recurrente.

Más sueños



Metalenguaje

El Mago oscuro

La clase abandona las cuatro paredes de la escuela y los estrechos límites de los aledaños para salir al exterior, sobre todo en la segunda etapa de la serie, evidenciando con ello el cambio producido en la sociedad española, al campo o a la playa o la montaña, en actividades extraescolares o por ser Tragacanto una especie de institutriz pequeña y con barbas, de la que los padres se sirven para mantener ocupados a sus herederos. Estas salidas acabarán invariablemente mal para alguno de los personajes, el 95% de las veces, como no, para el pobre profesor. Las actividades desarrolladas suelen centrarse en la búsqueda de plantas o minerales, en las que se establece una competencia entre Vicente y Jaimito, siendo este último, no tan estudioso pero diabólicamente avispado, bien vencedor, bien origen de un conflicto que caerá con todo su peso sobre el provecto profesor. 




Escursiones en la primera época.


















La clase está cada vez más desmadrada, y se forman entre ellos dos equipos de fútbol que evidencian el carácter revoltoso de este alumnado; Chillerías F.C. y Griterías F.C. Mientras, Tragacanto es más anciano, si bien ningún personaje ha envejecido, tan solo evolucionado, maravillosa y envidiable característica de los personajes de ficción. El repelente niño Vicente está cada vez más distanciado del grueso de la clase, y su púlpito más alto, y Tragacanto no puede hacer frente a la desmandada chavalería, tragándose en más de una ocasión el orgullo del que hacía alarde en sus primeros tiempos. 







Schmidt, además de la mencionada confrontación entre opuestos, por carácter y tamaño, y esa “especialización” en pequeños y barbados personajes, trataba muy característicamente a los niños, más concretamente, a los grupos de niños. Ya hemos visto su trabajo para Fleetway en La pandilla de Berenjena Street. Antes, en 1962, publicó serializada en la revista western “Teniente Negro”, unos cuadernillos de aventuras dibujados por José Grau con guiones de Francisco González Ledesma (aunque no está demostrado) bajo el seudónimo Silver Kane, La Pandilla Cu-Cux-Plaf. Teniente Negro, supongo que bajo la influencia de El Sargento Negro de John Ford, trataba sobre un acaudalado hombre blanco llamado Richard Blake que se pintaba la cara de negro para defender la causa antiesclavista del Norte en la Guerra de Secesión Norteamericana durante 1863 dirigiendo una patrulla del ejército unionista infiltrada en el estado sureño de Arkansas. Al estilo de El Capitán Trueno (incluso al protagonista le acompañaban dos personajes siguiendo el esquema de la mítica serie de Ambrós y Víctor Mora, en este caso, el joven Rikky y el fortachón Ursus, amén de la prometida), la revista dedicaba la mayoría de sus escasas 12 páginas a las aventuras de este personaje, un capítulo de Bob Morane (brevísimo) y dos páginas narrando la Guerra Civil Norteamericana, además de la portada en color y la contraportada con chistes o publicidad. Cuando la narración de la Guerra de Secesión se dio por concluida, comenzó a publicarse la serie de Schmidt hasta el cierre de la revista, en el nº 30. La Pandilla Cu-Cux-Plaf está especialmente bien cuidada, con un dibujo muy elaborado, además de tener una extensión inédita hasta aquel momento en cualquier historieta bruguérica, 42 páginas, pues Mortadelo y Filemón no iniciarían su andadura de historietas largas al estilo franco belga hasta El sulfato Atómico, que comenzó a ser serializada en Gran Pulgarcito el 27 de enero de 1969.

Portaa de El Teniente Negro

El negro que es blanco


Historia de la Guerra de Secesión
Pequeñísima entrega de Bob Morane

Portada del nº 10, donde se iniciaría la serialización de La pandilla Cu-Cux-Plaf


Primeras páginas, tal como fueron publicadas en Teniente Negro. Pronto en "El Serial"

La Pandilla Cu-Cux-Plaf, con el subtítulo “Fantomas Pérez, sociedad limitada” (lo que sugiere que dicha pandilla eran unos personajes susceptibles de protagonizar mas aventuras; lamentablemente, ésta fue la primera y única aventura de esta pandilla de niños al no tener continuación la serie) narraba las aventuras de una pandilla de niños unos niños que hacen de detectives improvisados, al estilo de los Irregulares de Baker Street o en la tradición de los detectivescos infantes de Enid Blyton, los Cinco o Los Siete Secretos. Su objetivo es buscar a miss Betty, la chica de la Pandilla, que ha sido secuestrada por el terrorífico Fantomas Pérez, además de librarse de la culpa que recae inicialmente sobre ellos.  Los componentes de la pandilla corresponden a variados estereotipos juveniles, entre los que podemos encontrar a el líder de todo grupo que se precie de tal, con sus características inherentes tales como el ser más arrojado y valiente que el resto. Este papel lo cumple Johnny, que añade a su carácter de cabecilla una pistola de agua que siempre lleva encima. El grupo consta de un cerebro, el músculo intelectual, que inevitablemente está representado por alguien con un carácter más apocado y que físicamente traslucirá esta intelectualidad en el uso del habitual artefacto óptico, o sea, unas gafas, y que dará en esta ocasión, como en tantas otras, nombre al personaje, que esta vez es Gafitas. Completarán el cuadro el típico niño con sobrepeso y el travieso del grupo, que amenizarán la velada con chistes al uso sobre la glotonería de uno y los líos en que se mete el otro: Son Antonio Zeppelin “Tonizeppe” y Jaime Petardo, sin que crea preciso aclarar quien cumple cada papel.  Todos se aliarán para rescatar a la niña del grupo, ya mencionada, que encima es hija de un señor rico, lo que si por una parte añade verosimilitud al motivo del secuestro, la resta en cuanto a la relación que una acaudalada criatura pueda tener con niños del montón. Otros personajes, aparte del misterioso Fantomas Pérez, ataviado con máscara, capa y sombrero ad hoc para deslizarse subrepticiamente por los tejados en una trama folletinesca, son los señores Filstrup, un apellido Brugueriano 100% que aquí ejercen de padres de la criatura secuestrada, el mayordomo Tórtolo y Don Inocencio, amigo de la familia.



Páginas del Magos del Humor dedicado aLa Pandilla Cu-Cux-Plaf

En una de las salidas al exterior de la clase del profesor Tragacanto, si bien sin estar acompañados del docente, se nos ofrece una de las mejores historietas realizadas por el dibujante cartagenero, lamentable y abruptamente finalizada por obra y (poca) gracia de la censura del momento. El 20 de febrero de 1972, y en las páginas del Súper Mortadelo nº 4 comienza la serialización de “Doña Urraca en el Castillo Nosferatu”, una obra del Schmidt más barroco y, por contradictorio que suene, gótico. Al contrario que el resto de las series de Schmidt, cuya realización estaba compartida por su equipo en esta segunda etapa brugueriana, (con la posible excepción de Deliranta Rococó), Doña Urraca en el Castillo Nosferatu está dibujada por Schmidt en solitario, con un dibujo meticuloso, abundante en detalles y muy meticulosa, con un buen sentido del ritmo y muy ágil en su narración; una delicia gráficamente hablando… y qué demonios, hablando en todos los sentidos. En esta historieta se narra cómo un grupo de alumnos de la escuela de Tragacanto, siete niños más un perro, entre los que destacan Jaimito y Vicente, como no, y un enorme y glotón niño, salen de excursión (sin su tutor) y son sorprendidos por una terrible tormenta. Buscando refugio van a parar accidentalmente a un pasadizo subterráneo que les conduce directamente al terrorífico castillo Nosferatu, poblado de criaturas de la noche, monstruos y espectros, lo que da pie a una historia plagada de sombras y guiños a  los tópicos más recurrentes del género del terror. Entre la fauna sobrenatural que puebla este castillo se encuentra la condesa Nosferatu, Pakohestein y la simpar Doña Urraca











En un momento determinado, en el nº 7 de Súper Mortadelo,  hacían su aparición las llamadas “Hijas de la Noche”, tres damas ligeras de ropa (pero para nada desnudas, no os vayáis a creer) que atendían a los nombres de de lady Tragananos, lady Comecutis y lady Sorbeglóbulos. Pero estábamos en el año 1972, lo que supuso que la censura, al ver tal aparición, que más que sobrenatural les debió de parecer diabólica, sentenció literalmente que “con estos personajes se ha alcanzado el techo de lo permisible”; ver para creer, tres damiselas que ni siquiera están de buen ver y que van cubiertas por túnicas... 




 Su aparición se difuminaba entre las sombras en el nº 8 y 9, supongo que esperando a la terrible reacción de la censura, y en el nº 10 se reeditaba una historieta de Doña Urraca dibujada por Jordi Bernet. Así que, en el nº 11 del Súper Mortadelo se iniciaba una nueva historieta de Doña Urraca, titulada “Azufrini on the Rocks” en que se explicaba en la primera viñeta, en forma de cuadro de texto, que “La invasión infantil del castillo hace que la condesa Nosferatu de una drástica orden ejecutada por Doña Urraca que también está de niños hasta el moño”, seguida de otra en la que la Doña, enarbolando una escoba, asegura a la condesa que ha barrido a los niños fuera del casillo, tal como el bedel Petronio hiciera en épocas pretéritas con los mismos infantes. En los nº 12 y 13 se reeditan historietas de Doña Urraca de Jorge e hijo (si, Jordi Bernet) y en el 14 vuelve la Doña Urraca de Schmidt, pero en este caso no hay rastro de la condesa Nosferatu sino que, como ya ocurriera con la original de Jorge censura mediante... Vuelve Caramillo!!!! Pero la Doña quedará ya marcada como un bruja, con todas las letras y en el sentido brujeril de la palabra. De los números nº 14 al 23 se publica "Una historia tremebunda", título que no es atribuíble a Schmidt, pues tiene toda la pinta de ser idea de alguna de las "preclaras" mentes de la editorial. Doña Urraca regresa a Pulgarcito tras su estancia en Super Mortadlo en el nº 2183 del 12 de marzo de 1973. Aparte quedan, publicadas en distintas revistas de la casa, páginas sueltas que reutilizan los personajes de la inconclusa historieta del castillo de Nosferatu, y que no teneos ya manera de situar con respecto a esta cronológicamente por haber sido publicadas y reeditadas en cabeceras distintas como Super Tio Vivo, Zipi y Zape, Mortadelo especial...






Hasta aquí, El Castillo Nosferatu íntegro e... incompleto.



Doña Urraca de Jordi Bernet en el Mortadelo.



Azufrinri on the Rocks. La aventura de El Castillo Nosferatu está definitivamente inconclusa.





Super Mortadelo 56

Mortadelo Extra 68








La interacción entre personajes de distintas series de Schmidt (aunque Doña Urraca fuera en origen de Jorge) es frecuente, y no es raro ver coincidir a Cataplasma con Tragacanto, a Camelio Majareto o el mismo Cataplasma con doña Deliranta, haciendo de un universo tan poco continuista como el brugueriano una isla excepcional con un micro universo Schmidtiano (y que también hemos podido ver con Escobar o con Segura, por ejemplo)… Y en el colmo de las delicias que nos deparan las inolvidables historietas de la editorial Bruguera, una aparición estelar del abuelo Cebolleta en una del profesor Tragacanto… y es que Schmidt, como ya vimos en el post de la famosa familia vazquiana, también fue chimpa de Vázquez.

Cataplasma en Tragacanto

Tragacanto acude a Cataplasma


Tragacanto en Cataplasma.




El abuelo Cebolleta, con su barba inspiraora de Cataplasma y Tragacanto. Aunque la verdad, parece mentia que Schmidt dibujara chímpica pero eficazmente historietas de Cebolleta, porque el abuelo que aquí aparece si que es totalmente chímpico.
Nota del Miajilla: De bien nacidos es ser bien agradecidos, dicen, y aunque ignoro si nací bien, se que debo agradecer. Como siempre, a los escaneadores del CRG, foreros de El Foro de la TIA, Manga Clasics y a estudiosos varios. Los datos aquí mencionados, si son erróneos, son míos. Las imágenes proceden tanto de la red como de mi colección personal. Siendo incapaz de discernir o diferenciar la procedencia de ellas, y mucho menos personalizarlas, siendo todas propiedad de Gustavo Martínez López. aka Gustavo Martz scmidt y sus herederos, han llegado a vosotros a través del miajilla por el trabajo de personas como Alienkav, Migsoto, Litos, Salyut, Cantoseegla, Joan Navarro, Calros, Balrog, Santxe, y tantos otros que lamento olvidar.

2 comentarios:

  1. Inconmensurable entrada para uno de los mejores autores de la historieta española y especialmente de la llamada Escuela Bruguera.

    ¡Enhorabuena!

    Un afectuoso saludo

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  2. Que alguien con un blog como el tuyo me dedique esas palabras me llena de tanto orgullo que hasta ahora no he sido capaz de reunir las palabras suficientes para agracdecerlo, ni creo que lo consiga nunca, así que solo me resta decir ¡Gracias!

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