La película de la semana: El Origen del Planeta de los Simios





Película: El origen del planeta de los simios.
Título original: Rise of the planet of the apes.
Dirección: Rupert Wyatt.
Intérpretes: James Franco (Will Rodman), Freida Pinto (Caroline Aranha), Brian Cox (John Landon), Tom Felton (Dodge Landon), Andy Serkis (César), John Lithgow (Charles Rodman), David Hewlett (Hunsiker), David Oyelowo (Steven Jacobs), Tyler Labine (Robert Franklin), Jamie Harris (Rodney).
Guion: Rick Jaffa y Amanda Silver; inspirado en la novela “El planeta de los simios”, de Pierre Boulle.
Producción: Peter Chernin, Dylan Clark, Rick Jaffa y Amanda Silver.
Música: Patrick Doyle.
Fotografía: Andrew Lesnie.
Montaje: Conrad Buff y Mark Goldblatt.
Diseño de producción: Claude Paré.
Vestuario: Renée April.

Algún visitante miajillístico que haya visitado esta sección más o menos habitualmente dentro de su poca habitualbilidad, ser incauto, todo hay que decirlo, habrá observado que el título se ha acortado drásticamente, pasando de ser llamada de “La película de la semana (cuando veo película en la semana en curso” a como podéis ver. La razón, miajillísticos lectores (o sea, tú y tú) de este acortamiento epigráfico es que desde la última vez que me dio por escribir sobre la película que había visto una semana, ya habían pasado varias. Además, desde entonces han pasado varias semanas más, y en ellas también he visto varias películas. Como no es cosa de titular esta sección: “La película de la semana cuando en la semana en curso o anteriores he visto película y, por una u otra razón, el hecho del visionado del filme me han impulsado a redactar este miajillístico artículo”, me he limitado a titularlo con el mucho más conciso “La película de la semana”, lo que no quiere decir que escriba cada semana sobre una película, sino para dar algo de continuidad a este caótico blojjj tal y como vengo pretendiendo desde hace algunos meses. Esto se nota más que nada en el distanciamiento entre publicaciones que, espero, sea siempre mejor bienvenidas por más cuidadosamente confeccionadas (aunque vistas las estadísticas…)
Pero vamos al grano (y confieso el haber estado tentado de utilizar la expresión vamos a darle leña al mono, cosa que queda demostrada en que, al final, la he utilizado).

Para el hablar de esta película he de comenzar haciendo alguna que otra confesión: Soy fan de la saga de El Planeta de los Simios, pero dentro de un orden. De hecho, más que fan soy un moderado aficionado que no llega al fanatismo. Considero un clásico apasionante la película original de Franklin J. Schaffner de 1967, y el arco argumental desarrollado en las posteriores películas de la franquicia me convence, si bien admito y emito el siguiente comentario: según avanza la saga, la cosa se va poniendo peor. Las películas posteriores me parece, objetivamente,  muy malas. La segunda, Regreso al planeta de los Simios, de 1968 y dirigida por Ted Post,  pretende rehacer la primera sin el elemento sorpresa, sin la presencia protagónica de Charlton Heston (sustituido aquí por James Franciscus…) y aprovechar el tirón de los populares simios, Cornelius (Roddy Mc Dowall), Zira, Ursus y el doctor Zaius, además del deseo de hacer caja con el film por parte de Arhur P. Jacobs, el productor, y la 20th Century Fox; la calidad de la misma desciende varios escalones vertiginosamente con respecto a la primera de la saga, colocándose al nivel de película de explotación comercial serie Z, y porque ahí acaba el alfabeto occidental, mostrándonos una especie de secta compuesta (o descompuesta, en este caso) por un grupo de humanos supervivientes, ocultos y subterráneos, que han desarrollado una especie de culto basado en un misil nuclear. A mi juicio, esto  no sólo no añade nada, sino que resta valores a la saga contemplada como un todo, ni  siquiera llegando a alcanzar la suela de los zapatos del gigante original, a base de ser mala con avaricia. Es el punto más bajo de la saga. Bajísimo, abisal e insondable, diría yo. Si no la comparáramos con la primera película, dejándola como un ente independiente, se limitaría a ser una mala película de ciencia ficción con una temática que la sitúa en su tiempo, la década de los 70 y el miedo al apocalipsis nuclear imperante por entonces.



No era mi propósito hablar o decir nada mas de la saga original, pero ya que he empezado, y limitándome a exponer una opinión personal, diré que la tercera, Huída del Planeta de los Simios, dirigida por Don Taylor en 1971, tiene el interés de unificar el futuro (presente de los simios) con el pasado (nuestro presente), iniciándose el arco argumental que convertirá la trama de la serie en un círculo vicioso. Es una película en la que, a partir de un aún más improbable viaje en el tiempo “p´atrás”, una secuela se convierte al final en precuela.
En 1972, J. Lee Thompson dirige La Rebelión de los simios en la que asistimos a eso mismo que reza el título, encabezada por el hijo de Cornelius y Zira, Caesar (que también estaba interpretado por McDowall), que concluirá en la quinta de la saga, dirigida nuevamente por J. Lee Thompson en 1973, Batalla por El Planeta de los Simios, en la que veremos cómo el mundo se empieza a asemejar a aquel que encontró Taylor, o sea, Charlton Heston, en la primera película de la saga, la única a la que podemos llamar buena película sin entrar en polémicas. Estas dos últimas, aunque me ruborice tímidamente al decirlo, sí que son de mi gusto, al igual que la de Don Taylor. Debilidades que tiene uno por las paradojas temporales, que le vamos a hacer. Eso sí, la segunda es que es totalmente infumable.

El Planeta de los Smios, 1968. Una nave procedente de la Tierra capitaneada por George Taylor aterriza en un extraño plante gobernado por simios inteligentes que esclavizan a los seres humanos


Por duplicado, la mala: Regreso al planeta de los simios; unanueva treipulación de astronautas busca a la expedición de Taylor, acabando en el mismo lugar, que casualidad. Brent, el capitán, acabará descubriendo una raza de mutantes con poderes telepáticos en la Zona Prohibida que rinden culto a una bomba atómica

Huida del planeta de los Simios; la Dra. Zira, Cornelius y el Dr. Milo han sobrevivido al desastre nuclear ocurrido en su tiempo, por lo que viajan atrás ("lógicamente", siguiendo el camino inverso al de Taylor y Brent) llegando a la Tierra del siglo XX, donde serán estudiados con fatales consecuencias

La Rebelión de los Simios; Una plaga acaba con todos los perros y gatos de la Tierra, así que se adopta a simios como mascotas, que acabarán siendo sirvientes. Caesar, hijo de cornelius y Zira (cambiando su nombre de nacimiento, Milo) está refigiado en un circo, pero viendo la situación, se rebela y se revela: puede hablar. Los simios la lían por fín.

La conquista del planeta de los simios; en el año 2670, una sociedad de simios y hombres se ve amenazada por un gorila y una tribu de mutantes. La guerra que tiene lugar impondrá un nuevo orden entre simios y humanos... hasta que llegue Taylor

Un par de gráficos explicativos de la saga. En Inglés.


Pero el éxito que tuvieron la pareja de películas dirigidas por Thompson, éxito de hecho inesperado, y a pesar de que Batalla por El Planeta de los Simios llevaba en su cartel publicitario una frase definitiva, “The Final Chapter”, hizo que Jacobs y la 20th Century Fox decidieran seguir explotando el invento. Además, el estreno de las películas en la pequeña pantalla emitidas por la CBS tuvieron también una muy estimable audiencia.
Así que se hizo una serie de TV que gozó de gran predicamento entre los jovenzuelos de la época. El productor no fue Jacobs, entre otras cosas porque durante la producción de Las aventuras de Tom Sawyer murió de un infarto, a los 51 años. Pero aún quedaba la 20th Century Fox, que al menos no podía morir por dicha causa.
Así que en 1974, durante una serie de capítulos de 50 minutos de duración, la CBS comenzó la emisión de la serie de TV:
«En 19 de Agosto de 1980 una nave de la NASA que exploraba el espacio cae en un misterioso vórtice temporal y se estrella en un planeta desconocido. De los tres tripulantes sólo sobreviven dos. Encuentran una sociedad casi en la edad media, en la que los simios dominan a los seres humanos. Serán perseguidos por el orangután Dr. Zaius y el gorila General Urko, autoridades del Alto Consejo que han votado que los astronautas deben ser ejecutados. Estos cuentan con la ayuda del chimpancé Galen, obligado a huir con ellos por descubrir una verdad que haría peligrar el orden social de este mundo simio. Los astronautas viajaron en el tiempo, no en el espacio. El planeta poblado por monos inteligentes que esclavizan a los humanos es la Tierra del 21 de Marzo del año 3085. 
No les queda otro remedio que escapar de sus perseguidores, mientras viajan de aldea en aldea buscando algún ordenador que pueda leer el pequeño disco que poseen, una especie de caja negra de la nave, por medio del cual se enterarán de lo que sucedió en el espacio en el momento de encontrar ese vórtice temporal y encontrar alguna pista de cómo regresar a 1980.» 




Urko


El tal Galen volvía a ser el “multi-simializado” Roddy McDowall, y la serie trajo consigo una explosión de merchandising  con los consabidos muñecos, cómics (de Marvel), juegos, posters, bebidas y todo el largo etc. Eso que ahora es lo habitual fue todo un acontecimiento en la época, e incluso antes de La Guerra de las Galaxias, constituyó el primer embate de lo que iba a significar la explotación comercial de un producto cinematográfico lejos de las salas, que en multitud de ocasiones rebasaría las recaudaciones de los propios filmes. Salvo que en esta ocasión pionera, el producto fue una serie de TV que se basó en unos filmes que, eso sí, fueron emitidos por la CBS previamente al estreno de la serie.
La cosa es que, a pesar de cierto éxito inicial, la serie acabó cancelándose, pues comenzó a perder audiencia a pasos agigantados  frente a un par de sit coms de la NBC, Sandford and son, que al menos en España es totalmente desconocida a pesar de su popular (entonces) tema musical de cabecera escrito por Quincy Jones, y Chico and the man, que lo mismo, pero sin tema de cabecera popular. Así que el último capítulo que se vio fue el nº 14, y nos quedamos sin saber si los astronautas Alan y Pete conseguían la fin regresar a su casa… o su tiempo, mejor dicho. La serie fue emitida en TVE con varios años de retraso, y los niños de entonces jugábamos a “El Planeta de los Simios”, y todos queríamos ser “Urko”, el gorila que perseguía a los protagonistas, y de lejos el más popular entre la chavalería de entonces. La he revisitado hace relativamente muy poco, y he de decir que la serie es verdaderamente insufrible. Comienza teniendo el encanto de estar viendo algo que te gustaba mucho cuando eras un niño, pero termina siendo una sucesión de capítulos repetitivos, siguiendo la estructura de El fugitivo, en que los protagonistas no paran de moverse huyendo al mismo tiempo que buscan y siempre están a punto de ser capturados aunque con la esperanza de alcanzar antes su objetivo. Está claro que lo que nos gustaba era ver las peleas y los simios a caballo, y nos daba igual lo que les pasase a las familias de colonos humanos (que, maldita sea, ¡hablaban!).

No se llegó a emitir en España la serie de dibujos (aunque sí que ha salido luego en DVD), esta vez de la cadena NBC con la producción de David DePatie y Friz Freleng, conocidos por ser los creadores del personaje de animación La pantera rosa en los créditos de la película de Blake Edwards protagonizada por Peter Sellers y de los subsecuentes cortos para el cine primero y posteriormente para TV… A pesar de estas credenciales, no me veo apto para juzgar el trabajo del equipo dirigido por esta pareja para la saga de los Simios, pues no la he visto… y ha llegado el momento de hacer la segunda confesión.
Y es que en 2001, Tim Burton, director que suele hacer películas de lo más visionables desde mi humilde punto de vista, aunque sea solo por las delicias gráficas y visuales que ofrece, e incluso muchas de ellas son grandes películas y… en fin, que en dicho año hizo su versión de El Planeta de los Simios.
No la he visto.
Para algunos será una suerte, puesto que las críticas son de lo más destructivas ( o constructivas de la verdad, no lo sé). Ha habido algo misterioso e ignoto que a lo largo de los últimos 11 años ha impedido que yo viera siquiera un minuto seguido de metraje de esta película. No sé si el temor de ver destruido un mito, o dos. O simplemente no he tenido ganas. Pero la cosa es que no la he visto y eso es totalmente cierto.
Y tras esta larga diatriba, a modo de introducción, y ya que estamos en la Película de la Semana, y no en Grandes clásicos del Cine (en cuyo caso ya hubierais podido leer a fondo sobre esta saga, ya), vamos con la que nos ocupa, que es la que encabezaba este articulo bastantes renglones más arriba.
Comenzaré diciendo algo en contra de esta película, pero no contra la película, más bien contra los responsables de su promoción. Una de las razones por las que he dejado de escribir “premieres” o cosas sobre películas que aún no he visto es el hecho de tener que enfrentarme a prejuicios sobre una película, y lo que es peor, contra posibles espoilers. Y la cosa es que el tráiler de esta película, que desgraciadamente vi en su momento, Te Cuenta La Película. Está bien, vale que faltan cosas importantes, y el tempo narrativo, y cualquier posible emoción generada tras una sucesión de escenas, pero Te La Cuenta. Así quecuidadito con el vídeo que teneis a continuación.

En una película de las llamadas palomiteras, esto es un hándicap insuperable. Afortunadamente, esta película va algo más allá. Es palomitera, posiblemente sí, pero las palomitas van sazonadas con algo especial que aúna algo fundamental para mí: que una película te haga pasar un buen rato al tiempo que te deja como sensación el no haberte tomado el pelo.
La cosa es que me acerqué con cierto temor a la película. No solo el total desconocimiento de los integrantes del equipo creativo, que francamente, cada vez es menos fiable. Eso de “de los creadores de…” si que da miedito. El mayor hándicap era el de tratarse de una película más que se  apuntaba a la moda de los remakes, reboots, secuelas, precuelas y demás que tienen su origen en una falta de ganas de arriesgarse a crear algo original y recurrir a lo que en un momento dado dio resultado. En este caso, todo parecía indicar que se trataba de una nueva versión de La rebelión de los Simios. Entre esta película y la última de la saga, Batalla por El Planeta de los Simios, había algo que chirriaba, y es que por muy fuertes y muchos que fueran los simios, seguían siendo menos que los humanos y con muchos menos recursos armamentísticos. Claro, que estaba  el hecho de que se hubiera llegado a esa situación debido a una guerra nuclear, como marcaban los miedos vigentes durante la época, al final lo hicisteis, malditos seáis, en uno de los finales más impactantes y recordados de la historia del cine. En este caso, se llega a… El Planeta de los Simios, siguiendo otro de los miedos más vigentes en esta época. Y no es que los humanos nos extingamos por las hipotecas y el paro, al menos de momento. Para averiguarlo, mejor ver la película. La solución está en un pequeño epílogo final, que tiene relación con un hecho que ocurre mediado el metraje, y que será totalmente explicado… ¡con los títulos de crédito finales! Me parece brillante, como no, en mi modesta opinión, muy sutil (aunque obvio) y narrado con tanta simpleza que el que no vea los títulos de crédito se quedará sin saberlo. Está al inicio de estos, tranquilos los de culo inquieto.
La película está repleta de efectos especiales, pero esta vez son efectos especiales al servicio de la historia, para nada gratuitos. Y son espectaculares. Se utiliza la misma técnica empleada en Avatar, eso llamado CGI, que tampoco voy a explicar, basado en la captura de movimiento para hacer una animación digital posterior (y que si queréis saber lo que es y cómo funciona, mirad los títulos de crédito finales de “Marte necesita madres”… o el making of de la película que estamos comentando, que también os destripará todo el filme). Para interpretar a la estrella de la función, Caesar (César en español, csísar en inglés) se contó con un especialista en dejarse capturar en movimiento, Andy Serkis, que ya había hecho de simio con los cacharrillos capturadores de movimiento en el King Kong de Peter Jackson, y cuyo papel más famoso hasta ahora es el de Gollum en la trilogía de El Señor de los Anillos del mismo director. La expresividad de Caesar es impresionante, mérito a la vez del actor y los técnicos de efectos especiales de Weta Digital, los encargados de estas labores. Los más exigentes dirán que hay cosas que “cantan” si hablamos de efectos y de CGI. Si, quizás, pero lo que no canta es impresionante. Miedo da donde se puede llegar con esta tecnología. También estará el que diga que se podría haber hecho esta película prescindiendo de efectos digitales, como ya se hizo en los 70 en la saga original. Pero tened en cuenta una cosa: En la saga original, los simios estaban muy humanizados. Queda para la historia la labor de maquillaje (que recibió un Oscar especial porque entonces no había esta categoría, y había que dar ese Oscar por narices) de John Chambers en El Planeta de los Simios. Su otra obra maquillística más recordada son las puntas de las orejas del señor Spock. En esta película partimos de simios-simios. Y el resultado es extraordinario. Sobre todo porque dejas de advertir que estás viendo un bicho (o muchos) que no existen, estás viendo a simios (no monos, no les enfadéis) que parecen extraordinariamente entrenados.

De los actores que si que dan la cara, una de cal y otra de arena. No hay nadie incorrecto ni grandes interpretaciones; todos están en su sitio y desempeñan eficazmente sus papeles. El pero se lo pongo, no obstante a dos de los protagonistas. El primer pero no es un pero en sí; tiene su origen en una manía personal: James Franco. El actor interpreta al científico que, tratando de hallar una cura al Alzheimer, lía la que lía. Este tipo tiene algo de aspecto de cordero degollado que me exaspera, pero da bien para este papel;  lo que pasa es que le tengo manía por haber interpretado a Harry Osborn en la trilogía de Spiderman de Sam Raimi, (con Tobey Maguire como el amistoso vecino arácnido. Ahora viene un reboot de Spiderman que no he querido mirar, pero alguna fotografía que se me ha escapado no mirar me ha mostrado a un Peter Parker salido de Crepúsculo, así que ya empiezo con prejuicios), y es que un Harry Osborn sin el pelo de Harry Osborn, para mí no es Harry Osborn… en fin, cosas mías. Lo que ya no considero tanto como cosas mías es el papel de la chica, Frida Pinto, que es totalmente superfluo y no tiene nada de peso en la película. Una pena.





Aparte de Caesar, destaca el gran John Lithgow, que aquí interpreta el papel del padre  con Alzheimer del científico que quiere hallar la cura. Para un público eminentemente cinematográfico, este señor no precisa presentación, pero por si acaso diré que es el señor Henderson de Harry y los Henderson (esa del big foot). Para los que ven la tele, es Dick Solomon, el cabeza de familia de 3rd Rock from the Sun, o sea, Cosas de Marcianos, y más recientemente hizo del padre de familia serial killer Arthur Mitchell en la cuarta temporada de  Dexter (papel por el que ganó un Globo de Oro y un Emmy en 2009), y ahora le podemos ver ocasionalmente haciendo de Jerry, el padre biológico de Barney Stintson en Como conocí a vuestra madre. Y para personas que aún con todos estos datos no sepan quién es, habrá que poner una foto. Y os ruego que me perdonéis una alusión personal. Si llegas a leer esto, Rafa, es el actor que se parece a Miguel Ángel” Ña-Ña”. No quería que cupiera duda alguna de la identidad de este actor, porque, a pesar de no destacar su actuación en la película, ya que no es un vehículo de lucimiento actoral, Lithgow es siempre un actor soberbio que llena la pantalla con su presencia, y además es muy alto.
El guión es coherente y la forma de contar la historia ágil y eficaz, y realmente todos los actores hacen de contrapunto, sea antagonista o adepto, del verdadero protagonista de la función, Caesar. Incluso tiene un contrincante que se gana nuestra antipatía tanto por su actitud despreciativa de la vida animal como por sus maneras chulescas y cerriles, y que para el que le quepa duda, (que o las tuve),ya les decimos que es Draco Malfoy, o sea, Tom Felton. Por cierto, que su personaje se llama Landon Dodge, en clara referencia a los astronautas que acompañaban a Taylor en la película original, Landon (Robert Gunner) y Dodge (Jeff Burton). Además, de boca de este personaje salen dos frases que ya decía Charlton Heston en El Planeta de los Simios: “Esto es una casa de locos” y “Aparta tus sucias patas de mi, mono asqueroso”.




Tampoco es agradable la actitud de David Hewlett, que hace de vecino, y que ya haciendo de Rodney McKay en las series de Stargate (creo que las tres) nos presentó a un tipo tan simpáticamente antipático que creo que ya se asocia a este actor con ese tipo de carácter. Sabemos que a alguno de estos dos(o los dos) le va a pasar algo desagradable desde que enseñan sus cartas, pero es porque su forma de actuar es tan despreciable que creemos que el guionista y el director, los dioses que gobiernan las vidas de esas personas que no conocíamos hasta el principio de la película, han de hacer necesariamente justicia. Pero los dioses, cuando son humanos, no son más justos que los divinos, así que a lo mejor muere quien no debe, o no muere nadie, o muere hasta el apuntador.

Completarían el reparto Brian Cox como John Landon, el gerente del asilo-refugio-prisión para simios, con ese rostro que ya invita a pensar que ese tipo es el malo o tiene muy mala pinta, y que de hecho, dicho llanamente, siempre hace de malo. También tenemos a Tyler Labine, que habiendo interpretado en las series Invasion y Reaper papeles de rellenito barbitas gracioso y vacilón, se ha hecho con una legión de seguidores. Aquí interpreta un pequeño papel, pero de peso en la trama. Su personaje se llama Robert Franklin, en alusión al nombre de pila del director de la película original, Franklin J. Schaffner. Y David Oyelowo hace de Steven Jacobs, el jefe del laboratorio que no sabe de ciencia pero si de ganar dinero, lo que automáticamente le convierte a nuestros ojos en uno de los malos y susceptible de eliminación justiciera cuando se desate el desmadre. Pero como no quiero poner ningún comentario espoilerizante, aquí queda esto. Recomendación positiva miajillística, para pasar un buen rato sin que te traten de tonto.




Ahora sí, a partir de este momento si que te puedes encontrar con comentarios y detalles que te desvelen aspectos importantes de la película, así que no sigas si no la has visto. Es lo que se suele llamar Aviso de Espoilers.

Argumento:


Will Rodman (James Franco) es un científico que trabaja para la corporación farmacéutica Gen-Sys y que busca una cura para el Alzheimer, enfermedad que tiene su padre, Charles (John Lithgow). Su trabajo es su vida, y su dedicación le impide tener vida personal más allá del ámbito laboral. Pese a ello, sus investigaciones para desarrollar un gen benigno no fraguan y, cuando algunos de los simios en los que se han hecho pruebas empiezan a demostrar comportamientos agresivos, la dirección cancela el programa.
Sin embargo, Will se ve pronto a cargo de una cría de chimpancé que ha pasado inadvertida, un macho huérfano que da señales de inteligencia y que apunta a un futuro más que prometedor. El científico consigue de forma clandestina muestras de la droga para seguir desarrollando las habilidades cognitivas e intelectuales del animal, y además se da cuenta de que el Alzheimer remite en su padre. No obstante, su actuación fuera de los márgenes de la ciencia acaba por costar un precio muy alto no sólo a él, sino a la humanidad entera.



Varias Curiosidades

Como ya hemos dicho, el jefe del departamento de investigación interpretado por  David Oyelowo se llama Steven Jacobs . Esto es un guiño a Arthur P. Jacobs, productor de la franquicia original. Su compañía de producción se llamaba APJAC, a la que la gente del mundillo se solía referir como "ApeJAC". El orangután con el que Caesar traba amistad en la cárcel de los simios se llama Maurice. El actor que se encontraba bajo el maquillaje del Doctor Zaius en las dos primeras películas de la saga original era Maurice Evans. La actriz que interpreta a Maurice, Karen Konoval, hace una aparición en la comisaría cuando Will intenta recuperar la custodia de Caesar; es la mujer que opina que Caesar debería  ser encerrado, mientras que Maurice es uno de los más cercanos aliados de César.

César utiliza un haz de leña para explicar a Maurice cómo un mono solo es débil, pero los monos juntos son fuertes. El paquete de palos, o fasces, era un símbolo de autoridad en la antigua Roma, el origen del nombre de César.


Maurice

Karen Konoval

Maurice evans y el Dr. Zaius

Arthur P. Jacobs

Recién presentados los personajes principales, el zoólogo Tyler Labine deja claro que, aunque ambos sean primates, es crucial distinguir entre monos (con cola) y simios (sin cola, con los cerebros más grandes y las extremidades más desarrolladas). A partir de La rebelión de los simios (1972), este matiz de etiqueta será muy importante en la serie.
 El gorila se llama Buck, como el actor Buck Kartalian, que en El Planeta de los Simios interpretó a Julius, uno de los guardianes gorilas que se encargaban de hacerle la vida lo más incómoda posible a Taylor. Volvería a encarnar a otro gorila en Batalla por El Planeta de los Simios, de nombre Frank. También podemos ver a una hembra chimpancé que cruza unas significativas miradas con Caesar, que sugieren que quizás se haya quedado fuera de la mesa de montaje alguna escena romántica entre simios, o quizás un guiño a alguna futura secuela de este remake de secuela-rebooot… La cosa es que el nombre de este chimpancé es Cornelia, como el Dr. Cornelius de Roddy McDowall en la película original. Roddy es el diminutivo de Rodney, y ese es el nombre que recibe el personaje interpretado por James Harris, el otro encargado de mantenimiento de la prisión-albergue de los simios.

Julius
Buck Kartalian
Buck
Cornelius
César y César (Romero)
Roddy MacDowall

Cornelia

Rodney, James Harris

Este lugar recibe el nombre de San Bruno Primat Sactuary, y es un guiño al zoo humano en la película original. De hecho, hay algo en el diseño de su arquitectura que lo evoca. Ya mencionamos anteriormente al otro cuidador o encargado de este santuario, el de carácter menos amable, Landon Dodge (Draco Malfoy hasta que se desencasille, si lo logra). Su uso de la manguera con Caesar es el mismo que hace el gorila Julius con Taylor en El Planeta de los Simios, y también su forma de actuar, despreciando a los simios tanto como Julius despreciaba (o despreciará, claro) a los humanos, torturándolos por diversión y con una fijación especial en el protagonista (Caesar y Taylor respectivamente). Este desagradable personaje muere por la acción de Caesar, pero aunque el guión trate de mostrar una suerte de justicia poética, ya que la causa de la muerte es por electrocución al mezclarse fatídicamente la electricidad del dispositivo con el que castigaba a los simios con el agua de la manguera que utilizaba para el mismo propósito, es imposible que la electricidad que contiene (o produce, perdón por mi ignorancia a este respecto) la batería de uno de esos cacharros pueda causar la muerte por electrocución a un ser humano, por mucha agua que haya de por medio.
Para evitar interceptaciones de la cinta en su envío a los cines que provocasen copias mal llamadas ilegales (de momento, hasta que nos den el SOPApo), los envíos se realizaron con un nombre falso: “Salad” (Ensalada).
Antes de que el director Rupert Wyatt, de muy corta trayectoria, firmara para hacer la película, el estudio consideró ofrecérsela a directores como Kathryn Bigelow o Robert Rodriguez.
Después de muerto, Charlton Heston vuelve a aparecer en una película de El Planeta de los Simios de la franquicia. Protagonizaba la primera, aparecía en la segunda, y en la tercera salía en un flashback (besando a Zira). En el de Tim Burton (que no he visto, itero) aparece en un cameo haciendo de Zaius, y en esta aparece en los televisores de los barracones de los simios, que se encuentran emitiendo “El tormento y el Éxtasis”.
Taylor en El Planeta de los simios
Taylos la palma en la segunda

El beso (uno de los mas famosos del cine) aparece en flashback en la tercera (¿O es un flash forward?)
Charlton Heston como Zaius en la de Tim Burton
Heston en El Tormento u el Extasis
El Tormento y el extasis en El Inicio del planeta de los simios


En ese barracón que les sirve de prisión se dan cita las tres razas de simio que acaparan el protagonismo de la saga original: Los chimpancés, que asumen el rol de científicos, los orangutanes son los políticos y los gorilas (aquí un único gorila) que son la casta guerrera. En este caso se añade una nueva raza, pues Koba, el simio con cicatrices del laboratorio, es un bonobo, una especie de chimpancé enano. Su carácter está basado en el del personaje de la película original Aldo, un gorila que odia profundamente a los humanos. En la realidad, los bonobos no son una especie agresiva, y los machos no son líderes, sino las hembras. Se supone que el carácter de Koba está causado por los experimentos. Precisamente, uno de los simios que en la vida real es más conocido por el estudio y uso por parte de estos animales del leguaje de signos es un bonobo llamado Kanzi, al que se enseñó mediante un tablero de lexigrama, que puede ser visto brevemente en el barracón  de los simios monos y en la sala de Gen-Sys, donde los asistentes de laboratorio están examinando a Koba de la vista. Precisamente, Koba fue  el apodo de José Stalin durante su tiempo como revolucionario en Georgia, que sacó del libro El Parricidio del autor georgiano Alexander Kazbegi.

Koba


Kanzi
También hay referencias a otros simios conocidos por haber participado en estudios científicos. Andy Serkis se basó para interpretar a César en un chimpancé de nombre Oliver. Su camisa roja y pantalón negro, su apariencia y capacidad para firmar se basa en otro chimpancé en la ciencia, Nim Chimpsky, (nombre basado en el lingüista Naom Chomsky),  conocido por los estudios en la Universidad de Columbia del doctor Herbert Terrace que dedicó a un experimento para determinar hasta qué punto era posible la comunicación entre humanos y animales. Este simio nació y murió en cautiverio y existe un documental explicando su triste historia.
Nim Chimpsky

Caesar vestido como Nim Chimpsky
El ser humano comparte el 99.8% de su ADN con otros individuos humanos. Sin embargo con los chimpancés  comparte el 98.4% y con los gorilas el 98.3%, aunque algunos estudios modifican esos porcentajes (incluso situándolos por encima del 99%). Lo que es evidente para los científicos es que los chimpancés (y también los chimpancés enanos o bonobos) son nuestros parientes más cercanos, seguidos de gorilas y un poco más lejos de orangutanes. Comparando chimpancés y gorilas se descubren relativamente grandes diferencias, lo que indica que también nosotros somos el pariente más cercano del chimpancé. Por todo esto, algunos científicos genetistas han pedido que los chimpancés sean reclasificados como especie dentro del género Homo, al que pertenecemos los humanos.  (Dr. José Galindo Gómez, Dpto. de Lenguajes y Ciencias de la Computación de la Universidad de Málaga)
Se puede ver a Caesar haciendo un puzzle en 3D que representa La Estatua de la Libertad, que nos recuerda la escena final de la película original, con Taylor y Nova montando a caballo por la playa justo antes de llegar a la dicha estatua, de la que Caesar solo lleva construida la parte de la cabeza y antorcha... Y de estatua famosa se puede decir que está sacada una pose que adopta Caesar en su celda, totalmente inspirada en “El Pensador” de Rodin.Caesar tambien llega a pronunciar una palabra, de gran significado en la saga original: NO.

El puzzle de la estatua de la libertad. debajop, Caesar dice No!

El compuesto inicial, el ALZ-112 que se administra a los simios para experimentar con ellos sus efectos, les da una coloración verdosa en los ojos que no existe en la naturaleza. Así, a la madre de Caesar le dan el apodo “Ojos Brillantes”. De esta misma manera llamaba la doctora Zira a Taylor en El Planeta de los Simios. Un fallo de guión es el hecho de que descubran con asmbro que la madre de Caesar actúa de la manera en que lo hace para tratar de proteger a su cría, de la que los científicos que están haciendo pruebas médicas no tenían ni idea de su existencia… y no sé qué tipo de pruebas médicas se hacen a una chimpancé si ni siquiera pueden ver que está embarazada…
Ojos Brillantes
Caesar de chiquitín
… y ya que estamos sacando fallos, me sorprendió ver un bosque de secuoyas tan cerca de San Francisco, que hasta se ve el Golden Gate. El lugar se llama Muir Woods y está realmente a 5 kilómetros. Desde allí es imposible ver ni de lejos el Golden Gate por el desnivel del terreno y las diferentes colinas que hay entre ambos puntos.Pero peores cosas hemos visto.
En la película podemos ver por televisión el despegue de la nave Icarus con destino a Marte. Es la misma nave que se estrella en el Planeta de los Simios en la película de Franklin J. Schaffner. Después veremos como unos chicos reparten periódicos con el titular ¨PERDIDOS EN EL ESPACIO¨, en referencia a los astronautas desaparecidos ( Taylor , Landon y Dutch) de la película original. De todas maneras, la forma en que los simios  se apoderan de la Tierra ya no tiene que ver con la saga original. César es un chimpancé nacido en nuestra era en esta película. En la saga original, tambien, pero sus padres eran Cornelius y Zira, venidos del futuro, por lo que su inteligencia le venía "de serie". Claro, que en la saga original no se explica como evolucionan los simios, mientras que en esta se deja claro que es a causa del compuesto, que los convierte en una especie de mutantes víricos.
Recomiendo la película, desde luego.Las discusiones ya vendrán más tarde.




Story board, posters y Concept art





































El logo de Caesar

La ventana del ático donde vive Caesar se convertirá finalmente en el símbolo de la rebelión.




El fenómeno de El Planeta de los Simios

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3 comentarios:

  1. ¡Efectivamente es "Ñaña"!, por alusiones personales...no terminé de leer este reportaje porque después de la pfffff de Burton no pienso dedicar más tiempo a esta saga en venideras revisitaciones...esta bien como está, incluido muñecos qe son magníficos (a pesar de ser los 70).

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  2. Lo bueno (supongo, ya que creo tener la inmensa fortuna de no haberla visto)es que esta se desmarca de la de Burton.

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  3. Bueno, a ver si la encuentro "por ahí" y le damos una oportunidad...

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