La película de la semana (cuando veo película en la semana en curso) (7)

Hay un género que en la literatura nunca ha sido apreciado, aunque tuvo su momento de auge comercialmente hablando, pero al ser publicado siempre en formato de libro de bolsillo baratísimo, nunca ha alcanzado predicamento entre los aficionados a las lecturas serias, que no tengan que esconder lo que leen por miedo y vergüenza a ser identificados como lectores de baja estofa. El del Oeste, o Western. Son esos mismos lectores que muestran orgullosos que leen el último mega bestseller que, sin estar refrendado por la crítica, si lo está por las ventas, y que a pesar de todo les muestra como personas cultas, pues se trata de una novela de las que ahora se llaman históricas, solo porque su argumento toma como referencia la oscura edad media o algo relacionado con templarios o, apurando más aún, algún suceso acaecido en la antigüedad más clásica. Una novela que transcurra en el viejo oeste, o en el siglo XIX  tomando como referencia argumental cualquier episodio acaecido durante la expansión de las fronteras norteamericanas tras la compra de Louisiana por parte de Thomas Jefferson en 1803, está condenada automáticamente a ser despreciada por cualquier lector timorato. 


A decir verdad, seguramente la “culpa” la tienen aquellos librillos escritos en una noche por escritores como Marcial Lafuente, Estefanía, la versión española del pulp norteamericano, también “culpable” de este encasillamiento de la literatura del oeste como género literario menos que menor. Y seguramente no les falte razón, pero mi inexperiencia como lector de ese género me impide profundizar en este aspecto. Supongo que el origen del encasillamiento del género Western en el ámbito de la literatura barata está en aquellos cuadernillos que los cronistas y cuentistas de la época publicaban narrando de forma fantástica y exagerada las hazañas de los personajes que habitaban aquella frontera en expansión, todos los pioneros, cuatreros, sheriffs, pistoleros…


Pero en un país tan joven, que carecía de El Ramaiana, el Cantar del Mío Cid, las Leyendas Artúricas, El Anillo de los Nibelungos, La Ilíada o La Chanson de Roldan, ese era el medio de ir creando su propia mitología. Y como dijo John Ford, Estamos en el oeste, señor; y aquí, cuando los hechos se convierten en leyenda, hay que publicar la leyenda.(Bueno, lo dijo Carleton Young interpretando a Maxwell Scott, dirigiéndose al senador Ramson Stoddard interpretado por James Stewart, pronunciando las palabras escritas por James Warner Bellah,Willis Goldbeck y Dorothy M. Johnson sobre la historia corta de la última, y dirigido por John Ford en El hombre que mató a Liberty Valance)

Charles McColl Portis nació el día de los Santos Inocentes en El Dorado, Arkansas, en 1933. Y eso de nacer en El Dorado ya le predispuso a escribir novelas de este género (no le predispuso, me lo he inventado, pero está claro que eso de nacer en El Dorado…) En España sólo se ha publicado su segunda novela, en 5 ediciones, todas ellas “de bolsillo”. Las cuatro primeras coinciden con el estreno de la primera película que se rodó basada en esa novela. La quinta, con la segunda que se ha rodado. La novela en cuestión es “Valor de Ley”. Lo que nos lleva a que la película, en este caso, películas, de las que voy a hablar, son las homónimas.
Y es que en esta intermitente sección hablo de las películas que he visto, y aunque la de los Hermanos Coen la vi ya hace unas semanas, hasta hace poco no he podido revisar la clásica de Henry Hathaway. De acuerdo. Vayamos por partes.
En la época del salvaje Oeste, los Marshal eran funcionarios judiciales. Hasta 1865 tuvieron a su cargo realizar el censo poblacional cada 10 años. Antes de la guerra civil (1850-1861) tenían la función de atrapar a los esclavos fugitivos y devolverlos con sus dueños. Durante el conflicto confiscaron las propiedades usadas como sostén de la causa de los Estados Confederados de América. Otra misión era la de perseguir espías. En los siguientes años tuvieron un rol importante en la expansión del oeste estadounidense. Entre los nombres representativos de la época se encuentran Seth Bullock, Wyatt Earp, Bat Masterson, Tom Smith, etc.






En algunos estados, como Connecticut, la palabra marshal se utiliza en lugar de sheriff. Pero el Sheriff es el responsable normalmente de las funciones policiales. En algunos condados el departamento del sheriff es la primera agencia policial; en otros hay policía municipal en cada municipio. Era común que se eligiera mediante votación (ya fuera popular o de los poderes del pueblo). Sheriff y Comisario en este caso es lo mismo, luego estaba el ayudante del sheriff (Deputy), elegido (contratado) por el mismo.


Y también había instituciones como Los Rangers de Texas.  Estos se reunieron en asamblea en la víspera de la Revolución de Texas realizada por el pionero y colonizador Stephen F. Austin para proteger a los habitantes de los ataques comanches y apaches. El primer grupo de los Rangers de Austin data de 1823, y sólo contaba con diez miembros. En 1835, cuando su condición ya fue considerada oficial, los rangers tenían tres compañías equipadas de 100 hombres. Su arma característica era el revólver de seis tiros. También utilizaban rifles, lazos y cuchillos curvos, y pronto comenzaron a adiestrarse en rastreo y lucha. De ellos se decía que “cabalgaban como los mexicanos, disparaban como los hombres de Tennessee y peleaban como el mismísimo diablo”.



En esta película veremos en acción a un Marshal y a un Ranger de Texas. ¿En qué película? En las dos, puesto que las dos se basan en el mismo libro, y la de los Coen no es un remake de la de Hathaway, como han repetido hasta la saciedad los hermanos cineastas. Se les puede creer o no, pero la sombra que ejerce el clásico es muy alargada.

Título original: True Grit
Año: 1969
Director: Henry Hathaway
Reparto: John Wayne, Glen Campbell, Kim Darby, Jeremy Slate, Jeff Corey, Robert Duvall, Dennis Hopper, Strother Martin
Producción:
Hal B. Wallis
Guión: Marguerite Roberts, basado en la novela de Charles Portis
Música: Elmer Bernstein
Fotografía: Lucien Ballard
Montaje: Warren Low
Productora: Paramount Pictures
John Wayne ganó el Oscar al mejor actor por esta película, en lo que puede ser considerado un acto de homenaje a toda una carrera. "Si lo hubiese sabido me habría puesto el parche 35 años antes", dijo al recoger la estatuilla dorada (toma topicazo).  No es que la interpretación no se mereciera el Oscar, pero las tiene mejores. También ganó el Globo de Oro y el Golden Laurel. Eso sí, el personaje lo borda. ¿Qué personaje?  Reuben J. Rooster Cogburn.


El Marshall Rooster Cogburn, tuerto y bebedor, es contratado por una muchacha, Mattie Ross (Kim Darby), para matar a Tom Chaney (Jeff Corey), que había asesinado a su padre. Cogburn tiene que cargar con la compañía de la muchacha y del agente de los Rangers de Texas La Boeuf (Glen Campbell), que también busca al fugitivo Chaney.
Tras una breve presentación de la familia Ross (y de lo poco que le gusta a Mattie el tal Tom Chaney, al que su padre da trabajo y cobijo), Hathaway va directamente al grano y nos muestra una partida de póker de la  que es sacado un ebrio Chaney por su jefe, Frank Ross. Este se rebela contra su rescatador y le dispara, huyendo con el dinero, unas monedas de oro “de la suerte” y el caballo de su traicionado patrón.

Seguidamente ya tenemos a Mattie Ross  llegando al pueblo en el que su padre ha sido asesinado, Fort Smith, en compañía de un empleado de color encargado por su madre para no quitarle el ojo de encima. Fort Smith (actualmente la segunda ciudad más grande del estado de Arkansas) se encuentra  lleno de gente ya que se va a celebrar una triple ejecución mediante el método del ahorcamiento. Fort Smith era entonces la última frontera de territorio civilizado, pues más allá está el Territorio Indio (lo que hoy en día es Oklahoma), donde muchos forajidos y desperados huyen de la justicia. Para eso tenemos a Rooster Cogburn, que con métodos nada ortodoxos y si violentos y contundentes, pero eficaces, llega a Fort Smith con una remesa de prisioneros. Mattie, que ha presenciado la ejecución, previamente informada de que Rooster es el más implacable de los Marshall, se dirige a él para contratar sus servicios en la captura de Chaney, pero antes, el Marshall tiene que testificar en el juicio de uno de los bandidos capturados. Allí es cuestionado en sus métodos por el abogado, al que contesta franca y rudamente, ya que le acusa de haber matado a 23 hombres en cuatro años. Rooster contesta que en ocho años han sido 60, todos ellos en legítima defensa o por impedirles huir de la justicia, en cumplimiento de su deber. A la salida del juicio, Mattie se dirige a él, pero rehúsa. Viendo que hay dinero de por medio, la emplaza a un encuentro en la trastienda de un dry-goods store chino (justo, casi lo que hoy conocemos en España como “Los Chinos”, versión Far West). Rooster vive allí en compañía del dueño de la tienda, Chen Lee, y un perezoso gato rubio que atiende (o no, que los gatos son caprichosos en extremo) al nombre de General Sterling Price (un general confederado en la realidad).

Mattie medio convence a Rooster, pero ha de pagarle 100$, 25 por adelantado, 25 al iniciar la búsqueda y 50 al finalizar el trabajo. Mattie se dispone a recaudar el dinero cerrando tratos con el empresario que negoció previamente con su difunto padre, al que marea en extremo con hábiles dotes negociadoras. Pasa la noche en la pensión en la que pernoctó su padre, pero al estar el pueblo altamente ocupado por las ejecuciones ha de compartir cama con una anciana que ni pestañea. Esa noche mostrará por vez primera debilidad al reencontrarse con las pertenencias de su padre. En la pensión verá por vez primera a La Boeuf, aunque no le cae en gracia. Al día siguiente acude a la trastienda de Chen Lee para cerrar el trato con Rooster y este acepta al ver el dinero, en plena resaca, por lo que la emplaza al día siguiente para darle el resto del dinero. Ella le comunica que le acompañará en el viaje, cosa que a Rooster no le gusta en absoluto, negándose e iniciando una discusión en la que Mattie impone sus condiciones. De vuelta  a la pensión, tras  recomprar por 10$ un pony vendido por 15$ al mismo empresario, Mattie tiene unas palabras con La Boeuf, que resulta estar tras la pista de Chaney.




Al día siguiente Mattie va a la trastienda, encontrándose a Rooster en compañía de La Boeuf, y renegociando el trato. Tras discusiones y requiebros, Rooster y La Boeuf parten, llegando a la barcaza que cruza el río que separa el territorio civilizado del inhóspito. Allí les alcanza Mattie, pero la dejan atrás diciendo a uno de los empleados de la barcaza que hay una recompensa por la muchacha. Esta es apresada, pero huye. No obstante, no llega a tiempo a la barcaza. Esto no es obstáculo para Mattie, que cabalga al pony Little Blackie y cruza el río a nado, impresionando a Rooster y causando pesar en La Boeuf que, indignado por la actitud de la pequeña, la azota sobre sus rodillas utilizando una mata seca.
Hasta aquí tendríamos la primera parte de la película, presentando los personajes, la situación, sus actitudes. Aquí hacemos una parada momentánea para presentar: 



Título Original: "True Grit".
País y Año: EE.UU. - 2010
Dirección: Joel Coen. Ethan Coen.
Guión: Joel Coen. Ethan Coen basado en la novela de Charles Portis.
Reparto: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Hailee Steinfeld, Barry Pepper, Domhnall Gleeson, Elizabeth Marvel, Ed Corbin, Nicholas Sadler, Dakin Matthews
Fotografía: Roger Deakins. .
Música: Carter Burwell. .
Producción: Joel Coen. Ethan Coen. Steven Spielberg.
Ahora, juguemos al juego de las diferencias. En la versión de los Cohen pasamos directamente a la llegada de Mattie con voz en off, en compañía del empleado de color, esta vez un niño. Se nos dice que estamos a punto de ver un viaje en compañía de todo un personaje, y una historia increíble pero real: “La gente no cree que una joven pueda abandonar su hogar y salir en pleno invierno a vengar la muerte de su padre. Pero ocurrió.”



Mientras que Hathaway y el Technicolor nos muestran un Fort Smith más colorido, el de los Coen es gris y decadente. Hathaway tiene un tono más esperanzador, Mattie es más decidida y rezuma optimismo dentro del duelo con el que carga. La Mattie de los Coen parece más resignada y lleva su misión como una carga, pero es igualmente resuelta. Y ambas son negociadoras implacables. Los Coen muestran una cara más amarga y desmitificadora del Far West. Hathaway nos muestra a John Wayne.
Rooster versión John Wayne es un viejo borracho, pero conserva un pequeño rastro de lo que fue y podría volver a ser; el Rooster de Jeff Bridges está prácticamente acabado y parece que es peligroso encender una cerilla en presencia de tanto alcohol; el Cogburn de Bridges está más amargado y el de Wayne más pasado de la vida. Ambos son geniales;  Wayne en su primer papel de antihéroe crepuscular, lleva el peso de ser el mayor mito del cine del Oeste, Jeff Bridges como el nuevo actor, mítico de nuevo cuño, en el que se ha convertido desde hace tiempo.




La Boeuf está interpretado en la versión de Hathaway por el cantante country Glen Campbell, en la línea de la época de jóvenes coprotagonistas interpretados por músicos de (relativo) éxito, en espera de captar al público femenino como ya ocurriera con Ricky Nelson en Rio Bravo. En la de los Coen el papel es para Matt Damon, más actor (o realmente actor) que Nelson. En ambos casos, La Boeuf resulta ser un personaje en principio presumido que parece querer abarcar más de lo que puede.
Otra gran diferencia entre ambas cintas. Todo el argumento narrado hasta este momento pasa rápida y ágilmente, tanto en diálogos como en resolución narrativa en el caso de Henry Hathaway. En el de los Coen, y es una apreciación personal, se hace aburrido. Y eso que no cuenta el asesinato ni presenta a los Ross.











El viaje. A eso vamos. Y el viaje en ambas películas es magistral, una obra de arte. Una en Technicolor y otra con tintes grises y sabios contraluces. Y también hay diferencias.

La película es un viaje, y como todo viaje supone cambios, que se van a ir mostrando en los distintos personajes. Aunque nos vamos a encontrar algunas diferencias, como iremos viendo. Para Mattie, el viaje es iniciático, más para la Mattie moderna que para la interpretada por Kim Darby, aunque ambas tienen en común la herencia que le deben a otras historias de personaje infantil en compañía de un rudo adulto al que llegarán a apreciar tras despreciar. A Jim Hawkins, sin ir más lejos, cuyo adulto buscando La Isla del Tesoro era nada menos que Long John Silver.








Nos habíamos detenido en el momento en que La Boeuf azotaba a Mattie. Esto ocurre en ambas películas. La reacción de Rooster es diferente. Parece divertido en inicio, pero algo se está despertando en su interior hacia la niña. En la de Hathaway conmina a La Boeuf a dejar de azotarla, pero en la de los Coen lo hace con más vehemencia y le aparta del viaje. Entonces continúa el camino, en una los tres, los dos en la más moderna. Durante ese viaje se van desarrollando los vínculos entre el viejo alguacil y la muchacha. En la más moderna, Cogburn no para de hablar, contando sus hazañas a Mattie, mientras que en la de Hathaway la conversación ocurre durante una noche. En ambos casos descubrimos que el Marshal perdió el ojo durante la Guerra de Secesión y que sirvió a las órdenes de Quantrill. El asunto Quantrill será motivo de fricción con el Ranger en más de una ocasión.
La película de los Coen, más sombría, nos muestra un paisaje hostil, el encuentro con un ahorcado cuyo cuerpo ceden a un viejo indio, la indignación de Cogburn con unos niños a los que ve maltratar a una mula… Hathaway nos muestra un entorno más amable. Una vez más, en Technicolor.
El personaje de Tom Chaney en la versión de Hathaway está interpretado por Jeff Corey, y en la de los Coen, por Josh Brolin. Jeff Corey nos presenta un Tom Chaney más anciano, pero también más peligroso y amenazador .Brolin, por su parte, parece un Chaney más simple, casi entrañable en su ignorancia. En ambos casos, a pesar de ser un papel muy corto, los dos actores hacen una interpretación excelente. Ned Pepper está interpretado en la versión Hathaway por Robert Duvall, y en la versión Coen por Barry Pepper. En ambos casos, el forajido no parece el típico malo, más bien un tipo víctima de las circunstancias, al que si la vida le hubiera tratado mejor, sería también mejor persona.




No seguiré contando la película, o películas, claro.  Hay que verlas. Ambas a su manera son grandísimos filmes bajo el punto de vista de este que tantas palabras escribe, pero es que vuestro humilde anfitrión en este blojjj ha estado siempre fascinado por el que es el género cinematográfico por excelencia. Si obviamos esa fascinación, la película de los Coen flojea un pelín al principio pero acaba cogiendo fuerza; mucha fuerza. Mattie, y Rooster son extraordinarios, gracias a una chiquilla con talento llamada Hailee Steinfeld y a un cada vez más mitológico Jeff Bridges, que aparte de proveer al personaje de una poderosa presencia, le dota de unos matices en la voz que, de no existir previamente John Wayne, quedaría como el Rooster Cogburn definitivo. Y es que el Duke era mucho Duke. En cuanto a Matt Damon compone un La Boeuf que es tan estúpido y buena gente como recto y educado. Y la fugaz aparición de Josh Brolin es antológica.
Tanto la fotografía como la música son prodigiosas y cumplen su función a las mil maravillas. Te das cuenta de cuánto aportan a un film,  pues el mismo diálogo dicho por Bridges tiene un matiz amargo y el dicho por Wayne es crepuscular pero con toques heroicos.

Carter Burwell hace un trabajo impresionante en la cinta de los Coen, mientras que en la de Hathaway… A ver quien le pone peros a Elmer Bernstein, autor de múltiples músicas épicas para el western, incluida la famosísima banda sonora de Los Siete Magníficos, la más popular de todas. Yo, desde luego, no.
Roger Deakins da un tono gris azulado a la versión moderna que acentúa mas la crudeza de la película, mientras que el Technicolor con el que filma Lucien Ballard es grandilocuente, amplio y legendario.
La escena del tiroteo en el refugio me parece superior en la versión moderna. Pero la más mítica de las escenas sigue siendo para el más mítico de los actores. La cabalgada de Rooster cogiendo las riendas con los dientes sigue siendo para John Wayne. Y es que el Duke hacía aquello de recargar la recámara del Winchester girándolo… Y encima era John Wayne…
En 1975 se rodó otra aventura de Rooster Cogburn, tamnién encarnado por John Wayne: “El rifle y la Biblia”, en la que la niña es sustituida  en este caso por una soterona bastante madura pero igual de cabezota interpretada por Katherine Hepburn. También se hizo un film para TV en 1978 en el que Rooster fue interpretado por Warren Oates, pero de este no tengo ni el gusto ni el disgusto.




En fin. Un clásico para revisar y una película que el tiempo dirá, pero que merece mucho la pena. Pero lo que me recuerda a Sin Perdón la condenada…



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