Antología de Peñarroyismos (7)


Reverso de la portada sel Super Mortadelo nº 79, comparte página con Ibáñez y Gossett

Esos anuncios de los tebeos... (1)

Como curiosidad, he elegido estos anuncios que resultan escalofriantes...
El grueso de este post consistirá en varias imágenes de una de las "mascotas" más horripilantes que haya tenido la desgracia de encontrar. Aunque tiene su aquel. Se trata de:

KITIN, de CHOCOLATES NOGUEROLES

Chocolates Nogueroles era una empresa fundada en 1843 en Villajoyosa, aunque luego se trasladó a Gandía en 1910. Actualmente, según la tienda especializada en venta de chocolates por marcas Mon Chocolat, lo fabrica
Herranz de Pedro, SA, empresa especializada ubicada en la ciudad de Ávila.
La primera campaña publicitaria de España la llevó a cabo Chocolates Matías López, que encargó al litógrafo Francisco Ortego Vereda los carteles.


Los señores de Nogueroles (pues ese era su apellido) decidieron seguir el ejemplo al ver como aumentaba las ventas esa cosa de la publicidad. Supongo que en un principio creyeron (y bien) que el fútbol era un buen reclamo.
Pero... ¿A quien se le ocurrió la idea de tener una mascota, una imagen con la que identificar la marca? La idea en si era buena. Pero jamás debieron encargar el desarrollo de la misma a cualquier hijo de alguien, que "tenía buena mano para el dibujo", pues luego pasa lo que pasa...


Así es. Este horripilante ser es Kitín, la "imagen" de los Chocolates Nogueroles. esta era la portadilla de un tebeíto promocional. A continuación, parte de su contenido:




Lo peor de todo es que, en la primera imagen, en lo que se supone que es la contraportada, se puede advertir que va firmada. Eso si, parece un pseudónimo.
Otro ejemplo del espantoso Kitín:

Como no podía ser de otra manera, la casa también se servía de merchandising: Album de cromos, pins (entonces se llamaban broches o insignias), figuritas...



Afortunadamente la figurita no era de Kitín. Sólo hubiera faltado tenerle en tres dimensiones.
Actualmente hay un grupo de facebook fan de Chocolates Nogueroles. Entonces, lo que se estilaba era ser socio de un club vinculado a la marca. Así es, El Club Kitín. Podemos ver el reverso de un carnet de Socio de Honor, reservándonos el publicar el reverso, ya que viene la foto y nombre de un, por entonces, niño. Esto está disponible en la red, el propietario sabrá lo que hace, pero aquí no nos vamos a entrometer con su privacidad.

El avestruz que cabalga Kitín ha de estar drogada como poco, pues no se puede sonreir teniendo en la grupa a ese engendro...
Y pasó lo que tenía que pasar. Kitín se anunció también en los tebeos. Los destinatarios del chocolate eran principalmente los niños. Los niños leían tebeos. Ergo...


Desconozco quien es el dibujante, y la firma es ilegible. El siguiente no va firmado, pero se publicó en el Tio vivo nº 57:
Pero, como he dicho, está publicado en el Tio Vivo. El Tio Vivo era de la editorial Bruguera. El señor Nogueroles quería lo mejor para su producto. Quería a autores que aportaran su popularidad a la marca. Pero eso si: Kitín tenía que aparecer por narices. Así que en año 1962, un nuevo personaje se añadió a la larga lista de los dibujados por...

Efectivamente. Manuel Vázquez. Esta tira se publicó en el Tio Vivo nº 72.(Segunda época) La siguiente en el nº 77:


Resulta chocante ver a los personajes con imagen vazquiana convivir con el inquietante Kitín. No se si para suavizar tan horripilante visión, se le añadió la coletilla "el amigo de los niños" en la siguiente página. No fuera que los padres pensaran que sus vástagos estaban leyendo tebeos de miedo.

Tambien por esta razón, el feo Kitín escribió a los maestros españoles una carta en la que se les informaba de un certamen al que podían apuntarse sus inocnetes alumnos:





Y tras este intermedio, hacer un anuncio (bastante apropiada la expresión en este caso). Se trata de un acontecimiento histórico, y una de las pocas veces documentadas en que dos de los mayores genios del a historieta humorística española dibujaron historietas del mismo personaje. Kitín (redoble de tambor), también fué dibujado por Francisco Ibáñez:





Publicadas originalmente (y respectivamente) en el DDT nº 572 y el Pulgarcito nº 1617, vemos como Ibáñez trató de dar un aspecto mas...ibañezco al abominable personaje, quedándose este en una mezcal de Sacarino inexresivo y sin gracia y...Kitín. Ibáñez lo intentó, luego vino Vázquez, que renunció a vazqueizar al atroz Kitín, pues ni siquiera intentó darle gracia al asunto.
Ni que decir tiene que esta campaña duró muy poco y se puede considerar fallida.
No tuve la suerte de probar los Nogueroles de entonces. Soy un tipo goloso y seguramente me hubiera encantado. Hay muchos testimonios nostálgicos de lo rico que estaba aquel chocolate que, a fín de  cuentas, era fabricado en la "meca" de los dulces en España. Y como decía el anuncio...


...Ellos son sinceros. si recuerdas un sabor de tu niñez por bueno, bueno tendría que ser a la fuerza. Por cierto, que el condenado Kitín se colaba aquí también, afortunadamente mucho más pequeño.
Acabamos este homenaje a los Nogueroles y este desdoro a Kitín con el anuncio televisivo:


Y curiosamente, animado tiene un pase y todo.

Termino el post con propina.Se trata de una simpática familia compuesta por padre, madre e hja, que atienden al nombre de "La Familia Feliz". E igual hicieron felices a más de dos niñas. Pero personalemte, estos dos anuncios de Congost con estos muñecos me dan muchísima grima. La familia feliz es una familia Zombie, o está poseída por algún diablo maléfico. ¡Qué ojos!


La película de la semana (cuando veo película en la semana en curso)

THE MECHANIC (2010)


En 1972, Michael Winner dirigió a Charles Bronson en la película que conocimos en España como “Fríamente, sin motivos personales”, titulada originalmente “The Mechanic”. Entonces, a los distribuidores debió parecerles poco atractivo traducir el título, pues debieron de pensar que el público no estaría interesado en la vida de un mecánico, con su mono azul lleno de grasa. Salvo que el epíteto “mecánico” de aquella película era el eufemismo que se utilizaba para llamar a un hit-man, un asesino a sueldo. El inexpresivo Bronson, con su rostro cincelado, protagonizó una serie de películas de bajo presupuesto con la misma mecánica, como la saga Death Wish (El justiciero de la ciudad, 1974), que tuvo su continuación en los años 80 con Yo soy la Justicia, El justiciero de la noche, Yo soy la justicia II (que eran DW 2, 3 y 4 respectivamente) hasta el 93 con Death Wish V, The face of Death. Y bastantes mas, contando con el mismo director con el que formó un tándem que no pasará a la historia como el formado por Ford-Wayne o Wilder-Lemmon, pero que ahí está.
Luego se murió el pétreo actor de acción, en Agosto de 2003 a la edad de 78 años, dejándonos un legado de violentos thrillers de serie B que fueron carne de videoclub y carnaza para desfogue de críticos cínicos (o sea, de cine).


Actualmente, tras la desaparición bajo kilos de grasa, responsabilidades políticas, autoparodias o simplemente los años de los héroes de acción de los 90 y primeros años del siglo XXI, el action man por excelencia del cine actual, Jason Statham, protagoniza el remake de aquella película, sin motivos personales, a la que, en esta ocasión, los distribuidores han decidido no retitular ni traducir, dejando el título tal cual, pensando lo cool que quedan los títulos en inglés, y sabiendo que la sola imagen del alopécico londinense, pistola en mano, bastará para que se acuda en masa a ver la cinta. Claro, que en estos tiempos, las películas ya no son cintas, ni tampoco se acude en masa.
Igual que en la cinta (esta vez sí) de 1972, Arthur Bishop (Statham) es un mecánico, un asesino a sueldo muy efectivo, que toma bajo tutela a un joven aprendiz, creyéndose obligado moralmente a ello. Ben Foster, al que personalmente descubrí en Me llamo Earl como Glenn (Un pipiolo boy-scout al que las perrerías de Earl convierten en un violento criminal compulsivo) en el capítulo doble Me llamo recluso, encarna a Steve McKenna, el pupilo de Bishop, hijo de Harry McKenna (interpretado por Donald Sutherland). La película la dirige Simon West, cuya carrera ha transcurrido casi por completo en TV, con la excepción de la primera adaptación de Tomb Rider, o Con Air, por citar alguna que pueda sonarnos de algo.


 
Statham, que desde Lock, Stock and two smoking barrels y, sobre todo, la magnífica Snatch, cerdos y diamantes(o el perfeccionamiento de la primera por parte de Guy Ritchie, al que aparte de conocérsele por películas de este tipo-Revolver, también con Statham, Rockanrolla- tiene la cruz encima de ser una de la ex parejas, exmarido en este caso, de Madonna) no ha parado de saltar, disparar y hacerse con un nombre dentro de la élite del cine de acción. Aparte de las sagas de Crank o The Transporter, este no es el primer remake en el que participa, siendo los otros el de The Italian Job (y que el muxhaxho le perdone) interpretando a Handsome Rob;  el de La Pantera Rosa (haciendo un cameo), o el de Death Race, haciendo el papel de Jensen Ames, que equivaldría al que interpretó (permítaseme la licencia) Silvester Stallone en La carrera de la muerte del año 2000, con el sonoro nombre de Machine Gun Joe Viterbo.
Antes de The Mechanic, Statham intervino en rol protagonista en Los Mercenarios, junto a míticos héroes de acción y actores relaccionados con este tipo de filmes como Sylvester Stallone, Jet Li, Dolph Lundgren (Ivan Drago, el boxeador ruso de Rocky V), Eric Roberts (Si, el hermano de la Julia), Charisma Carpenter (La Cordelia de Buffy y Angel) o Mickey Rourke. En la película hacen cameos  Arnold Swarzenegger y Bruce Willis… Posiblemente la vea en mi próxima crisis de tipo “no me apetece pensar, sólo quiero ver circo”.

 
¿Qué me ha parecido la película? Una hamburguesa. Esto es, está rica, se deglute rápidamente y no deja recuerdos perdurables. Se puede pasar un buen rato, hay tiros y explosiones, acción previsible y espectacular, y no deja ningún poso. Statham, como en Crank o The Transporter, despliega una mascletá de acrobacias con la pistola y diversas armas que queda diluída por el montaje, llevándose la parte del león Ben Foster, precisamente por no ser el protagonista principal, menos cuidado, y por ende, menos diluído. Montaje fallido, entonces.
En definitiva, que la película no es para pensar, sino para caer en estado catatónico y olvidarse del mundo real hasta que acaba. ¿Qué más se le puede pedir?